lunes, 27 de diciembre de 2021

EN "LOS ESCRITOS DE URANTIA" NO SE HAN FEMINIZADO A ÁNGELES, SERAFINES...Y UN LARGO ETCÉTERA. MI EXPLICACIÓN

 




Aunque respeto la opción de la nueva traducción de El libro de Urantia, a pesar de que hable de sus incoherencias, en mi traducción de Los escritos de Urantia, anterior a este, no los feminizo. Me parece que esto rompe con las reglas de la lengua española, que adjunto aquí, y no aporta nada sino que confunde porque son tantos los casos dudosos. Parece que los traductores/revisores se han implicado más en una cuestión social de género que lingüística. 

Ejemplo:

 38:5.1 (420.6) Los serafines pasan su primer milenio sirviendo como observadores sin nombramiento en Lugar de Salvación y en sus mundos escuela. El segundo milenio están en los mundos seráficos de la vía circulatoria de Lugar de Salvación. Su escuela central de formación está en este momento presidida por los primeros cien mil serafines de Nebadón y, a la cabeza, está el ángel primigenio o primogénito de este universo local. Un colectivo de mil serafines provenientes de Avalón formó al primer grupo de serafines que se creó en Nebadón; posteriormente, nuestros ángeles recibieron instrucción de parte de sus propios compañeros de mayor rango. Los melquisedecs también desempeñan un papel esencial en la educación y formación de todos los ángeles del universo local: los serafines, los querubines y los sanobines.

Aquí se describe parte de mi base gramatical para no hacerlo:

https://www.fundeu.es/lenguaje-inclusivo/masculinogenerico.html

Se reconoce a los individuos de una clase sin distinción de sexo. No es eso lo que leemos en Los escritos;

38:4.3 (420.4) Los serafines no son ni masculinos ni femeninos como lo son los hijos materiales y las razas mortales, sino negativos y positivos. En la mayoría de las tareas que se les encargan, se requieren dos ángeles para realizarla. Cuando no permanecen conectados entre sí, pueden trabajar solos; tampoco necesitan a su ser complementario cuando están estacionarios. Por lo común, conservan a sus seres complementarios primigenios, pero no forzosamente. La funcionalidad, y no la emoción de carácter sexual, es la que los impulsa mayormente a vincularse, aunque sean sumamente personales y verdaderamente afectuosos.

Veamos estas reglas.   


De acuerdo con el precepto académico, «los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos». Gramática, RAE, 2009.

Sucede en cada vez más foros que las mujeres son una mayoría. Esto pasa no solo en reuniones y encuentros profesionales de muy diversa índole, sino también, por ejemplo, en el deporte femenino, que cada vez cuenta con más presencia en los medios, o en la composición de los distintos Gobiernos. Muchos hablantes sienten que, para recoger convenientemente este hecho, el llamado masculino genérico se queda corto. Esto es, que ante una mayoría, por ejemplo, de ministras lo más adecuado sería hablar de las ministras del Gobierno, englobando con esta denominación a hombres y mujeres, en lugar de hacerlo al revés.

La postura académica es clara a este respecto: en español el masculino es el género no marcado.

En gramática un elemento no marcado es:

  • el de sentido más general;
  • el de distribución más amplia;
  • el que se recupera por defecto cuando no hay morfemas específicos.

La Gramática explica que «los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos», como en El león es un animal cuyo hábitat hay que proteger. Por eso, el servicio de consultas de la RAE explica que «los alumnos», en masculino, «es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones».

La última Gramática académica ofrece principalmente dos motivos en defensa de este masculino genérico:

  • La economía lingüística: se considera que las alternativas, como desdoblar cada apelación en dos géneros, son un circunloquio innecesario la mayor parte de las veces.
  • La concordancia gramatical: ante soluciones como el desdoblamiento sistemático, pasaría a ser mucho más complicada.

Sin embargo, más allá de recurrir siempre al desdoblamiento, algunas voces piden que, si se habla, por ejemplo, ante un auditorio con una mayoría de mujeres, se apele a él en femenino, haciendo de este género el no marcado; pero esta propuesta tiene el problema de que puede acabar obligando al orador a llevar un recuento del número exacto de los hombres y mujeres presentes, y no parece por tanto una solución muy práctica.

Lo cierto es que, en determinados contextos, algunos hablantes usan de forma esporádica el femenino genérico: el año pasado, los medios se hacían eco de las palabras del entrenador de la selección femenina de baloncesto. Sus «jugamos contentas, jugamos tranquilas» causaban asombro en los medios: un hombre se incluye en un femenino genérico en una muestra de habla tan espontánea como la de un seleccionador hablando a sus jugadoras. Preguntado por ese femenino, respondía con una lógica que para él era aplastante: «¡Pero si son todo mujeres y el único hombre soy yo, que ni siquiera juego!».

En la Fundéu creemos que esos son los detonantes que empiezan a impulsar un cambio gramatical en una lengua (más lentos, más complicados de alcanzar que cualquier cambio ortográfico o léxico). Cuando estos usos se generalicen, cuando la mayoría de los hablantes en su día a día, con naturalidad, entiendan que el femenino es más adecuado que el masculino en algunas situaciones y lo empleen así, estaremos ante un fenómeno mayoritario; este uso del femenino será un consenso tácito en la mente de los hablantes. Y entonces la Gramática académica, notaria de la lengua, previsiblemente registrará que el masculino ya no es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto.

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Respuesta de la Real Academia Española a la consulta sobre el uso de "los alumnos y las alumnas" en lugar de "los alumnos":


Si lo que usted persigue es economizar palabras en el discurso, obviamente, la mejor forma de hacerlo en el caso que nos plantea, sería prescindir de uno de los elementos (las alumnas), pues su presencia es pleonástica e innecesaria, dado que el masculino plural (los alumnos), sirviendo como genérico, ya incluiría en sí mismo a las alumnas.

En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía.

Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con ropas de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas).

Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas.

A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos:

«Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96).

Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo -y debió- decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros.

Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto es necesaria la mención explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas.


Reciba un cordial saludo.
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Departamento de Español al día
RAE

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