162:6.1 (1795.5) El
último día, el gran día de la fiesta, cuando la procesión proveniente del
estanque de Siloé pasó a través de los patios del templo, e inmediatamente
después de que los sacerdotes echaron el agua y el vino en el altar, Jesús, de
pie entre los peregrinos, dijo: “El que tenga sed, que acuda a mí y beba. Del
Padre en lo alto traigo a este mundo el agua viva. El que cree en mí se llenará
del espíritu que ESTE AGUA representa, porque aun las Escrituras han dicho: ‘de
él fluirán ríos de agua viva’. Cuando el Hijo del Hombre haya completado su
obra en la tierra, se derramará sobre toda la carne el Espíritu vivo de la
Verdad. Los que reciban este espíritu jamás tendrán sed espiritual”.
(1795.5) 162:6.1 El último
día, el gran día de la fiesta, después de que la procesión del estanque de
Siloé pasara por los patios del templo, e inmediatamente después de que los
sacerdotes hubieran vertido el agua y el vino en el altar, Jesús, que se
hallaba entre los peregrinos, dijo: «Si alguien tiene sed, que acuda a mí y
beba. Traigo a este mundo el agua de la vida que procede del Padre que está en
lo alto. El que cree en mí se llenará con el espíritu que este agua representa,
porque incluso las Escrituras han dicho: ‘De él manarán ríos de agua viva`.
Cuando el Hijo del Hombre haya terminado su obra en la Tierra, el Espíritu
viviente de la Verdad será derramado sobre todo el género humano. Los que
reciban este espíritu no conocerán nunca la sed espiritual.»
Sino “esta agua”.
El agua, esta agua, mucha agua
El sustantivo agua es
de género femenino, pero tiene la particularidad de comenzar por /a/ tónica (la
vocal tónica de una palabra es aquella en la que recae el acento de intensidad:
[água]). Por razones de fonética histórica, este tipo de palabras seleccionan
en singular la forma el del artículo, en lugar de
la forma femenina normal la. Esta regla solo opera
cuando el artículo antecede inmediatamente al sustantivo, de ahí que digamos el
agua, el área, el hacha; pero, si entre el artículo y el
sustantivo se interpone otra palabra, la regla queda sin efecto, de ahí que
digamos la misma agua, la extensa área, la afilada
hacha. Puesto que estas palabras son femeninas, los adjetivos
deben concordar siempre en femenino: el agua clara, el área extensa,
el hacha afilada (y no el
agua claro, el
área extenso, el
hacha afilado).
Por su parte, el indefinido una toma
generalmente la forma un cuando antecede
inmediatamente a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica: un
área, un hacha, un águila (si bien no es incorrecto, aunque sí
poco frecuente, utilizar la forma plena una: una área, una hacha, una
águila). Asimismo, los indefinidos alguna y ninguna pueden
adoptar en estos casos las formas apocopadas (algún alma, ningún alma)
o mantener las formas plenas (alguna alma, ninguna alma).
Al tratarse de sustantivos
femeninos, con los demostrativos este, ese, aquel o con
cualquier otro adjetivo determinativo, como todo, mucho, poco, otro, etc.,
deben usarse las formas femeninas correspondientes: esta hacha, aquella misma arma,
toda el agua, mucha hambre, etc. (y no este
hacha, aquel
mismo arma, todo
el agua, mucho
hambre, etc.)
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