187:2.1 (2006.5) Los soldados ataron primero con sogas los brazos del Maestro al TRAVENSAÑO, y luego le clavaron las manos al leño. Izaron luego el TRAVENSAÑO al poste, y después de clavarlo firmemente al madero vertical de la cruz, le ataron y clavaron los pies a la madera, usando un clavo largo para penetrar los dos pies. La madera vertical llevaba una cuña grande, colocada a la altura apropiada, que funcionaba como soporte para aguantar el peso del cuerpo. La cruz no era alta, los pies del Maestro se encontraban tan solo un metro por encima de la tierra. Por lo tanto, pudo oír todo lo que burlonamente se decía de él y pudo ver claramente la expresión de
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