lunes, 7 de octubre de 2013

COMENTARIO: CORAZÓN INTELIGENTE... ¿RESPUESTA A UNA APARENTE DISCREPANCIA EN EL LIBRO DE URANTIA?




Muchas veces leeemos que el modelador, esa parte de Dios que habita en nosotros, vive en nuestro corazón:

31,6 En el universo, el ser personal, como concepto superior, significa identidad, conciencia de sí mismo, volición y posibilidad de revelarse a sí mismo. Y estas características conllevan además la coparticipación con seres personales diferentes e iguales, tal como la que existe en las relaciones que se dan, como seres personales, en las deidades del Paraíso. Y la unidad absoluta de estas relaciones es tan perfecta que la divinidad se conoce por su indivisibilidad, por su unidad. “El Señor Dios uno es” [1]. La indivisibilidad de su persona no interfiere con el hecho de que Dios otorgue su espíritu para que viva en el corazón de los hombres mortales. La indivisibilidad del ser personal de un padre humano no impide que los hijos e hijas mortales se reproduzcan.

33,3 A pesar de nuestro empeño por ampliar y espiritualizar el concepto humano de Dios, nos vemos tremendamente coartados por las limitadas facultades de la mente humana. A pesar de nuestro afán por describir valores divinos y exponer contenidos espirituales conforme a la mente finita y material del hombre, nos vemos de igual manera seriamente condicionados en el cumplimiento de nuestro cometido por las limitaciones del lenguaje y por la escasez de material en que basar nuestras ilustraciones o comparaciones. Todos nuestros esfuerzos por ampliar el concepto humano de Dios serían prácticamente vanos si no fuera por el hecho de que la mente humana está habitada por el modelador que el Padre Universal otorga y está infundida del Espíritu de la Verdad del hijo creador. Contando, por consiguiente, con la presencia de estos espíritus divinos en el corazón del hombre para que le asistan en la ampliación del concepto de Dios, emprendo, con alegría, el cumplimiento de mi mandato e intento realizar una descripción ampliada de la naturaleza de Dios conforme a la mente del hombre.
46,1 El espíritu del Padre Universal, presente en todas partes, obra en coordinación con la presencia del espíritu universal del Hijo Eterno y con el potencial divino y perpetuo del Absoluto Deificado. Pero ni la actividad espiritual del Hijo Eterno y de sus hijos del Paraíso ni las dádivas de mente que el Espíritu Infinito otorga parecen excluir la acción directa de los modeladores del pensamiento, de esas fracciones de Dios que moran en el corazón de los hijos de la creación.
Otras veces, sin embargo,  se nos dice que moran en nuestra mente:
17,2 Somos plenamente conscientes de las dificultades de nuestro cometido; reconocemos la imposibilidad de traducir del todo el lenguaje de los conceptos de la divinidad y de la eternidad a los símbolos del lenguaje de los conceptos finitos de la mente humana. Pero sabemos que en la mente humana mora una fracción de Dios, y que con el alma humana reside el Espíritu de la Verdad; también sabemos que tales fuerzas espirituales se aúnan para hacer posible que el hombre material alcance a comprender la realidad de los valores espirituales y la filosofía de los contenidos del universo. Además sabemos, incluso con mayor certeza, que estos espíritus de la Presencia Divina son capaces de asistir al hombre a entender espiritualmente toda verdad que contribuya a ampliar la realidad, siempre en progreso, de la vivencia religiosa personal —de la conciencia de Dios—.
8,9 3.  El espíritu: Es el ser divino que mora en la mente del hombre, el modelador del pensamiento. Este espíritu inmortal es prepersonal—no es un ser personal— aunque esté destinado a ser parte del ser personal de la criatura mortal que sobrevive.
26,3 Es tal la infinitud de la perfección de Dios que hace de él un misterio para la eternidad. Y el más grande de todos los misterios impenetrables de Dios es el prodigio de su morada divina en la mente humana. La manera en que reside el Padre Universal en las criaturas del tiempo es el más profundo de todos los misterios del universo; la presencia divina en la mente del hombre es el misterio de los misterios.
Parece que nos encontramos con algún tipo de discrepancia. Hoy en día, sin embargo, se cree que el corazón es inteligente y que está íntimamente interrelacionado con la mente. Quizás pueda estar ahí la respuesta. Hay muchos artículos al respecto; este puede dar una idea de lo que estoy diciendo:

[1] Dt 4,35,39, 6,4; 1 S 2,2; 2 R 19,19; Neh 9,6; Sal 86,10; Is 37,16; 44,6,8; 45,5,6,21; Mc 12,29,32; Jn  7,3; Ro 3,30; 1 Co 8,4,6; Gál 3,20; Ef  4,6; 1 Ti  2,5; Stg 2,19.





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