169:1.9 (1852.2) “El padre mucho había penado por este hijo; extrañaba a este alegre, aunque descuidado, muchacho. Este padre amaba a su hijo y constantemente esperaba su retorno, de manera que el día en que el hijo se fue acercando a la casa, aun desde muy lejos, el padre lo vio y sintiendo una compasión amante, corrió a su encuentro, y lo saludó con afecto abrazándolo y besándolo. Después de encontrarse así, el hijo levantó la vista al rostro bañado de lágrimas de su padre y dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y ante tus ojos, ya no soy digno de ser llamado tu hijo’ —pero el muchacho no tuvo oportunidad de completar su confesión, porque el padre regocijado dijo a los siervos que en este momento ya llegaban A LA ANDADURA: ‘Traedle el mejor vestido, el que yo guardé, y vestidle, y poned en su mano el anillo de hijo y buscad sandalias para sus pies’.
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