lunes, 18 de julio de 2016

(1450.6) 131:6.2: ¿El estado celoso?






The estate of heaven: El estado celoso...       curiosa traducción; "celoso" como adjetivo de "cielo", pero....

celoso, sa
Del lat. zelōsus.
1. adj. Que tiene celos (‖ sospecha de que la persona amada mude su cariño).
2. adj. receloso.
3. adj. Mar. Dicho de una embarcación: Que por falta de estabilidad suficiente aguanta poca vela.
4. adj. Ven. Dicho de un mecanismo: Sensible al más ligero contacto.


Mejor sería decir: la condición/estado "celestial", 

(1450.6) 131:6.2 «El Señor del Cielo es supremo. Los que pecan no ascenderán a lo alto, pero los que caminan por la senda de la rectitud hallarán un lugar en el cielo. Si conocemos la verdad nuestra vida eterna está asegurada. El alma del hombre podrá ascender hasta el más alto de los cielos, para desarrollar allí su verdadera naturaleza espiritual, para alcanzar la perfección. El estado celoso libera al hombre de la servidumbre del pecado y lo introduce a las beatitudes últimas; el hombre recto ya ha experimentado el fin del pecado y de todas las miserias que le acompañan. El yo es el invencible adversario del hombre, y el yo se manifiesta en las cuatro pasiones más grandes del hombre: la ira, el orgullo, el engaño y la codicia. La victoria más grande del hombre es la conquista de sí mismo. Cuando el hombre pone su mirada en Dios en pos de perdón, y cuando se atreve a disfrutar de tal libertad, se libera del temor. El hombre ha de pasar por la vida tratando a sus semejantes como a él le gustaría que lo trataran».




(1450.6) 131:6.2 “The Lord of Heaven is supreme. Those who commit sin will not ascend on high, but those who walk in the paths of righteousness shall find a place in heaven. We are assured of the life hereafter if we know truth. The soul of man may ascend to the highest heaven, there to develop its true spiritual nature, to attain perfection. The estate of heaven delivers man from the bondage of sin and introduces him to the final beatitudes; the righteous man has already experienced an end of sin and all its associated miseries. Self is man’s invincible foe, and self is manifested as man’s four greatest passions: anger, pride, deceit, and greed. Man’s greatest victory is the conquest of himself. When man looks to God for forgiveness, and when he makes bold to enjoy such liberty, he is thereby delivered from fear. Man should journey through life treating his fellow creatures as he would like to be treated.”



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