jueves, 30 de julio de 2015

126:3.7: ¿Y ESA, LLAMÉMOSLE, MANÍA DEL TRADUCTOR SEVILLANO DE TRADUCIR "TEACHER" COMO "EDUCADOR?


¿Es que "maestro" es una palabra inadecuada para describir a Jesús?

Hay muchos casos del uso del término "educador"; veamos un caso:

(1390.2) 126:3.7 Pero cuando le llegara la hora de presentarse públicamente como educador del mundo, ¿cómo se llamaría a sí mismo? ¿De qué manera definiría su misión? ¿Con qué nombre lo llamarían las gentes que se convertirían en creyentes de sus enseñanzas?

(1390.2) 126:3.7 But when the time came for him to go forth as a world teacher, what would he call himself? What claim should he make concerning his mission? By what name would he be called by the people who would become believers in his teachings?  


No sé... ¿Qué pensáis?

Todo el mundo sabe esto:



teacher

 
  /ˈtiːtʃəʳ/


WordReference English-Spanish Dictionary © 2015:
Principal Translations
teachern(instructor)maestra nf
The teacher is late for class.
La maestra llega tarde para la clase.
Additional Translations
teachern(professor)profesora nf
My mother is a teacher at the university.
Mi madre es profesora en la universidad.
teachern(master)profesor nm

Escrito 126: Jesús no estaba atormentado


Realmente Jesús no estaba "atormentado" ---no llegaba a ese grado-- sino "bastante/muy preocupado" (troubled) por desconcertantes pensamientos

(1389.8) 126:3.5 Durante este año Jesús estuvo atormentado por pensamientos confusos. La responsabilidad familiar le había quitado por el momento toda intención de dedicarse de inmediato a «los asuntos de su Padre» según se le había mandado durante la visitación que ocurriera en Jerusalén. Con justicia razonaba Jesús que el cuidado de la familia de su padre terrenal tenía prioridad sobre todos los demás deberes, que mantener a su familia debía ser su primera obligación.

(1389.8) 126:3.5 This year Jesus was much troubled with confused thinking. Family responsibility had quite effectively removed all thought of immediately carrying out any plan for responding to the Jerusalem visitation directing him to “be about his Father’s business.” Jesus rightly reasoned that the watchcare of his earthly father’s family must take precedence of all duties; that the support of his family must become his first obligation.





troubled


WordReference English-Spanish Dictionary © 2015:
Principal Translations
troubled adj(person: worried)afligido adj
preocupado adj




atormentar

 v. tr.
  Dar tormento a alguien, hacerle daño como castigo o para obtener una información. torturar.
  Causar sufrimiento o dolor físicos. torturar.
  Causar disgusto o enfado. torturar.


Escrito 126:" La pequeña lámpara rechoncha, junto a la mesa baja de piedra..."





Trad. europea o sevillana.

Error traducción; no se ha comprendido el sintagma preposicional que adjetiva a lámpara: "on the low stone table".

(1389.7) 126:3.4 Al final, Jesús renunció a la idea de que cada miembro de la familia formulara oraciones espontáneas. Una noche de octubre, se sentó cerca de la pequeña lámpara rechoncha, junto a la mesa baja de piedra; cogió una tablilla de cedro pulido de unos cincuenta centímetros de lado, y con un trozo de carboncillo escribió la oración que sería en adelante la súplica modelo de toda la familia.

La pequeña lámpara no estaba junto a la mesa baja de piedra, sino "on" (encima, sobre) .

(1389.7) 126:3.4 At last Jesus gave up the idea of having each member of the family formulate spontaneous prayers, and one evening in October he sat down by the little squat lamp on the low stone table, and, on a piece of smooth cedar board about eighteen inches square, with a piece of charcoal he wrote out the prayer which became from that time on the standard family petition.

La latina es quizás demasiado libre:  

(1389.7) 126:3.4 Finalmente, Jesús renunció a la idea de que cada uno de los miembros de su familia formule sus oraciones espontáneas, y una noche de octubre, sentando junto a la mesa baja de piedra, escribió a la luz de la pequeña lámpara en una tablilla de cedro de unos cincuenta centímetros de cada lado, con un pedazo de carbón, la oración que desde ese momento sería la que habría de pronunciar normalmente toda su familia.

Quizás se entienda lo de "a la luz de" ... pero literalmente no estaba sentado junto a la mesa baja, sino junto a la lámpara, aunque se pueda derivar ese pensamiento.

Por otro lado, el pasado "renunció" obliga al subjuntivo pasado "formulara" y no "formule"

Tampoco se ha traducido "smooth" ni "petition".




miércoles, 29 de julio de 2015

Recreaciones de la Jerusalén de Jesús




Maqueta del Hotel Holy Land West de Jerusalén
Es la maqueta más grande (escala 1:50) que recrea cómo era Jerusalén en la época herodiana. No muestra exactamente cómo era durante la vida de Jesús, pues se han añadido a ella elementos que sólo se construyeron años más tarde, como la tercera muralla norte. Pero es perfecta para hacerse una idea de cómo era la ciudad en aquella época. Las fotografías son de autor anónimo y se han descargado de Internet.
Modelo desde el oeste
Vista general de la maqueta que muestra Jerusalén desde el oeste mirando al este. Toda la amplia zona de la derecha de la foto es la ciudad nueva, que aquí aparece rodeada la tercera muralla norte, que aún no existía en tiempos de Jesús. En el centro, arriba, se observa claramente la espaciosa explanada del templo.
Modelo desde el norte
Otra vista general, esta vez desde el norte y mirando al sur. En primer término se observa la tercera muralla norte rodeando el barrio nuevo, que como hemos dicho no existía en tiempos de Jesús.
Norte de la ciudad nueva
La ciudad nueva, situada al norte de la ciudad, y que en época de Jesús no tendría esa muralla que observamos en la parte superior de la foto. No se ha encontrado ningún resto de cómo eran las casas de esta zona, por lo que la maqueta situa los edificios al buen criterio de los artistas, aunque utilizan casas típicas de la época. Las zonas azules de la foto hay que imaginárselas, más que como piscinas o estanques, que es lo que parecen dar la sensación, como huertos. Toda esta zona eran jardines y huertas encerrados entre vallados de piedra y recorridos con estrechos caminillos. Aquí habían establecido sus casas también ricos y comerciantes, muchos de ellos paganos, y un buen número de los crecientes habitantes con que iría contando la ciudad. Por tanto, el aspecto que muestra la maqueta me resulta algo escaso. Yo imaginaría esta zona más como un auténtico vergel lleno de árboles frutales y plantaciones, así como zonas plagadas de viviendas hacinadas unas contra otras y apretujadas entre sí y los huertos, sin dejar un resquicio libre. La maqueta suele dar la sensación de mucho espacio. Sin duda la presión urbanística debió de ser mucho más intensa.
Norte torre Psefino
Primer plano de la tercera muralla norte y de la llamada torre Psefino, situada en esta muralla. Como venimos repitiendo, todas estas construcciones fueron posteriores a la época de Jesús.
Panorama del templo
Panorámica del monte del templo. A la derecha se aprecian las cuatro torres de la fortaleza Antonia y en el centro, el complejo del templo.
Norte vista general del templo
La misma panorámica que la anterior, pero con más perspectiva. Se aprecian con claridad las dos murallas norte, la primera era en realidad un viaducto que comunicaba la fachada oeste del templo con el palacio de Herodes, y que es la muralla que recorre el centro de la foto de arriba a abajo. La segunda, que abarca la zona izquierda de la foto, rodeaba el barrio norte, un barrio relativamente nuevo. En primer término, hacia la derecha de la foto, se aprecian las tres torres (Hippica, Fasael y Mariamme), del palacio de Herodes.
Segunda muralla norte
Panorámica de la segunda muralla norte. Arriba a la derecha la imponente mole de la fortaleza Antonia, con cuatro torreones en sus esquinas. Se puede apreciar una altísima escalinata en la fachada oeste, que personalmente me parece un acceso un tanto exagerado. En mi descripción de este edificio he optado por considerar un acceso en la zona norte que ascendía a una plataforma mediante unas escalinatas y unas rampas para que los caballos pudieran subir sin problemas. En la maqueta se echa en falta la piscina llamada Strution, que debía estar localizada dentro del foso. Aquí el foso sólo parece cubrir el lado norte, cuando debió rodear todo el castillo.
Templo
La gran explanada del templo, con el santuario en su interior, visto desde el oeste hacia el este. En el extremo izquierdo está la fortaleza Antonia. Debía de existir un acceso desde la fortaleza al templo, que en la maqueta no se aprecia. La flecha roja marca la situación actual del llamado “Muro de las lamentaciones”, actual lugar de veneración de los judíos. Como se ve, la ciudad actual esta unos cuantos metros por encima de la antigua. Sin duda, si se excavara aparecerían los cascotes y ruinas de los edificios existentes, como así ha sido en algunas prospecciones arqueológicas. El complejo de palacetes que aparece en la esquina inferior derecha de la foto con dos torreones, es el palacio de los Asmoneos, lugar de residencia de Herodes Antipas y el resto de la familia herodiana durante las fiestas.
Tres torres de Herodes
Las tres torres del palacio de Herodes: Hippica, Fasael y Mariamme.
Tumba del jardín
La tumba del jardín es un lugar actual donde se cree que pudo estar el sepulcro de Jesús. Lo curioso de este emplazamiento es tiene cierta verosilimitud con el lugar que se describe en El Libro de Urantia, un lugar situado en el barrio nuevo, al norte, en un huerto propiedad de José de Arimatea. Como se ve la maqueta muestra la fisionomía actual de la tumba, pero no muestra los alrededores correctamente, pues esto debería ser una frondosa plantación llena de árboles y hortalizas, con alguna casamata. Sobran, por tanto, de la maqueta, tantas edificaciones y le falta vegetación, muretes de piedra y caminillos.
Fortaleza Antonia
El peñón del Gólgota, donde tenían lugar las crucifixiones, como la de Jesús. Situado extramuros, y a la derecha del camino de Efraím. Como se ve, no era mucha la distancia que separaba la fortaleza Antonia del Gólgota, el camino que debían hacer los crucificados portando la cruz.
Golgota
Un primer plano del Gólgota.
Ciudad alta
La ciudad alta y el palacio de Herodes. Desde aquí se observa, además, el hipódromo, en la parte superior, y el teatro. Los edificios y calles parecen un poco exagerados en tamaño para una ciudad que debía albergar tal multitud de peregrinos, pero algunos restos encontrados bajo esta zona de la ciudad actual dan la razón a esta recreación de la ciudad. En este barrio alto es donde se disponían las casas de los ricos sacerdotes, como la casa de Caifás, donde Jesús fue juzgado por un sanedrín irregular.
Palacio de Herodes
Primer plano del palacio de Herodes. La plazoleta superior debe de ser uno de los numerosos bazares de la ciudad.
Palacio de Herodes
Otra vista del palacio de Herodes.
Palacio de Herodes
La columnata central, donde debía haber también fuentes y jardines para disfrute de los invitados del rey, y el bazar o mercado adyacente.
Teatro
El teatro. Su emplazamiento y aspecto son totalmente hipotéticos, pues no se ha encontrado un sólo resto.
Palacio de los Asmoneos
El palacio de los Asmoneos, residencia de Herodes Antipas y el resto de la familia herodiana durante las festividades. No se han encontrado restos convincentes de esta construcción, y se debate su ubicación. En mi opinión, la maqueta lo sitúa muy cerca del templo, y por tanto, demasiado en la parte baja de la ciudad. Según describe Josefo, Agripa hizo construir sobre este palacio un añadido o balcón, que según se decía, permitía ver el templo y el patio de los Gentiles. Para alcanzar semejante altura, me parece que debería estar situado más en la parte alta de la ciudad, más cerca del palacio de Herodes.
Casa típica de la ciudad alta
Un acasa típica del barrio rico. Tiene un aspecto muy real, con dos plantas, con callejas muy estrechas, un patio interior, balconadas, y construido con materiales muy sólidos, a imitación del templo. Restos de estas casas han sido encontrados en las excavaciones arqueológicas, como una casa denominada la “Casa Quemada”, que piuede ser visitada por los turistas.
Tumba de David
La tumba de David, un monumento que existía en época de Jesús conmemorando el lugar de enterramiento del legendario rey. Se desconoce la ubicación exacta de la tumba.
Tumba de David
Un primer plano de la tumba de David. Otros monumentos y tumbas similares existían cerca de la ciudad.
Ciudad baja
La ciudad baja, el barrio pobre de la ciudad, donde se apiñaban las casas sencillas de una dos alturas donde vivía el pueblo llano. La maqueta muestra una especie de río en el centro, atravesando lo que se conocía como valle del Tyropeón. Quizá es un poco exagerado pero lo que desde luego debió existir es una gran cañería o canal subterráneo que desaguaba las precipitaciones llevándolas hacia el sur, a la conocida piscina de Siloé, que en la maqueta aparece en la parte inferior derecha. La piscina parece en la maqueta como un edificio de cierta altura. Yo me inclinaría a pensar que el edificio está más al sur y la piscina está excavada hacia el interior de la tierra, y no elevada.
Monte Ofel
Primer plano del llamado monte Ofel, en la zona conocida como ciudad de David. La maqueta muestra esta zona rodeada de una segunda muralla interior, y cerrada al resto de la ciudad, con varios palacios en su interior, los palacios de la realeza de Adiabene. Sin embargo, creo que es una aproximación un poco inexacta. Estos palacios se empezaron a construir justo durante la época de Jesús o poco después de su muerte (la reina Elena de Adiabene, que se hizo enterrar en Jerusalén, murió hacia el año 50 de nuestra era). Por tanto, dudo que los palacios de estos príncipes extranjeros desalojaran tanto espacio de la ciudad. Seguramente sus palacios fueron modestas villas situadas dentro de la zona pobre de la ciudad. De hecho, se cuenta que la reina Elena fue una gran benefactora de los necesitados de la ciudad, socorriéndoles durante años de escasez. Y la muralla interior, yo descarto que realmente existiera.
Monte Ofel Ciudad de David
Un primer plano del monte Ofel (ciudad de David), con los palacios de los príncipes de Adiabene. También en esta zona se disponía la llamada sinagoga de los Libertos y su albergue adyacente.
Piscina Siloe
La piscina de Siloé, donde un ciego recobró la vista gracias a Jesús. Ya he dicho que su aspecto me resulta algo extraño, y yo la imaginaba como una piscina no elevada, situada más al nivel de la calle, y que recogía el agua de un canal por donde discurría el agua de lluvia del Tyropeón.
Hipódromo
Primer plano del hipódromo. Se desconoce su emplazamiento y es costrumbre colocarlo al sur del templo, pero es raro pensar que un lugar de tan poco interés para los judíos estuviera tan cerca del templo. De hecho, las excavaciones arqueológicas no han encontrado resto alguno de un hipódromo en esta zona y sí los restos de una calle columnada por donde la maqueta hace discurrir un canal, que ya hemos dicho que debía de estar bajo tierra.
Sur del templo
Primer plano del sur del templo. Se observa la escalinata que, ascendiendo sobre un inmenso arco, permitía acceder al pórtico real. Detrás de esta escalinata, en el centro de la foto, se aprecia el edificio llamado de “las piedras labradas”, y que debió de servir como lugar de reunión del Sanedrín.
Sur del templo
Primer plano de la escalinata y el arco que permitían acceder al portico Regio a través de la puerta de la Basílica. Detrás, el edificio de las “piedras labradas”, a los pies del viaducto que desembocaba en la puerta que yo llamo Real. Se aprecia la inmensidad de los muros del templo, de 50 metros de altura, un edificio actual de unos 15 pisos.
Puertas de Hulda
El muro sur del templo, con las puertas de Hulda, la doble y la triple. Se discute el número de vanos de estas puertas. Aquí la maqueta ha puesto dos vanos a ambas puertas. Otros quieren ver tres vanos en la puerta triple. También se aprecia, en las escalinatas de acceso, el edificio con los baños públicos o miqwaoth, y delante el monumento a la profetisa Hulda.
Puertas de Hulda
Otra vista de la muralla sur del templo, de las puertas de Hulda, y del portico Regio.
Atrio regio
El pórtico Regio, con la Stoa Real encima, y los accesos subterráneros provenientes de las puertas de Hulda. La explanada es el Patio de los Gentiles.
Stoa real
La Stoa Real, encima de la Basílica o pórtico Regio. El sanedrín se trasladó aquí, desde la cámara de las piedras talladas, poco después de la muerte de Jesús.
Santuario
El santuario, rodeado primero de un vallado o soreg, y luego de un muro con torres y cámaras adyacentes destinadas a los oficios sacerdotales. Las escalinatas circulares conducen a la puerta llamada de Nicanor, hecha de bronce brillante. El patio en primer término es el patio de la mujeres, donde se permitía el acceso a las mujeres. El segundo patio, donde se alzaba el Santuario, era el patio de los sacerdotes, donde sólo se permitía el acceso a hombres. Al Santuario, el inmenso edificio de ¡60 metros! que se destacaba en medio de toda la ciudad, sólo podían acceder sacerdotes y para ciertos rituales. El inmeso portón de acceso estaba tapado por un gran velo que colgaba en el exterior. Velos similares se disponían en el interior separando lo que se denominaba el sancta-sanctorum, lugar sólo reservado una vez al año para el sumo sacerdote, y donde se creía que tenía su presencia Dios.
Santuario
Otro primer plano del Santuario.
Santuario
Una vista del templo desde el noreste.
Puerta Nicanor
La puerta de Nicanor.
Atrio de los gentiles
El atrio de los Gentiles y la fortaleza Antonia. En este espacio y en el pórtico de los Gentiles es donde seguramente se disponían los mercaderes de productos para los sacrificios (animales y frutos) con sus tenderetes.
Fortaleza Antonia
La fortaleza Antonia vista desde el este. La maqueta tiene dos errores en mi opinión. Uno es ese acceso mediante unas larguísimas y empinadas escaleras, que encuentro muy poco práctico para los soldados y la caballería. Otro que la muralla no rodease el castillo, haciéndolo más vulnerable, y además sin rastro del foso que sin duda rodeaba todo el castillo.
Fortaleza Antonia
La fortaleza Antonia desde el oeste. Me resulta muy apropiadas las formidables dimensiones que muestra esta maqueta, sin duda acordes con la descripción que hace Josefo del edificio, que habla de una ciudad en sí misma. Se puede apreciar en su interior uno varios patios rodeados de muros almenados y fuertes torreones en las esquinas. Falta, sin embargo, el que opino que fue el acceso principal, hacia el norte, y al que se debía de acceder por un puente levadizo sobre el foso.
Fortaleza Antonia
Otra vista del Antonia desde el norte.
Piscina Betesda
La piscina de Betesda, dos piscinas rodeadas de columnas, cercana a la fortaleza Antonia. Este es el lugar de una curación de Jesús.
Reconstrucciones virtuales en 3D de la ciudad del Jerusalem Archaeological Park
En su página web ofrece panoramas 360º y una documentación muy completa sobre las averiguaciones arqueológicas hasta el momento, las fuentes y los protagonistas de los hallazgos.
Página de Jerusalem Archaeological Park:http://www.archpark.org.il/index.asp

ESCRITO 126: "ANTES DEL ALTAR FAMILIAR" ... SIN SENTIDO



Traducción latina:

La expresión "family altar" no se puede traducir literalmente como "altar familiar" porque la oración no tendría sentido alguno, como sucede en este párrafo. "Altar familiar" significa momento del día en el que se da culto, de adoración a Dios. Leer la definición abajo e inglés.

(1389.6) 126:3.3 Durante este año compuso Jesús la oración que posteriormente enseñaría a sus apóstoles, y que muchos conocen como «El Padre Nuestro». En cierto modo fue ésta algo que evolucionó antes del altar familiar, pues tenían ellos muchas fórmulas de alabar y varias oraciones formales. ...

(1389.6) 126:3.3 During this year Jesus first formulated the prayer which he subsequently taught to his apostles, and which to many has become known as “The Lord’s Prayer.” In a way it was an evolution of the family altar; they had many forms of praise and several formal prayers. 

Family Altar (Bible Time)
by Al Troester

Al TroesterThe title "family altar" simply means family Bible study and worship time. Every Christian family should have such a time daily. It is amazing how few families really take this seriously and practice this routinely. It is the best guarantee to have Christian children with good moral standards that do not drift through the teen years, to have a family that has a witness for Christ in the community, and to have a family that takes the church seriously and enjoys going to all the services.

It is well to remember the great command that the Lord gave to Israel.
Hear, O Israel: The Lord our God is one Lord: And thou shalt love the Lord thy God with all thine heart, and with all thy soul, and with all thy might. And these words, which I command thee this day, shall be in thine heart: and thou shalt teach them diligently unto thy children and shalt talk of them when thou sittest in thine house, and when thou walkest by the way, and when thou liest down, and when thou risest up" (Deut. 6:4-7).

Worship of the Lord is first of all vertical and then horizontal and begins in the home and takes in the whole family.

I. What Is the Purpose of the Family Altar?
To worship God together and learn more of His ways. What could be a better purpose. Children should learn to worship God in their early years that they might have respect for Him in the later years. They need to learn how to regard Him and to realize that He is the Creator, Holy, and to be honored in all that we say and do.

To honor God's Word, develop respect for it, and to live by it. James says, "But be ye doers of the Word, and not hearers only, deceiving your own selves" (James 1:22). Remember the words of the Lord Jesus, "Man shall not live by bread alone, but by every word that proceedeth out of the mouth of God" (Matthew 4:4). Home is a good place to practice the exhortation, "Let the word of Christ dwell in you richly in all wisdom; teaching and admonishing one another in psalms and hymns and spiritual songs, singing with grace in your hearts to the Lord" (Col. 3:16). In these days when we have put the Bible out of our schools, we need to put it back in our homes and teach our children from it.
To establish the family in the faith, personal convictions, and doctrine. Children and young people need convictions to stand up against their peers. They must understand their faith and know something of good Bible doctrine so they know what they believe and why. The home makes a good Bible school where the children can be grounded as they face the humanistic, evolutionary philosophy of [our modern society].

To pray over family problems and needs, burdens the children may have, and that they may have confidence in the God that answers prayer in the everyday things of life. All the members of the family have personal needs. It would be good if they could learn to share them openly and take them before the Lord together. There are school needs, boy and girl friend problems, problems with play mates, character problems such as timidity and fears of all kinds, questions about amusements, finances. Teenagers have deep needs and hate to express them for fear of being misunderstood or embarrassed. Their problems are big problems to them and must be considered. Mom and Dad have needs of all kinds. Financial needs, Dad's work needs, the car, moving, and all kinds of things can be prayed through with God. All the family needs to know they can have confidence in Him and that He will hear and answer prayer.

To pray and intercede for others such as the pastor, missionaries, sick folk, unsaved loved ones, the neighbors, fellow believers in need, the church, our president, the shut-ins, those who are in trial or going through persecutions. Children who can learn to pray openly at home will have no problem praying publicly in the church weekly prayer meetings as they grow.

II. Practical Suggestions That May Be of Help.

Search out methods that will appeal to all age levels in the family. Different ages have different interests and what may appeal to one will not appeal to another.
Vary the methods so as to keep family time from being boring and from being cold routine. Interest for all should be maintained so monotony does not kill it.
Do not make it a time of forced listening to the Bible, of bitter participation, or unhappy endurance while you drone through whole chapters of the Bible beyond family comprehension and then drag the family through a long dry, routine prayer. If they participate in bitterness, they will abhor the family altar time.
Make it a delightful, happy, interesting time filled with enthusiasm so that the whole family looks forward to it with real expectancy.

Do not make it so long that the children despise the time it takes. Better have it short and sweet, vital and satisfying, so their appetites hunger for more.
Let all participate and become involved. Those that can read should take turns in reading as well as in prayer. Even the little tots can say a few words in prayer even if they cannot read. They can be taught songs in which all can take part.
Take time for discussion, answering questions, solving problems, and for self expression. All have some. Children especially are inquisitive and want to know.
Do not spend time in criticizing or gossiping. There is nothing that will sour the whole thing more than engaging in tearing something or someone apart. This is not time to air church problems unless for a matter of prayer. Make sure that you do not have roast preacher. Remember it is a worship time.

Let the children that are old enough conduct the family worship time some time either in the whole or in part. Let them do it their way and express themselves. It will create interest in it for them. This is also a good way to develop them spiritually and in self confidence. They should be encouraged in what they do or say and not be belittled.


Have the family altar when it is most convenient for all. Supper time is usually best for all before the various activities of the evening begin.


Escrito 126: "Una mano al parecer cruel había derribado al jefe de esta familia ..."





Ambas traducciones

La traducción literal de expresiones metafóricas produce alteraciones del significado de la frase...

an apparently cruel hand struck down the head of this Nazareth household

una mano al parecer cruel había derribado al jefe de esta familia de Nazaret,

¿De quién es esa mano cruel? Es cierto que hay usos de "mano cruel" en la literatura, pero con un sentido algo diferente en la mayoría de los casos:

Alarga la mano hacia ella, pero no puede llegar a tocarla antes de que empiece a disolverse. Sus facciones han quedado congeladas y ahora parecen derretirse como acuarelas mojadas. Su propia visión se encoge a un punto de luz al final de un túnel, y cada vez le cuesta más mantener los ojos abiertos, como si una mano cruel intentase asfixiarle, estrangularle, hundirle en la oscuridad…

También el adverbio "apparently" modifica a toda la oración y no solamente a "cruel".

En inglés hay expresiones que se pueden considerar para encontrar el significado de esta expresión:

the cruel hand of fate
Fate's cruel hand
Fate has dealt her a cruel hand


La (mala) suerte/el destino se ha cebado con ...
La suerte le infligió un duro golpe

También:

— often used figuratively
http://www.learnersdictionary.com/definition/hand

Esto es, el sintagma "cruel hand" forma parte de estas expresiones y no se debe traducir literalmente como "mano cruel" que podría indicar algo diferente. Realmente la muerte de José fue "un cruel infortunio" ... "...la mala suerte se cebó duramente con el cabeza de esta familia..." habría muchas formas de expresar ese significado..


Latina
1388.2) 126:2.2 En el preciso momento en que el futuro parecía sonreírles lleno de buenas perspectivas, una mano al parecer cruel había derribado al jefe de esta familia de Nazaret, desgarrando el corazón de este hogar; los planes para Jesús y para su educación futura quedaron destruidos. Este joven carpintero, que acababa de cumplir catorce años, despertó a una cruel realidad: no sólo tendría que cumplir con el mandato de su Padre celestial, o sea revelar la naturaleza divina en la tierra y en la carne, sino que en su joven naturaleza humana debería asumir también la responsabilidad de su madre viuda y de siete hermanos y hermanas y de la que aún no había nacido. [...]

Europea
(1388.2) 126:2.2 Justo en el momento en que las perspectivas eran buenas y el futuro parecía sonreírles, una mano aparentemente cruel golpeaba al cabeza de familia de Nazaret. Los asuntos de este hogar saltaron en pedazos y todos los planes con respecto a Jesús y su futura educación quedaron destruidos. Este joven carpintero, que acababa de cumplir catorce años, tomó conciencia de que no sólo tenía que cumplir la misión recibida de su Padre celestial de revelar la naturaleza divina en la Tierra y en la carne, sino que su joven naturaleza humana tenía que asumir también la responsabilidad de cuidar de su madre viuda y de sus siete hermanos y hermanas — sin contar la que aún no había nacido. 

(1388.2) 126:2.2 Just at the time when prospects were good and the future looked bright, an apparently cruel hand struck down the head of this Nazareth household, the affairs of this home were disrupted, and every plan for Jesus and his future education was demolished. This carpenter lad, now just past fourteen years of age, awakened to the realization that he had not only to fulfill the commission of his heavenly Father to reveal the divine nature on earth and in the flesh, but that his young human nature must also shoulder the responsibility of caring for his widowed mother and seven brothers and sisters — and another yet to be born.

martes, 28 de julio de 2015

Escrito 126: ¿ «No se doblegó ante los pies de nadie»?


Traducción latina:

La traducción "no se doblegó ante los pies de nadie" no es correcta, y se hace evidente leyendo el contexto donde nada indica que Jesús tuviese que doblegarse ante nadie; se trata de estudiar con los rabinos y de enseñar su verdad. El original inglés es "sat at no man’s feet" (literalmente: "no se sentó a los pies de nadie"). Para entender esta expresión habría que acudir al siguiente pasaje de los Hechos de los Apóstoles (22, 2-3): “Al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Él (Pablo) les dijo: ‘Yo de cierto soy judío, nacido en Tarsoc de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel’”. 


Reina Valera Gómez
Yo de cierto soy hombre judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, educado a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, siendo celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.

El pasaje ilustra el hecho de “sentarse-instruirse-educarse a los pies de un maestro” y parece aludir a la antigua costumbre en la que los alumnos se sentaban en el suelo, a los pies de sus maestros, para atender sus explicaciones.  Y efectivamente, nadie podía enseñar a Jesús. Él era el Maestro de todos sus hijos de Nebadón.

La traducción europea es más acertada en este caso "no fue discípulo de nadie". También se podría decir "no fue seguidor de nadie" (ver significados al final de esta página). Tomando de la cita de Pablo,  igualmente se podría añadir algo así como: "No se instruyó/educó a los pies de nadie"..  En fin, a elegir.. 

(1388.3) 126:2.3 Jesús supo aceptar con buena disposición las responsabilidades caídas tan súbitamente sobre sus hombros y cumplió fielmente con estas obligaciones hasta el fin. Por lo menos se había resuelto, aunque en forma trágica, un gran problema, una dificultad prevista en su vida —ya no tendría que ir a Jerusalén para estudiar con los rabinos. Siempre fue verdad que Jesús «no se doblegó ante los pies de nadie». Estaba siempre dispuesto a aprender de quien fuese, aun del más humilde entre los niños, pero jamás derivó de fuentes humanas su autoridad para enseñar la verdad.

(1388.3) 126:2.3 Jesus cheerfully accepted the responsibilities so suddenly thrust upon him, and he carried them faithfully to the end. At least one great problem and anticipated difficulty in his life had been tragically solved — he would not now be expected to go to Jerusalem to study under the rabbis. It remained always true that Jesus “sat at no man’s feet.” He was ever willing to learn from even the humblest of little children, but he never derived authority to teach truth from human sources.

English Standard Version
“I am a Jew, born in Tarsus in Cilicia, but brought up in this city, educated at the feet of Gamaliel according to the strict manner of the law of our fathers, being zealous for God as all of you are this day.

King James Bible
3 I am a Jew, born and raised in the city of Tarsus in Cilicia. I was a student of Gamaliel and was taught to follow every single law of our ancestors. In fact, I was just as eager to obey God as any of you are today.

Pablo sat at the feet of Gamaliel...

Diccionarios: 
sit at the feet of, to attend upon as a disciple or follower:
American writers and painters no longer sit at the feet of Europeans.

sit at the feet of someone (free dictionary):
Fig. to pay homage to someone; to pay worshipful attention to someone. The graduate student sat at the feet of thefamous professor for years. I do not intend to sit at the feet of an incompetent for years and years.

 sit at the feet of sb

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domingo, 26 de julio de 2015

Jerusalén (antes de 71 d.C.)


Jerusalén (antes de 71 d.C.)

Este artículo trata sobre la Ciudad de Dios, el centro político y religioso del Pueblo de Israel, y su destrucción por los Romanos después de haber sido el escenario de la Redención.
Este tema se dividirá como sigue:

Nombres

Según la tradición judía (Josefo, Antiq. Jud., I, 10, 1; Tárgum Onkelos, Génesis 14, 18), Jerusalén se llamó, originalmente, Salem (Paz), y fue la capital del rey Melquisedec (Génesis 14, 18). Esta tradición ha sido confirmada por las tablillas cuneiformes descubiertas en 1888 en Tell Amarna, en Egipto (Véase abajo, en Historia III). Cinco de estas tablillas (cartas, n.d.t.), escritas en Jerusalén alrededor del año 1400 antes de Cristo, nos informan que la ciudad, por aquel entonces, se llamaba U-ru-sa-lim. Aparece en algunas inscripciones asirias bajo el nombre de Ur-sa-li-im-mu.
De acuerdo con los silabarios asirios, uru y ur significan ciudad (Hebreo ir). En varias tablillas de Tell Amarna la palabra salim se usa en el sentido de paz. Ursalim, por lo tanto, quiere decir Ciudad de Paz. El salmista, también, relaciona Salem con Sión: su tienda está en Salem, su morada en Sión [Salmo 75 (76), 3] (BJ, nueva edición Desclée de Brouwer, Bilbao, 1984 n.d.t.). Cuando los israelitas entraron en la Tierra Prometida, Jerusalén, estaba en poder de los Jebuseos, y llevó el nombre de Jebús. Los Hebreos, sin embargo, no ignoraban su antiguo nombre; a menudo la llamaron Jerusalén ( Josué 10, 1; Jueces 19, 10; 2 Samuel 5, 6, etc.). En otros pasajes de la Biblia también se le llama Jerusalén (1 Crónicas 3,5; Jeremías 26, 18; Ester 2, 6. etc.). Los Setenta escriben su nombre Ierousalem. Bajo las influencias helenizantes que invadieron Palestina, Salem se convirtió en Solyma (Antiq. Jud., I, x, 2), y Jerusalén ta Ierosolyma (La Santa Solyma) (1 Macabeos 1, 14.20; 2 Macabeos 1, 10; Bell. Jud., VI, 10; etc.). El Nuevo Testamento emplea a veces la forma de los Setenta y otras veces aquella de los Macabeos, lo que la Vulgata traduce por Jerusalén y Jerosolyma. La Versión Siríaca muestra Uris lem, una forma muy cercana a la Asiria. Cuando el Emperador Adriano reconstruyó la ciudad, año del Señor 136, le dio el nombre de Aelia Capitolina. Desde la conquista mahometana de Palestina, en el siglo séptimo, hasta nuestros tiempos, los Árabes la llaman El Quds, La Santa la ir haq qodes, o Ciudad Santa, de II Esd., xi, 18 (Nehemías, n.d.t.) (cf. Mateo 4, 5, etc.).
Entre todos los demás pueblos el nombre Jerusalén se sigue usando hasta hoy.

Topografía

Posición Geográfica

Jerusalén está situada en 31º 46' 45 de latitud Norte y 35º 13' 25 de longitud Este, Greenwich, unas 32 millas inglesas (51,49 Km.) (ésta anterior y todas las mediciones del sistema métrico decimal que en adelante aparecen, entre paréntesis, son n.d.t.) en línea recta desde el Mediterráneo al oeste, y 13 (20,92 Km.) desde el Mar Muerto al este. Se encuentra en la cima de una cadena de montañas que atraviesa Palestina de norte a sur, estando su punto más alto, en la esquina noroeste de la ciudad, a 2577 pies (785,46 metros) sobre el nivel del Mediterráneo, y 3865 pies (1178,05 metros) sobre el nivel del Mar Muerto. Debido a esta diferencia de nivel la ladera oeste de estas montañas, hacia el Llano de la Sefela, que se extiende hacia el Mediterráneo, es suave, mientras que la del este es empinada. Un cinturón de altas colinas rodea la ciudad, formando una especie de terraplén natural. Al norte está el Monte Scopus (2705 pies) (824,48 metros), cerca de él, al este, el Monte de los Olivos (2665 pies) (812,29 metros), más allá del cual se encuentra también el Monte de la Ofensa (2410 pies) (734,56 metros) (1 Reyes 11, 7; 2 Reyes 23, 13). Al sur está el Monte del Mal Consejo (2549 pies) (776,93 metros), el cual constituye el límite este del Llano de Refaím, y cerca, al sudoeste, se sitúa una colina (2577 pies) (785,47 metros) a la que no se le ha dado nombre alguno. Hacia el noroeste la ciudad está más descubierta; a cierta distancia en esa dirección está dominada por el Nebi Samwil, el antiguo Maspha, el cual tiene una altitud de 2935 pies (894,58 metros). No obstante la dificultad del acceso en su situación natural, Jerusalén es el centro de una red de antiguos caminos que la conectan, al este, con Jericó y el Jordán; al sur, con Hebrón y Gaza; al oeste, con Jaffa y Cesarea; al norte con Samaría y Galilea. Estuvo, sin embargo, situada al otro lado de las grandes rutas militares y comerciales entre Egipto y Asiria.

Lugar; Colinas y Valles

La antigua ciudad ocupaba la misma posición que al presente, exceptuando el extremo sur que ha permanecido fuera de los muros desde el reinado de Adriano (año del Señor, 136). Sin embargo, gracias a las excavaciones sistemáticas realizadas por ingenieros ingleses, americanos y alemanes, gran parte del viejo muro sur ha sido sacado a la luz. Mientras que en muchos lugares montones de ruinas han cambiado la apariencia del terreno, es cierto que las excavaciones y perforaciones verticales hechas en los últimos cincuenta años, han permitido a los investigadores dibujar mapas suficientemente exactos de la primitiva configuración. El suelo en que Jerusalén se asienta, dentro de este anillo de montañas a su alrededor, de ninguna manera es uniforme en sus características: en tres de sus lados este, sur y oeste- se levanta sobre alturas abancaladas limitadas por profundos valles que le dan la apariencia de un promontorio sobresaliendo hacia el sur. La ciudad misma está surcada por algunas quebradas que la cortan en un cierto número de pequeñas colinas. El más largo de estos valles mide escasamente dos millas y media (unos 4000 metros); todos ellos se han formado por erosión, debido a las lluvias torrenciales del período cuaternario. Al norte de la ciudad toman la forma de simples depresiones del suelo y a medida que descienden, sumiéndose enseguida en la roca calcárea de las montañas, se convierten pronto en profundos cañones, cayendo todos juntos en el ángulo sudeste de la ciudad a un nivel 600 pies (183 metros) por debajo del punto de partida. Las dos colinas principales se encuentran al sudoeste y al este respectivamente. La primera de estas colinas se llama Monte Sión porque, según Josefo (Antiq. Jud., XVI, vii, 1), Eusebio y todos los escritores judíos y cristianos que les han seguido, la ciudad de Jebús, o Sión la ciudad de David- estuvo aquí. Esta idea, sin embargo, es negada por ciertos modernos palestinólogos, que localizarían a Sión en el declive norte de la segunda de estas colinas, Monte Moria (2 Crónicas 3, 1), donde estuvo el Tempo de Yahvéh.
(a) El Monte Sión está limitado al oeste por un valle que comienza cerca de la antigua piscina llamada Birket Mamilla (véase abajo, D), alrededor de 1000 pies (304,80 metros) al noroeste de la propia colina. Este valle, siguiendo la dirección sudoeste hasta la Puerta de Jaffa, la antigua puerta de los jardines (Gennath) (Bell. Jud., V, iv, 2) gira allí al sur y forma un embalse de agua llamado Birket es Sultán, con un sólido dique, que fue rehecho en los siglos doce y dieciséis. Esta es la Fuente del Dragón (tannin) a la que vino Nehemías cuando salió de la ciudad por la puerta oeste (D.V., fuente dragón, Nehemías 2, 13). Josefo la llama Piscina de la Serpiente (Bell. Jud., V, iii, 2); la palabra hebrea Tannin expresa tanto dragón como serpiente. Los nativos lo llaman Wadi Rababi; en la Biblia aparece bajo el nombre de Ge Hinnom, o Ge Ben Hinnom, Valle de Ennom (en A. V., Hinnom) o del hijo de Ennom un personaje desconocido- (Josué 15, 8; 18, 16; Nehemías 11, 30; Jeremías 19, 2). Debajo de Birket es Sultán, se vuelve al este, pasa por debajo de Haceldamá (q.v.), y llega al Valle de Cedrón. En el entronque de los dos valles se halla el vergel el jardín del rey (o, en D.V., la guardia del rey) citado en IV Reyes, xxv, 4 (2 Reyes 25, 4, n.d.t.); Jer., xxxix, 4 (Jeremías 29, 4, n.d.t.); II Esd., iii, 15 (Nehemías 3, 15, n.d.t.). También, en la entrada del Valle de Hinnom se sitúa Tofet, el alto donde Acaz y Manasés establecieron el culto de Baal-Moloch (2 Crónicas 28, 3; 33, 6). Josías, el rey justo, profanó este execrable lugar, desparramando huesos humanos sobre él (2 Crónicas 34, 3-5), a pesar de lo cual Joaquín restauró el infamante culto a Moloch. Desde el tiempo de los nefastos fuegos que se mantuvieron ardiendo en ese lugar durante cerca de un siglo y medio fuegos a través de los cuales los Judíos apóstatas hicieron pasar a sus hijos para consagrarlos o inmolarlos a Moloch- Ge Hinnom (en Arameo, Gehennam) recibió el nombre de Geenna tou pyros, Gehenna de Fuego, y llegó a ser símbolo del infierno (en el texto griego, Mateo, v, 22, 29, 30; Marcos, ix, 43, 45). El Valle de Cedrón, desde Hinnom hasta el Mar Muerto, todavía se le conoce como Wadi en Nar, Valle del Fuego.
Al norte, el Monte Sión limita con un valle, hoy día relleno en gran parte, que va en línea recta desde la Puerta de Jaffa al este a los pies del Monte Moria. En la pendiente de este valle hay un gran embalse con el nombre árabe de Birket Hamman el Batrak, Piscina de los Baños del Patriarca, y en los itinerarios de los peregrinos Piscina de Ezequias. Josefo lo llama Amygdalon, nombre que, según Conder, puede razonablemente venir derivado de ham migdalon, de cara a la gran torre, ya que el embalse mira hacia la Torre de Phasael. Este valle, como todos los que pasan por la ciudad, no tiene nombre propio en la Biblia; ni tampoco en Árabe; convencionalmente se le conoce como el Valle Transversal. Un tercer valle empieza fuera de la Puerta de Damasco (Bab el Amoud) y baja hacia el sur, con una ligera curva al este, dividiendo la ciudad en dos; hasta unirse al Valle de Hinnom. Después de pasar el principio del Valle Transversal, forma una garganta de cierta profundidad que separa el Monte Sión del Monte Moria. Los ingenieros ingleses han encontrado su lecho de roca 69 pies (21,03 metros) por debajo de la superficie actual del suelo cerca de la Wailing Place, y a 85 pies (25,90 metros) del ángulo sudoeste del Templo. Incluye, cerca de su final, la Piscina de Siloé, la cual recibe por un canal subterráneo las aguas de la Fuente de la Virgen que sale de la depresión de Cedrón. Un poco más adelante, en el valle, se ha construido una presa con un muro de 233 pies (71,01 metros), la cual, embalsando toda el agua de lluvia del valle, formaba una alberca conocida por Nehemías como la piscina del rey (en D. V., el acueducto del rey, Nehemías 2, 14). En la Escritura este valle figura bajo el nombre de Nahal, barranco, o torrente de invierno (Nehemías 2, 15). Josefo lo designa en un lugar como el valle ancho (Bell. Jud. V, iv, 1), y los árabes lo llaman simplemente El Wad, el valle. En los trabajos de Tierra Santa lleva la etiqueta de el valle central.
Rodeado por todos sus lados por estos hondos barrancos, el Monte Sión presenta una superficie de cuatro lados que mide alrededor de 2600 pies (792,48 metros) de norte a sur y 2000 pies (609,60 metros) de este a oeste. Es la más espaciosa de las colinas de Jerusalén, la más alta y la única completamente aislada. Su punto más alto alcanza una altitud de 2558 pies (779,67 metros) y se eleva 531 pies (161,85 metros) sobre su base en el ángulo sudeste. Su superficie es considerablemente variada, estando realmente dividida por una pequeña depresión que se bifurca hacia la mitad del Valle Transversal y desciende de forma oblicua hasta la Piscina de Siloé. Por consiguiente, el Monte Sión consiste en dos altiplanicies conectadas entre sí, una (la más baja) se alarga en dirección oeste, la otra (la más corta) en dirección noroeste. La primera es claramente uniforme y mide 2300 pies (701,04 metros) de largo de norte a sur, y 920 pies (280,41 metros) de ancho. Después de bajar unos 100 pies (30,48 metros) hacia el noroeste, el suelo se levanta unos 20 pies (6,09 metros) formando un promontorio redondeado frente al Templo, acabando en un precipicio de 195 pies (59, 43 metros) encima del lecho del anterior El Wad.
(b) El Monte Moria, la Colina del Este, es un promontorio estrecho que conecta con el Monte Bezetha, cuyo punto más alto es la Colina de Jeremías, con una altitud de 2556 pies (779.06 metros). Esta lengua de tierra acaba al sur cerca de la Piscina de Siloé; El Wad lo cierra por su lado oeste, y el Valle de Cedrón por el este. En su cima (2443 pies) (744,62 metros) estuvo la propiedad de Ornan (Arauná), el Jebuseo, donde Salomón construyó el Templo y sus palacios. Esta es la cumbre llamada Moria; sur del barrio real, la colina (2300 a 2050 pies) (701,04 a 624,84 metros) tiene el nombre de Ofel (2 Crónicas 27, 3). Cedrón, que desde el siglo tercero después de Cristo ha sido nombrado también el Valle de Josafat, empieza cerca de las así llamadas Tumbas de los Jueces, y desciende, bajo el nombre de Wadi ed Djoz (Valle de los Nogales), al sudoeste, al pie de Scopus, y entonces al sur, convirtiéndose en una garganta que separa el Monte Moria del Monte de los Olivos y del Monte de la Ofensa. 1300 pies (396,24 metros) más allá del ángulo nordeste de la ciudad, está cruzado por un puente que reemplazó a otro del período Judío. Este antiguo puente Judío daba acceso, a su derecha, a una escalera tallada en la roca que se encamina al lado norte del Templo, y, a su izquierda, a otra escalera similar que se dirige al Monte de los Olivos. A la izquierda del puente está el Huerto de Getsemaní (véase), con la Tumba de la Bendita Virgen, de donde los Árabes llaman a esta parte del Cedrón Wadi sitti Mariam, o Valle de la Señora María (la traducción es literal para respetar el origen no cristiano del nombre dado por los árabes, si bien se expresaría mejor como Valle de Nuestra Señora María-, n.d.t.). Enseguida vienen dos magníficos monumentos de estilo Greco-Romano-Judío (segundo al primer siglo antes de Cristo) excavados en la roca. El primero se ha llamado, desde el siglo cuarto después de Cristo, la Tumba de Absalom; el segundo, la Tumba del Profeta Zacarías. Entre ambos se halla una grandiosa tumba Judía del mismo período, perteneciente a la familia de Beni Hezir. Un poco más adelante, sobre el sitio del Monte de la Ofensa, se puede ver una tumba labrada en la roca, de arquitectura Egipcia. En la misma pendiente se cuelga el pueblo de Silwan, con sus casas construidas frente a largas filas de sepulcros, la mayoría de los cuales están tallados en un vasto espacio de roca calcárea, popularmente conocido como Ez Zehwele. Enfrente, al pie de Ofel, un tramo de treinta y dos escalones desciende a una caverna, en la que hay una fuente de agua ligeramente salada. Esta fuente presenta el fenómeno de un sifón natural (subterráneo) que produce un flujo intermitente; el agua sale a intervalos de tres a seis veces al día- con un extraño murmullo, de una hendidura de la roca. El agua de esta fuente va a la Piscina de Siloé por un túnel curvo. Los Árabes llaman a la fuente Ain Sitti Mariam, en honor de la Virgen Bendita, y también Ain Oumm Daradj, Fuente de la Madre de las Escaleras; su nombre Bíblico es, de acuerdo con unos, En Rogel; según otros, Gihon de Arriba (ver abajo, D). Cedrón aquí comienza a ensancharse y se cubre con fértiles huertos, los huertos del rey, mencionados en la Biblia. Recibe el Hinnom, junto con El Wad y el pequeño valle que baja, de forma oblicua, desde el Monte Sión. Su descenso a lo largo de alrededor de dos millas y media (4,022 Km.) es de 550 pies (167,64 metros) aunque en su segunda mitad se encuentra lleno, entre quince y cincuenta pies (4,57 a 15,24 metros), de residuos.
Al norte del Monte Moria un valle más comienza cerca de la Puerta de Herodes (Bab Zahira), pasa, al sur sudeste, bajo el ángulo nordeste de la explanada del Templo, y termina en el puente de Cedrón. Las numerosas albercas de esta depresión, cerca de la iglesia de Santa Ana, el lugar de nacimiento de la Virgen Bendita según la tradición, han sido excavadas (no naturales, n.d.t.). Aquí debió estar situada la Piscina Probática, o Piscina de Bethsaida (A. V. Bethesda), con sus cinco pórticos (Juan 5, 2). También se ha localizado al norte la Birket Israil, una represa de 359 pies (109,42 metros) de largo por 126 pies (38,40 metros) de ancho, frente al muro exterior del Templo.
(c) El Monte Gareb (en D. V., la colina Gareb Jeremías 31, 39) (la cuesta de Gareb, según BJ, n.d.t.) se alarga entre el Valle Transversal, al sur, y el curso superior de El Wad, al este. Es un tanto abrupto hacia el noroeste pero no tiene prominencias particularmente altas exceptuando la roca del Calvario (2518 pies) (767,48 metros). En el Año del Señor 70, Gareb estaba todavía cubierto, fuera de los muros, por huertos regados por fuentes (Bell.Jud., V, ii, 2)
Todavía se discute si Sión, la Ciudad de David, ocupaba el tradicional Monte Sión u Ofel; pero por todos se admite que antes del reino de Ezequias (727 antes de Cristo) la ciudad de Jerusalén se extendía sobre ambas colinas, dentro de los límites de los primeros muros.

Historia

La historia de Jerusalén, hasta un cierto punto, no se puede distinguir de la de Israel. Será suficiente para ello prestar atención a los acontecimientos más memorables de la ciudad.

Desde su origen hasta la Conquista por David

Como hemos visto más arriba, Jerusalén es la antigua Salem, capital de Melquisedec, rey y sacerdote del Altísimo. Teniendo conocimiento de la vuelta de Abraham (entonces llamado Abram), quien había vencido a Kedorlaomer y sus aliados, Melquisedec se presentó ante el patriarca (Hebreos 7, 1) en el valle de Savé, que es el valle del rey (Génesis 14, 17). El valle del rey es el Valle del Cedrón, que nace al norte de la ciudad (2 Samuel 18, 18; Antiq. Jud., I, 10:2. Cf. 2 Reyes 25, 4; Jeremías 39, 4). Como toda la tierra de Canaán, Jerusalén estuvo sometida a Caldea durante muchos siglos; después del tiempo de Abraham pasó al dominio de Egipto. Alrededor del año 1400 (ésta y las sucesivas fechas son antes de Cristo, n.d.t.) mientras Israel soñaba con la liberación del yugo egipcio, cierto pueblo Cosseano, llamado Khabiri, invadió Palestina, probablemente por instigación de los Caldeos o los Hititas, y tomó posesión de las plazas fuertes. Abd Hiba, rey de U-ru-sa-lim, viendo su ciudad amenazada, despachó seis cartas sucesivas a su señor feudal, Amenofis III, implorando ayuda. Pero fue en vano; Egipto mismo estaba en su propia crisis. Probablemente fue en este período cuando Jerusalén cayó bajo el poder de los Jebuseos, que la llamaron Jebús.
Cuando los Hebreos entraron en la Tierra Prometida, el Rey de Jebús era Adonisedec (Señor de Justicia) un nombre que, tanto en la forma como en el sentido, recuerda a Melquisedec (Rey de Justicia). Aunque Adonisedec pereció con la coalición de los cinco reyes de Canaán contra Israel (Josué 10, 26; 12, 10), Jerusalén mantuvo largamente su independencia gracias a su fuerte posición. En la distribución de la tierra entre los hijos de Israel, le fue asignada a los descendientes de Benjamín. La frontera entre esta tribu y la de Judá corre desde En Semés, en el camino de Jericó, hasta En Rogel, en el valle del Cedrón, entonces, siguiendo el valle del hijo de Ennom (Josué 15, 7-8) o de los hijos de Ennom (Josué 18, 15, 16) de los Jueces, Judá y Benjamín intentaron tomar posesión de ella, pero en vano, aunque pasaron a sus habitantes por la espada e incendiaron la ciudad (Jueces 1, 8); la ciudad de la que aquí se habla, como señala Josefo (Antiq. Jud., v, ii, 2) es, solamente, la ciudad baja o suburbios. Jerusalén permaneció (Jueces 19, 12) independiente de Israel hasta el reinado de David.

Desde David hasta la cautividad de Babilonia

Habiendo llegado a ser rey de las Doce Tribus de Israel, David contempló el hacer de Jerusalén el centro religioso y político del pueblo de Dios. Reunió todas las fuerzas de la nación en Hebrón, y avanzó contra Jebús. Después de largos y penosos esfuerzos, David conquistó la fortaleza de Sión y se instaló en la fortaleza y la llamó ciudad de David. Y construyó una muralla en derredor desde Mil-ló hacia el interior (2 Samuel 5, 7.9). Esto ocurrió hacia el año 1058 antes de Cristo (No obstante, la BJ sitúa la conquista sobre el año 1000, y que el reinado de David duró de 1010 al 970 antes de Cristo, n.d.t.). El rey ordenó traer del Líbano madera de cedro y obreros de Tiro, para construirse un palacio. Poco después el Arca de la Alianza fue traída solemnemente a la ciudad de David y colocada en un tabernáculo. Un día el rey vio al ángel exterminador planeando sobre el Monte Moria, dispuesto a atacar la Ciudad Santa. El Señor detuvo su brazo, y David, en acción de gracias, compró la era de la cima de la colina, propiedad de Arauná (A.V. Araunah), u Ornan, el Jebuseo, y construyó allí un altar sobre el que ofreció holocaustos (2 Samuel 24; 1 Crónicas 21). A partir de entonces el Monte Moria fue destinado a recibir el templo del Altísimo. David preparó los materiales y dejó a su hijo la ejecución del proyecto.
En el cuarto año de su reinado, Salomón comenzó la construcción del Templo bajo la dirección de artesanos enviados por Juram, Rey de Tiro. Juram también aportó madera de cedro y de ciprés; 70,000 hombres se emplearon para transportar madera desde Joppe (Jaffa) a Jerusalén y 80,000 más en sacar piedra de canteras de las cercanías y tallarla. El grandioso monumento estuvo terminado, en sus aspectos esenciales, en siete años y medio, y el Arca de la Alianza, con gran pompa, fue traída desde la Ciudad de David al nuevo santuario (2 Samuel 6). Las edificaciones se levantaron sobre una gran plataforma construida con inmensos muros de contención. Al oeste se levantó el Santo de los Santos, rodeado por una serie de cámaras en varios niveles, enfrente del cual, al este, estuvo una monumental fachada formada por dos altas torres adosadas. Enfrente de esta entrada levantaron dos grandes columnas de bronce, como obeliscos. Hacia el este estaba el gran patio de los sacerdotes, cuadrado, rodeado de porches, con el altar de los holocaustos, el mar de bronce, y otros utensilios para los sacrificios. Este patio estaba rodeado de otros que también estaban embellecidos con galerías y soberbios edificios (ver TEMPLO DE JERUSALÉN). Salomón, después, dedicó treinta años a erigir, al sur del Templo, la casa del Bosque del Líbano, su palacio real, con el de su reina, hija del Faraón, así como los edificios destinados a su numerosa familia, a su guardia, y a sus esclavos. Entonces unió el Templo y el nuevo barrio real con la Ciudad de David con un muro envolvente, fortificó el Mil-ló (en D. V., Mello, 1 Reyes 9, 15), y cerró la brecha de la Ciudad de David (1 Reyes 11, 27). El pueblo comenzó a protestar por los impuestos y los trabajos forzados.
Estalló la insurrección cuando el orgulloso Roboam, hijo de Salomón, comenzó su reinado (981-65). Diez tribus se le sublevaron y se unieron para formar el Reinado del Norte, o de Israel, y Jerusalén dejó de ser algo más que la capital de las tribus de Benjamín y Judá. Por invitación de Jeroboam, elegido soberano del nuevo reino en Judá (976), Sosac (Seshonq) tomó
Jerusalén y saqueó los inmensos tesoros del Templo y del palacio real (1 Reyes 14, 25, 26). Asa (961-21) y Josafat (920-894) enriquecieron el Templo después de sus numerosas victorias sobre los pueblos vecinos. Bajo Joram (893-888) los Filisteos, aliados con los Árabes del Sur, a su vez, saquearon el Templo y se llevaron todos los hijos del rey excepto el más joven, Ocozías, o Joacaz, el hijo de Atalía (2 Crónicas 21, 16, 17). Al asesinato de éste, Atalía eliminó a sus nietos, y se apropió del poder. Sólo Joás, un niño de un año, fue salvado de la masacre por el Sumo Sacerdote Yehoyadá y criado en secreto en el Templo. A la edad de seis años fue proclamado rey por el pueblo, y Atalía fue apedreada hasta morir. Joás (886-41) restauró el Templo y abolió el culto de Baal; pero más tarde se pervirtió e hizo que el Profeta Zacarías, hijo de Yehoyadá su salvador, fuese muerto. Él mismo pereció a manos de sus sirvientes (2 Reyes 12; 2 Crónicas 22) (En realidad la historia sigue en el capítulo 24 del libro segundo de las Crónicas. n.d.t.). Bajo Amasías los Israelitas del Norte derrotaron a los del Sur, atacaron Jerusalén, y abrieron brecha de cuatrocientos codos en la muralla de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta del Ángulo. Los tesoros del Templo y del palacio real fueron llevados a Samaría (2 Reyes 14, 13, 14). Ozías, o Azarías (811-760), reparó la brecha y fortificó la muralla con sólidas torres (2 Crónicas 26, 9). Su hijo Jotán (759-44), un sabio y justo rey, reforzó la ciudad construyendo “la puerta superior de la casa de Yahvéh, e hizo muchas obras en los muros de Ofel.” “sur del barrio real (2 Crónicas 27, 3; 2 Reyes 15, 35).
Mientras los Reyes de Siria e Israel marchaban contra Jerusalén, Dios envió al Profeta Isaías al Rey Ajaz (743-27), que se encontraba “al final del caño de la alberca superior”. Allí el Profeta le predijo el rechazo del enemigo y al mismo tiempo le anunció que el Mesías Emmanuel, nacería de una virgen (Isaías 7, 3-14), Ajaz gastó los bienes del Templo en pagar tributo a Teglatfalasar, Rey de Asiria, cuya protección había buscado contra los Reyes de Israel y Siria; fue lo suficientemente impío como para sustituir el culto de Yahvéh poniendo en su lugar el culto de Baal-Moloc.
Ezequias (727-696) aceleró la abolición del culto de los ídolos. Alarmado por la caída del Reino de Israel (721), levantó un segundo muro para proteger los suburbios que habían sido construidos al norte del Monte Sión y del Templo. Hizo alianza con Egipto y con Merodac Baladán, Rey de Babilonia, y rehusó pagar tributo a Asiria. Por esto, Senaquerib, Rey de Nínive, que estaba en guerra con Egipto, invadió Palestina desde el sur, y envío a su jefe de oficiales (Copero mayor, BJ, n.d.t.) desde Lakís a Jerusalén, con un numeroso ejército, para emplazar al rey a la rendición sin condiciones. Pero, por consejo de Isaías, el rey rehusó la rendición. A fin de cortar el agua al enemigo, cegó la salida superior del Guijón y trajo el agua al oeste de la ciudad de David (2 Crónicas 32, 3, 4 y 30). Una tablilla Asiria (Prisma de Taylor, col. 3) informa que Senaqueríb, después de derrotar a los Egipcios en Altaka y habiendo tomado cuarenta y seis poblaciones de Judea, encerró a Ezequías en Jerusalén “como un pájaro en una jaula” (Inscripciones Cuneiformes de Asia Oeste, I, PI. 39). Esto coincide con la narración de la Biblia; en el momento en que Senaquerib iba a asaltar Jerusalén, fue informado que Tharaca, Rey de Etiopía, avanzaba contra él, y de seguida, dejando la Ciudad Santa, se puso en marcha para Egipto; pero su ejército fue milagrosamente destruido por la peste (2 Reyes 18, 13; 19, 35-37; 2 Crónicas 32, 9-22; Isaías 36 y 37). Senaquerib organizó otro ejército en Nínive y derrotó a Merodac Baladán de Babilonia, protector de Ezequias. Por consiguiente resultó que, según las inscripciones Asirias, Manasés, hijo de Ezequias, se encontró a sí mismo como tributario de Assaradon y de Asurbanipal, Reyes de Nínive (Prisma de Assaradon, obra citada, III, p. 16; G. Smith, “Historia de Asurbanipal”, p. 30). Manasés, poco después, intentó sacudirse el yugo Ninivita. El año 666 los generales de Asurbanipal vinieron a Jerusalén, encadenaron al rey y lo llevaron a Babilonia, como vasallaje a Nínive (II Par., xxxiii, 9-11) (2 Crónicas 33, 9-11. n.d.t.). Sin embargo Manasés obtuvo pronto su libertad y volvió a Jerusalén, donde reparó los males que había causado. También restauró los muros de la ciudad que habían sido construidos por su padre (2 Crónicas 33, 12-16).
Amón, uno de los peores reyes de Judá, fue asesinado después de dos años de reinado. Josías, su hijo (641-08), aconsejado por el Profeta Jeremías, destruyó los altares idolátricos y restauró el Templo (621). En esas circunstancias el Sumo Sacerdote Jilquías encontró en un salón del santuario una vieja copia de la Ley de Yahvéh dada por medio de Moisés (2 Reyes 22, 8-14; 2 Crónicas 34, 14-21). El año 608 el Faraón, Nekó II, marchó contra Asiria. Movido por un escrúpulo de conciencia, el buen rey intentó cerrar el paso al adversario de su protector, y fue muerto en la batalla de Meguiddó (2 Reyes 23, 29-30). Joacaz, o Sellum, su sucesor, después de reinar tres meses, fue depuesto por Nekó, y llevado cautivo a Egipto, mientras que Elyaquim, a quien el conquistador dio el nombre de Yoyaquím (D. V. Joakim) fue puesto en su lugar (607-600). El año 601 Nabucodonosor (Nebuchadnezzar) entró en Judea para consolidar el poder de su padre. Se llevó cautivos a Babilonia cierto número de notables de Jerusalén, junto al joven Profeta Daniel. Yoyaquín se sublevó contra el yugo de Babilonia, pero su hijo Joaquín (Jehoiachin), se rindió a Nabucodonosor. La ciudad fue saqueada y 10,000 de sus habitantes, incluido el rey, fueron deportados a Babilonia (2 Reyes 24, 1-16; cf. 2 Crónicas 36, 1-10). Sedecías, tercer hijo de Josías, sucedió a su sobrino (596-587). Impulsado por los partidarios de Egipto, él, también, se rebeló contra su protector. Nabucodonosor volvió a Siria y envió a su general, Nabuzardán, contra Jerusalén con un formidable ejército. La ciudad se rindió después de un asedio de más de dieciocho meses. El Templo, los palacios reales y otros edificios importantes fueron incendiados, y la ciudad desmantelada. Los vasos sagrados, y cualquier otra cosa de valor, fueron llevados a Babilonia; sólo el Arca de la Alianza pudo ser ocultada por los Judíos. Sedecías, quien, en el último momento, se dio a la fuga con su ejército por la puerta del sur, fue alcanzado en la llanura del Jordán, y le fueron arrancados los ojos. El sumo sacerdote, los jefes militares, y los notables del país fueron masacrados, y el resto de los habitantes transportados, con su rey ciego, a Babilonia. Solamente agricultores y pobres quedaron en el país, con un gobernador Judío llamado Godolías (Gedaliah), quien puso su residencia en Mispá (2 Reyes 24, 18-20; 24 y 25; 2 Crónicas 36, 11-21).

Desde la vuelta de la Cautividad a la Dominación Romana

El año 536 antes de Cristo, Ciro, Rey de Persia, autorizó a los Judíos a volver a Palestina y reconstruir el Tempo del Señor (Esdras 1, 1-4). La primera expedición, con 42,000 Judíos, fue despachada bajo el liderazgo de Zorobabel, un príncipe de Judá. Se apresuraron a restaurar el altar de los holocaustos, y en el segundo año pusieron los cimientos para otro templo, el cual, sin embargo, debido a las dificultades puestas por los Samaritanos y otros pueblos vecinos, no se completó hasta el sexto año del reinado de Darío (514). Los ancianos no pudieron contener sus lágrimas al ver el carácter modesto de la nueva edificación. El año 458, bajo Artajerjes I, Esdras vino a Jerusalén con 1500 Judíos como gobernador de Judea y terminó la restauración política y religiosa de Israel. Treinta años más tarde, Nehemías, con el permiso de Artajerjes, completó definitivamente la restauración de la Ciudad Santa.
Por la victoria de Issus y la toma de Tiro, Alejandro el Grande, Rey de Macedonia, se convirtió en el dueño de Asia Occidental. El año 332 marchó contra Jerusalén, que había permanecido fiel a Darío III. El Sumo Sacerdote Jaddus, creyendo que la resistencia no serviría para nada, salió al encuentro del gran conquistador, y lo indujo a dejar a salvo a los Judíos (Antiq. Jud., XI, viii, 3-6). Después de Alejandro, Jerusalén sufrió mucho por el largo forcejeo entre los Seleúcidas de Siria y los Tolomeos de Egipto. Palestina cayó ante Nicanor Seleúcida, pero en el 305 Soter Tolomeo consiguió entrar en Jerusalén gracias a una estratagema en el día del Sábado, y se llevó un cierto número de Judíos a Egipto (Antiq. Jud., XII, i, 1). Un siglo más tarde (203) Antíoco el Grande, otra vez, arrancó la Ciudad Santa de las garras de Egipto. Cuando, el 199, cayó una vez más en el poder de Scopas, un general de Tolomeo Epifanes, los Judíos ayudaron a las tropas de Antíoco, que acababa de derrotar al ejército de Scopas, para sacar definitivamente la guarnición Egipcia fuera de la ciudadela de Jerusalén (Antiq. Jud., XII, iii, 3). Los Seleúcidas concibieron la infeliz idea de introducir modos y conceptos helénicos, es decir, paganos- en el pueblo Judío, especialmente en los sacerdotes y la aristocracia civil. El sumo sacerdocio llegó a ser un cargo corrupto; Jasón fue suplantado por Menelao, y Menelao por Lisímaco. Estos indignos sacerdotes, al final, tomaron las armas unos contra otros, y la sangre corrió libremente en varias ocasiones por las calles de Jerusalén (2 Macabeos 4). Bajo la excusa de sofocar esta agitación, Antíoco Epifanes en el año 170 entró en la Ciudad Santa, asaltó las fortificaciones del Templo, lo despojó de sus más sagrados objetos, masacró 40,000 personas, y se llevó muchas más al cautiverio (1 Macabeos 1, 17-25; 2 Macabeos 5, 11-23). Dos años después envió a su general Apolonio a suprimir por la fuerza la religión Judía y reemplazarla en Jerusalén por el paganismo Griego. La ciudad fue desmantelada, y la Akra (Ciudadela en griego, n.d.t.), la ciudadela que dominaba el Templo y servía de cuartel a los Sirios y de refugio a los Judíos renegados, fue reforzada. La estatua de Júpiter Olímpico fue erigida en el Tempo del Altísimo, mientras por todas partes se desató una cruel y sangrienta persecución contra los Judíos que seguían siendo fieles a sus tradiciones (1 Macabeos 1, 30-64; 2 Macabeos 5, 25, 26; 6, 1-11).
El sacerdote Matatías de Hasmón y sus cinco hijos, conocidos como los Macabeos, organizaron una resistencia heroica. Judas, que sucedió a su padre a la muerte de éste, obtuvo cuatro victorias sobre la armada Siria, ocupó Jerusalén (164), purificó el Templo, consolidó las fortificaciones, y erigió un nuevo altar para los holocaustos. También reparó los muros de la ciudad, pero no pudo apoderarse de la ciudadela (Akra), en poder de una guarnición militar Siria. Después de varios rechazos y victorias hizo una alianza con el Imperio Romano (1 Macabeos 8). Jonatán le sucedió y mantuvo el conflicto con no menos heroísmo y éxito. Construyó un muro entre la ciudad superior y el Akra, como barrera contra los Sirios. Simón tomó el lugar de su hermano cuando Jonatán cayó a causa de una traición (142). Tres años más tarde, sacó la guarnición Siria fuera de Akra, arrasó la fortaleza, e incluso niveló la colina en la que había estado, una tarea gigantesca que ocupó a toda la población durante tres años (Antiq. Jud., XVIII, vi, 6; Bell. Jud., V, iv, 1). Demetrio II y después de él Antíoco Sidete, por fin, reconocieron la independencia del pueblo Judío. Simón, con dos de sus hijos, fue asesinado por su yerno, y su tercer hijo, Juan Hircano I (135-06), le sucedió en el trono. Antíoco Sidete, con un gran ejército, llegó a sitiar Jerusalén, pero consintió en retirarse por un rescate de 500 talentos, e Hircano cogió la suma de los tesoros del sepulcro real (Antiq. Jud., XIII, viii, 24; Bell. Jud., I, ii, 5). A Hircano I le sucedió su hijo Aristóbulo I, quien compaginó el título de pontífice con el de rey, reinando, sin embargo, sólo un año. Su hermano y sucesor Alejandro Janneo (105-78) agrandó considerablemente los límites del reino por sus muchas y brillantes victorias. Después de su muerte, Alejandra su viuda, tomó las riendas del gobierno en sus manos por nueve años, después de lo cual ella confió el sumo sacerdocio y la corona a su hijo Hircano II (69), pero su hermano Aristóbulo se levantó en armas para disputarle la posesión del trono. En virtud de la alianza con Roma que Simón había concertado, Pompeyo, el general Romano, vino desde Damasco a Jerusalén, en el año 65 antes de Cristo, para poner fin a la guerra civil. Los partidarios de Hircano abrieron las puertas de la ciudad a los Romanos, pero los de Aristóbulo se encerraron dentro de las fortificaciones del Templo, y no pudieron ser desalojados hasta después de un asedio de tres meses. Su resistencia fue vencida, por fin, en Día de Sábado; tantos como 12,000 Judíos fueron masacrados, y Aristóbulo fue llevado al exilio. Pompeyo repuso a Hircano en el sumo sacerdocio, con el título de etnarca, y declaró a Jerusalén tributaria de Roma (Antiq. Jud., XIV, iv, 1-4; Bell. Jud., I, vii, 1).

Bajo la Dominación Romana; hasta el 70 año del Señor

César permitió a Hircano reconstruir los muros demolidos por Pompeyo; pero en el año 48 antes de Cristo nombró a Antípatro, el Idumeo, gobernador de Palestina, y este último, cuatro años después, consiguió el nombramiento de su hijo mayor, Fasael, como prefecto de Jerusalén, y a su hijo menor, Herodes, como gobernador de Galilea. Cuando Antípatro murió (43), Antígono, el hijo de Aristóbulo II, se hizo con el trono, envió a Hircano II al exilio en medio de sus aliados, los Partos y encarceló a Fasael, quien, desesperado, se suicidó (Antiq. Jud., XIV, xiii, 5-10; Bell. Jud., I, xiii, 1-10). Herodes huyó a Roma, donde el Senado lo proclamó Rey de los Judíos (40). Pero esto fue tres años antes de que arrebatara Jerusalén a Antígono, y sólo después de provocar conflictos y derramamientos de sangre en la ciudad.
Antígono, el último de la dinastía de los Asmoneos, fue condenado a muerte (Antiq. Jud., XIV, xiv, 4; xvi, 1; Bell. Jud., I, xiv, 4; XVIII). El año 24 antes de Cristo, Herodes el Grande se construyó un espléndido castillo en el lugar de la Torre de Baris, o de Birah (Nehemías 2, 8), la llamó Antonia, en honor de Marco Antonio, y puso allí su residencia (Bell. Jud., V, v, 8; Antiq. Jud., XV, xi, 5). También construyó un teatro y un anfiteatro para las luchas de gladiadores.
El 19 antes de Cristo, el rey, cuyo origen así como su crueldad lo habían hecho odioso a los Judíos, creyó ganarse su voluntad reconstruyendo el Templo de Zorobabel, poco a poco, hasta que pareciera tan espléndido como el de Salomón. También agrandó el santuario extendiendo las galerías hasta la fortaleza Antonia, al norte, y uniéndolo, al sur, con el lugar del palacio de Salomón, como para erigir allí una soberbia stoa, o basílica. La inauguración del nuevo Templo tuvo lugar en el año 10 antes de Cristo (Antiq. Jud., XV, xi, 3-6) pero miles de obreros siguieron trabajando en él hasta el año del Señor 64 (Antiq. Jud., XX, ix, 7). Hizo construir un segundo castillo-fortaleza en el ángulo noroeste del Monte Sión, y lo flanqueó con tres soberbias torres -Hípico, Fasael y Mariamme. Abrió la tumba de los reyes de Judá, en busca de tesoros, después de lo cual, para aplacar la indignación popular causada por su sacrilegio, erigió un monumento de mármol blanco a la entrada de la tumba (Antiq. Jud., VII, xv, 3; XVI, vii, 1). Herodes se aproximaba al fin de su reinado de casi cuarenta y un años cuando Jesús, el Divino Salvador, nació en Belén. Unos pocos meses después de la visita de los tres Sabios de Oriente, y la masacre de los Inocentes, murió de horrible enfermedad, odiado por todo su pueblo (4 antes de Cristo) (Existe una contradicción, ya que Herodes no pudo exterminar a los Inocentes a causa del nacimiento de Cristo y morir después de ello, pero cuatro años antes del nacimiento de Cristo; esto se debe a un error de cálculo cometido al establecer el inicio de nuestro actual calendario gregoriano, del siglo XVI; en el siglo VI Dionisio el Exiguo estableció el nacimiento de Cristo en el año 753 de la fundación de Roma; n.d.t.).
Arquelao, su hijo, cogió el título de rey, pero en el curso de ese mismo año Roma lo dejó con el sólo título de Etnarca de Judea, Samaría, e Idumea. Diez años más tarde fue depuesto, y Judea quedó reducida al estatuto de provincia Romana. Coponio, Marco Ambivio, Annio Rufo, Valerio Grato (14, año del Señor) y Poncio Pilato, sucesivamente, fueron nombrados procuradores del país. Pilato dio ocasión a varias sediciones que ahogó con una extrema brutalidad. Bajo la administración de Poncio Pilato, Jesús Cristo fue arrestado y condenado a muerte. La Pasión, Resurrección y Ascensión del Divino Salvador han hecho de Jerusalén -la que ya era gloriosa- la ciudad más celebrada del mundo entero. El entusiasmo con el que, después del Día de Pentecostés, millares de Judíos se declararon discípulos de Jesucristo provocó una violenta persecución de los Cristianos, en la que el diácono Esteban fue el primer mártir (Hch 6, 8-15). Poncio Pilato había cogido un día los fondos del Corban para pagar la construcción de un acueducto, y se produjo un levantamiento de los Judíos. Convocado a Roma para dar cuenta de su conducta, fue desterrado por Calígula (Antiq. Jud., XVIII, iii, 2). Dos años después, el emperador hizo a Herodes Agripa I, nieto de Herodes, tetrarca de los países de más allá del Jordán; en el 41 Claudio lo nombró rey de Judea. Agripa se comprometió a construir un tercer muro, al norte de la ciudad (Antiq. Jud., XIX, vii, 2; Bell. Jud., V, iv, 2). Para agradar a los Judíos, hizo decapitar a Santiago el Mayor, e intentó lo mismo con San Pedro, pero vino un ángel y liberó de sus cadenas al Príncipe de los Apóstoles (Hch 12, 1-19). Poco después, principio del 44, el rey murió miserablemente en Cesárea (Hch 12, 23; Antiq. Jud., XIX, 8, 2).
En aquella época vino a Jerusalén Sadan, quien era llamada entre los Griegos Helena, Reina de Adiabene, un país situado en el río Adiabas, que es afluente por el este del Tigris. Convertida al Judaísmo, junto a su numerosa familia, ella reconfortó a los pobres con su munificencia durante una terrible hambruna (cf. Hch 11, 28). Ella fue la que hizo que se excavara, para ella y su familia, al norte de la ciudad, el imponente sepulcro conocido como la Tumba de los Reyes (Antiq. Jud., XX, ii, 6; iv, 3). En este tiempo murió la Bendita Virgen, y fue enterrada en Getsemaní. San Pedro volvió de Antioquia para presidir el Primer Concilio Ecuménico (Hch 15, 1-3) (Ver JUDAIZANTES, apartado Concilio de Jerusalén). El Rey de Judea fue sustituido por un procurador, y Agripa II, hijo del Agripa precedente, fue nombrado Príncipe de Calcis y Perea, y encargado de cuidar del Templo de Jerusalén (Antiq. Jud., XX, ix, 7). Terminó el tercer muro, comenzado por su padre y finalizó las obras del santuario el año del Señor 64. Cuspio Fado, Tiberio Alejandro, y Cumano fueron sucesivamente los procuradores desde el 44 al 52. Vinieron después Félix, Festo, y Albino, desde el 52 al 66. Con los últimos cuatro, los desórdenes y las masacres se sucedieron ininterrumpidamente. Gesio Floro (66) superó la maldad de sus predecesores, y llevó al pueblo a sublevarse contra la dominación Romana; Agripa y su partido recomendaron paciencia y apelaron a Roma contra el procurador; pero después de varios días de guerra civil, el partido insurgente triunfó sobre el pacifista, masacró la guarnición Romana e incendió los palacios. Cestio Galo, Presidente de Siria, llegó el treinta de Octubre del año 66, con la Duodécima Legión, sólo encontró rechazo, y hubo de retirarse (Antiq. Jud., XX, xxi; Bell. Jud., II, xvii, 6; xix, 1-9). Los Cristianos, recordando la profecía de Cristo (Lucas 19, 43-44) se retiraron más allá del Jordán dentro de territorio de Agripa, guiados por su obispo, San Simeón (San Epifanio, “De mensuris”, XIV, XV). Nerón encomendó a su general Vespasiano, suprimir la insurrección, y Vespasiano, acompañado de su hijo Tito, invadió Galilea, el año del Señor 67, con un ejército de 60,000 hombres. La mayoría de las plazas fuertes ya habían sido ocupadas, cuando la muerte del emperador hizo suspender las hostilidades. Después de los efímeros reinados de tres emperadores, en total dieciocho meses, Vespasiano fue elevado al trono en Noviembre del 69.
Tito recibió de su padre el mando del ejército del Este, y al año siguiente, en el tiempo en que la Ciudad Santa estaba abarrotada con todos los que habían venido para la Fiesta de Pascua, comenzó su asedio. El décimo-cuarto día de Kanthic (Bell. Jud., V, xiii, 7), o del mes Hebreo de Abib el día de la Pascua, correspondiente al 31 de Marzo- Tito tomó posiciones en el Monte Scopus con las Legiones, Quinta, Séptima y Décimo-quinta, a la vez que la Décima ocupaba el Monte de los Olivos. En el otro lado, Juan de Giscala mantenía en su poder el Templo, la Antonia, y la ciudad nueva de Bezetha, con 11,000 hombres, y Simón, el hijo de Giora, resistía en la parte superior e inferior de la ciudad, en la colina del sudoeste, con 10,000 hombres.
Al atacar el tercer muro, el 9 de Abril, las legiones se hicieron con esa línea de defensa después de quince días de lucha. Una vez dueño de la ciudad nueva, Tito subió su posición hacia el oeste, en el lugar conocido como “el Campo de los Asirios” (Bell. Jud., V, vii, 2). Siguió inmediatamente un ataque al segundo muro. Cinco días más tarde, los Romanos entraron por una brecha pero fueron repelidos y se hicieron dueño de él solamente después de cinco días de feroz e incesante lucha. Tito pudo entonces aproximarse a la Antonia, la cual era la única vía de acceso al Templo y a la ciudadela de Herodes, y protegía el primer muro al norte del Monte Sión.
Tras tres días de descanso, las plataformas de elevación y las torres móviles estuvieron listas contra la torre Hippicus y la Antonia. Pero el 17 de Mayo todos los trabajos realizados contra la Antonia fueron inutilizados y destrozados por los soldados de Juan de Giscala, y dos días después las torres móviles que amenazaban el Hippicus fueron incendiadas por los hombres de Simón, mientras una lucha heroica se mantenía en ambos lugares. El general Romano empleó entonces todo su ejército durante tres días en cercar la ciudad con un terraplén de circunvalación, diseñado para cortar toda comunicación con la ciudad, y así rendir la plaza por hambre. Esto produjo pronto unos terribles resultados (Bell. Jud., XII, v, 2).
Después de tres semanas de puesta a punto, los arietes abrieron una brecha en el muro que conectaba la Antonia con el Templo, cerca de la Piscina de Strucio, pero en vano. Dos días más tarde, el muro se desmoronó en trozos sobre una mina preparada por Juan de Giscala, y un puñado de soldados Romanos ganaron la Antonia por sorpresa, a las tres de la mañana del 20 de Junio (Bell. Jud., VI, i, 1-7). Tito finalmente demolió la fortaleza a fin de utilizar los materiales en la construcción de montículos (o trincheras, n.d.t.) contra el Templo. Tres semanas defendieron los Judíos los pórticos exteriores y luego los interiores, a los que los Romanos sólo llegaron al costo de enormes sacrificios. Por fin el 23 de Julio, un soldado Romano arrojó una antorcha encendida dentro de una de las galerías cercanas al Santo de los Santos. En medio de una espantosa matanza el fuego se extendió a los edificios vecinos, y pronto toda la plataforma fue una horrible masa de cadáveres y ruinas (Bell. Jud., VI, ii, 1-9; iii, 1, 2; iv, 1-5). Luego los Romanos prendieron fuego al palacio de la depresión de El Wad, y al Ofel; el día después echaron a los Judíos del Akra y quemaron la ciudad baja hasta la Piscina de Siloé (Bell. Jud., VI, vi, 3-4). Todavía quedaba la tercera muralla, el formidable bastión de la ciudad alta, donde los defensores del Akra, cargados de botín, habíanse unido a los hombres de Simón. Dieciocho días se dedicaron a la preparación de terraplenes al noroeste y al nordeste de la fortaleza, pero apenas los arietes abrieron brecha en los muros cuando Juan y Simón se escaparon secretamente con sus tropas. El octavo día de Elul (1 de Agosto) la ciudad cayó definitivamente en poder de los Romanos, después de un asedio de 143 días. A los que le felicitaron, Tito replicó: “No soy yo quien ha vencido. Dios, en Su ira contra los judíos, ha usado mi brazo” (Bell. Jud., VIII, v, 2)
Los muros del Templo y los de la ciudad fueron demolidos. Pero Tito quiso preservar la fortaleza de la ciudad alta, con las tres magníficas torres del palacio de Herodes. Además, la ciudad alta resultó necesaria como cuartel fortificado para la Décima Legión, que quedó como guarnición de Jerusalén. Durante este asedio, uno de los más sangrientos que recuerde la historia- 600,000 judíos, según Tácito (Hist., V, xiii), o, según Josefo, más de un millón, murieron por la espada, la enfermedad o el hambre. Los supervivientes murieron en las luchas de gladiadores o fueron vendidos como esclavos.

Desarrollo de la Ciudad y sus Principales Monumentos

Sión, o la Ciudad de David, según la Tradición

“David conquistó la fortaleza de Sión y se instaló en la fortaleza y la llamó Ciudad de David. Edificó una muralla en derredor, desde el Mil-ló hacia el interior” (2 Samuel 5, 7-9). Cuando Salomón hubo terminado el Templo y la Casa del Bosque del Líbano, de 100 codos de largo, 50 codos de ancho, y 30 codos de alto, con un porche de 30 codos por cincuenta, erigió los palacios y otros edificios. Hacia abajo, por el sur, en el lugar que figura en los textos post-Exílicos como el Ofel, nos encontramos a los Gabaonitas (Josué 9, 22) y otros Natinitas -pueblos extraños puestos al servicio de los Levitas para proveerlos de madera y agua para los sacrificios (Esdras 2, 58; 7, 2f; 8, 20; Nehemías 3, 26; 11, 21).
¿Ocupó Sión, la Ciudad de David, la colina del este o la situada al sudoeste?
Antes del exilio, los Judíos no pudieron estar ignorantes de su localización, ya que el muro límite de Sión abarcaba los sepulcros del rey-profeta y catorce de sus sucesores; los últimos dos Libros de los Reyes repiten esto trece veces (1 Reyes 2, 10; 11, 43; 14, 9, 24, etc.; 2 Reyes 8, 24, etc.), y las Crónicas contienen testimonios similares. A su vuelta del exilio, los ancianos tienen que haber recordado en qué parte de la ciudad estaban situados los enterramientos de David y sus descendientes; de hecho, Nehemías no duda en usarlos como punto de referencia (Nehemías 3, 16). Hircano I y Herodes el Grande, incluso, abrieron estas tumbas de los reyes buscando tesoros (Antiq. Jud., VII, xv, 3: XIII, vii, 4; Bell. Jud. I, ii, 5). El monumento de mármol blanco levantado por este último, parece haber permanecido en pié hasta el año 133 del Señor (Dion Cassius, Hist. de Roma, LXIX, iv). En todo caso la tumba de David era bien conocida entre los Judíos y los discípulos de Cristo en tiempos de San Pedro (Hch. 2, 29). Ya Josefo, testigo ocular, dice que la ciudad Jebusea, que se convirtió en la Ciudad de David, ocupaba la altiplanicie oeste de la colina del sudoeste, ahora conocida como Monte Sión. En su tiempo se le llamó “la ciudad alta” (Antiq. Jud., XVI, vii, 1, etc.) y también el ágora superior, o mercado (Bell. Jud., V, 4, 1. Cf. 1 Macabeos 12, 36; 14, 36). La palabra Mil-ló (en D.V. Mello) se traduce siempre por Akra en los Setenta y en Josefo, y, de acuerdo con éste último, el Mil-ló, o Mello, ocupaba la altiplanicie del lado nordeste de la misma colina, y, en su tiempo, se le llamó Akra, “ciudad baja” y “mercado de abajo” (Antiq. Jud., XVI, 7, 1; Bell. Jud., V, 4, 1; 1 Macabeos 1, 38). Fue esta colina, que dominaba el Templo, la que fue nivelada por los Asmoneos (Antiq. Jud., XIII, vi, 6; Bell. Jud., I, ii, 2). Los Talmudistas están de acuerdo con el historiador Judío en cuanto a la posición de los dos mercados (Neubauer, “La Geografía del Talmud”, p. 138). Eusebio de Cesarea (Onomasticon, ver “Golgotha”), San Jerónimo (Ep. cviii, Ad Eustoch), San Epifanio (De mens., XIV), y los escritores posteriores, Judíos y Cristianos, localizan Sión, la Ciudad de David, sobre la colina sudoeste, la cual nunca tuvo otro nombre que el de Monte Sión.

Sión en Ofel

En los últimos cincuenta años muchos escritores han refutado la tradición y buscaron información sólo en la Biblia, resultando unas veinte teorías topográficas diferentes. La teoría que coloca a Sión sobre Ofel es la única que (aparte de ciertas discrepancias en cuanto a los lugares de Mil-ló, el Akra, los palacios de Salomón, etc.) vale la pena considerarla por un momento. Los partidarios de esta teoría, la fundamentan en el siguiente pasaje: “Este mismo Ezequías cegó la salida superior de las aguas del Guijón y las condujo, bajo tierra, a la parte occidental de la ciudad de David” (2 Crónicas 32, 30). Sostienen que Sión estuvo en Ofel por las siguientes razones:
(a) En Rogel “la fuente Rogel”- un manantial del Valle de Cedrón (Josué 15, 7; 18, 16) es el Bir Eyub, o “Pozo de Jacob”, situado 2300 pies (701,04 metros) al sur de la Ain Sitti Maryam, o Fuente de la Virgen.
(b) En la antigüedad, como ahora, la Fuente de la Virgen era el único manantial que afloraba en las cercanías de Jerusalén.
(c) La Fuente de la Virgen, es, por consiguiente, el Gihón Superior de la Biblia.
(d) Ya fue Ezequías quien hizo el túnel de Siloé.
(e) Según este pasaje el rey trajo las aguas de la Fuente de la Virgen al oeste de Ofel, esto es, la Ciudad de David.
(f) Los Libros de los Macabeos establecen explícitamente que Sión estaba en el monte del Templo o Moria.
Se le hacen las siguientes objeciones:
(a) El Bir Eyub, es decir, el Pozo de Jacob, no es ni un manantial ni una fuente (en, o ain), sino un pozo (bir), de 125 pies (38,10 metros) en su condición actual, y se alimenta sólo de agua de lluvia y de infiltración. En el siglo sexto, Cirilo de Escitópolis (Vita S. Sabae, lxii), y Eutiquio de Alejandría (Anales), y Moujdir ed Din (“Hist. de Jerus.”, ed. Sauvaire, p. 188) nos dicen que, después de una gran sequía que duró cinco años (509-14), en el año vigésimo-tercero de Anastasio, Juan, Patriarca de Jerusalén, hizo cavar un pozo hasta una profundidad, según Cirilo, de alrededor de 255 pies (77,72 metros), o, de acuerdo con el historiador Árabe, de 10 codos (alrededor de 82 pies) (24,99 metros), pero sin encontrar agua. El Bir Eyub, por consiguiente, no es una fuente Cananea, y En Rogel tiene que ser necesariamente la Fuente de la Virgen, cuyas peculiaridades naturales tuvieron que hacerla famosa en el país y apropiada para servir de punto relevante en los límites de Bejamín y Judá. La gruta de este manantial, también, podría haber sido un buen escondite para los dos espías de David que se ocultaron en En Rogel (2 Samuel 17, 17).
(b) En los tiempos de Ezequías había muchos manantiales de agua corriente en la vecindad de Jerusalén, y el rey los cegó todos (2 Crónicas 32, 2-5). Josefo relata que cuando Tito asedió Jerusalén muchos manantiales fluían tan abundantemente que fueron suficientes no sólo para dar agua de beber a los Romanos sino hasta para regar los jardines (Bell. Jud., V, iv, 2). El Oeste de la ciudad estaba cubierto por jardines (Bell. Jud., VI, ii, 2; vii, 2) y esto es por lo que la puerta del oeste llevaba el nombre de Gennath, “Puerta de los Jardines”. Aquí Tito montó su campamento y aquí se detuvieron los oficiales de Senaquerib (2 Reyes 18, 17. Cf. Isaías 7, 3). Entre las aguas vivas de Jerusalén el Talmud de Babilonia conmemora el “Beth Mamilla” (Neubauer, op. cit., p. 146), esto es, el Birket Mamilla. Cirilo de Escitópolis (loc. cit.) cuenta que en la gran sequía de los cinco años “las aguas de Siloé y de las Lucilias cesaron de fluir”. Josefo, tardíamente, dice que un conducto por debajo de la Puerta de los Jardines trajo el agua a la Torre de Hippicus (Bell. Jud., V, vii, 3). Varios restos de antiguos acueductos se han descubierto bajo la Puerta de Jaffa y alrededor de Hammana el Batrak, comúnmente llamado el Pozo de Ezequías.
(c) Adonías, el hijo primogénito del rey David, reunió en secreto a sus numerosos partidarios sobre “la piedra de Zojélet, que estaba cerca de la fuente Rogel”, donde ofreció carneros y bueyes e iba a ser proclamado rey al final del banquete. Pero David, avisado de la conjura por el Profeta Natán, envió a Salomón, con el Profeta y la guardia real a Gihón, para recibir allí la unción sagrada sin el conocimiento de Adonías, y para ser proclamado rey al son de las trompetas. (1 Reyes 1, 5-9, 33-45). En el talud del Monte de la Ofensa enfrente de la Fuente de la Virgen, hay una inmensa cornisa roquera llamada Ez Zahweile. Ha sido identificado por Clermont-Ganneau con la piedra de Zojélet (“Quart. Stat.” 1810, p. 251). Wilson y Warren son de la misma opinión (La recuperación de Jerusalén, p. 305). Conder respalda la identificación defendida “por la opinión común de los doctos” (“Quart. Stat.” 1884, p. 242, n. 1) Si la Ciudad de David hubiese estado en Ofel, ¿hubiera Adonías llevado a cabo su banquete de traición bajo las ventanas del palacio real? ¿hubiera ignorado David esta larga y ruidosa concurrencia hasta la llegada de Natán? ¿hubiera enviado a Salomón al Valle de Cedrón, al pie de Zojélet? ¿no hubieran oído los partidarios de Adonías el sonido de las trompetas y los gritos del pueblo antes que la procesión real hubiera vuelto a Sión (1 Reyes 1, 41)? El hecho parece ser que, mientras Adonías se había apartado a un punto del Valle de Cedrón cerca de En Rogel, Salomón fue enviado al lado opuesto, donde estaba la fuente de Gihon.
(d) No hay documento alguno que, de alguna manera, atribuya la construcción del túnel de Siloé a Ezequías. Por otro lado, Isaías, en el reinado de Ajaz, padre de Ezequías, habla (viii, 6) de las aguas de Siloé (una palabra que significa Enviado Juan 9, 7) que corren mansamente (Según el texto de la Sagrada Biblia, BAC 7ª ed. Madrid 1957, n.d.t.). La inscripción Hebrea encontrada en 1881 en la pared del túnel es, de acuerdo con Sayce (Nueva Luz, Londres, 1883, p. 116), más temprana que Ezequías, y pudiera ser hasta del tiempo de Salomón. Conder, Maspero, Stade, Renán, y otros sostienen que es anterior al tiempo de Ezequías.
(e) Hoy no se hace cuestión del hecho que la piscina de Siloé estuvo siempre fuera de las murallas de la ciudad (Bell. Jud., V, iv, 2;ix, 4). Ezequías trajo las aguas de Gihón a una cisterna dentro de la ciudad (2 Reyes 20, 20; Sirácida 48, 19, fragmento del texto Hebreo). Isaías (xxii, 11) dice, un estanque hiciste entre ambos muros, es decir, entre el muro viejo y aquél de Ezequías, al noroeste del Monte Sión. Los Hebreos nunca distinguieron los puntos cardinales de la brújula.
(f) En los libros históricos Sión se aplica a la ciudad de Jebús, la cual, con el Mil-ló, se convirtió en la Ciudad de David. Pero en los textos poéticos Sión es, metafóricamente, sinónimo del Templo (Salmo lxxvii, 68), o de Jerusalén (Salmo cxxxii, 3; lxxxvi, 5). A veces Sión designa al pueblo de Israel (Isaías 10, 32; Sofonías 3, 14;), o Judea (Lam., iv, 22), e, incluso, a la comunidad Judía en la dispersión (Jeremías 31, 12; Zacarías 2, 7). En los días de los Macabeos la Ciudad de David, al oeste del Templo, era el enclave de los infieles (1 Macabeos 1, 35 ss.). El texto de la Biblia, estudiado e interpretado al momento, indica la misma colina para la localización de la sagrada Sión, la Ciudad de David, como hace la tradición. La Arqueología, también, positivamente confirma lo tradicional.

Sion, la Ciudad Alta

Las laderas del tradicional Monte Sión tienen un gran número de viviendas entera o parcialmente excavadas en la roca. Estas eran, de acuerdo con la opinión general, las casas de los primeros habitantes. Durante la construcción de la Escuela Gobat y el cementerio Protestante, en 1874-75, al sur de la planicie oeste de Sión, Maudsley descubrió la alineación de una antigua fortaleza. Su base es una escarpadura cortada verticalmente en la roca, alrededor de 600 pies (182,88 metros) de longitud, y 40-50 pies (12,19-15,24 metros) de altura. Al oeste y al este de esta colosal escarpadura hay unos salientes tallados en la propia roca, midiendo sus lados 40-50 pies (12,19-15,24 metros). Estos son los basamentos rocosos de las torres laterales. La primera es de 20 pies (6,09 metros) de alto, y se asienta sobre una planicie de roca bastamente configurada. A lo largo de la escarpadura corre una acequia, excavada también en la roca viva, con una profundidad de 5 a 10 pies (1,52 a 3,04 metros) y una anchura media de 18 pies (5,48 metros) (Conder, “La Roca Escarpada de Sión” en “Quart. Stat.” 1875, pp. 81 y siguiente). En 1894 Bliss tomó y continuó el trabajo de la exploración. Desde la torre este la escarpadura gira hacia el nordeste, siguiendo el trazado de la altiplanicie, y la acequia sigue, ininterrumpidamente, la misma dirección. Habida cuenta de que algunas casas son anejas al Sagrado Cenáculo, la exploración solamente pudo hacerse hasta la longitud de 185 pies (56,38 metros). La escarpadura estuvo una vez coronada por un muro (algunas de cuyas piedras, cortadas y biseladas, fueron encontradas in situ), y se levanta a una altura de 240 pies (73,15 metros) sobre el lecho del Ennom (Ginón) (ver Bliss). Esta fortaleza, que originalmente estuvo aislada, que fue construida con un arte maravilloso, y que era tan sólida como para resistir todos los ataques, ocupó la ciudad alta indicada por Josefo, “con mucho la colina más alta, derecha en su longitud, la cual, por razón de su fuerte posición, había sido llamada por David la ciudadela” (Bell. Jud., V, iv, 1). Era de unos 2300 pies (701,04 metros) de longitud y unos 800 (243,84 metros) de anchura. Al norte, por donde estaba protegida por un valle de no gran profundidad, Herodes hizo construir un castillo fuerte, lo que hizo la posición casi inexpugnable, incluso contra las legiones Romanas. Gracias a las dimensiones y otras indicaciones dadas por Josefo, se piensa que la Torre de Fasael puede ser reconocida en las primeras hileras de albañilería de la actual Torre de David, y la de Hippico en la torre del noroeste de la ciudadela; aquella de Mariamme debería flanquear el muro oeste. En el mismo lado, la Puerta del Valle, abría primeramente (2 Crónicas 26, 9; Nehemías 2, 13.15; 3, 13), y en el ángulo noroeste se levantaba la Torre de los Hornos (Nehemías 3, 11; 12, 37), la cual defendía la Puerta del Ángulo antes de que existiese la estructura Herodiana (2 Reyes 14, 13; 2 Crónicas 25, 23). La ciudad alta, la cual, según Josefo, era el barrio aristocrático, contenía el Cenáculo según la tradición, al sur, cerca, el palacio de Caifás, algo más allá, el de Anás, y en el ángulo sudeste del palacio de Herodes, la cárcel donde Santiago el Mayor fue decapitado.
Desde la Torre de Fasael el muro descendía, de oeste a este, sobre el declive sur del Monte Sión, y acababa en el recinto del Templo. Un importante fragmento de esta muralla ha sido descubierto al este de la Torre de David, y algo más allá, otro trozo, 290 pies (88,29 metros) de largo, flanqueado por dos torres, cuya piedra de la fachada, en el lugar en que encara el valle, permanece intacta en una altura de 39 pies (11,88 metros) (Warren, “Quart. Stat.”, 1884, pl.III). Este muro estaba partido por la antigua Puerta de Efraín (2 Reyes 15, 13; 2 Crónicas 25, 23) (La cita 2 Reyes 15, 13 es, al parecer, un error de escritura ya que, por la lectura del texto bíblico y la concordancia con citas anteriores cercanas queda claramente indicada la cita siguiente: 2 Reyes 14, 13, n.d.t.). De acuerdo con la tradición, San Pedro fue arrojado a la prisión en el suburbio de Ezequías; después de ser liberado por el ángel, se encaminó a la ciudad propiamente dicha, donde encontró abierta la puerta de hierro (Hch 12, 3-11). Tan tempranamente como en el siglo sexto una iglesia marcaba el lugar de la casa de María, la madre de Juan Marcos, cincuenta pasos al sur de este muro (Hch 12, 12-17). El muro sur del Monte Sión probablemente formaba parte del muro por el que David subió a la Ciudad de Jebús y el Mil-ló (el Akra de los Setenta). Esta colina, según Josefo, es la ciudad baja, el Akron de los Sirios, nivelada por los Asmoneos (Antiq. Jud., XIII, vi, 6). Abarcaba el palacio de los Asmoneos y el de Helen de Adiabene (Bell. Jud., VI, vi, 3).
Para volver al sur de la primitiva fortaleza, un muro de construcción más tardía desciende desde el ángulo exterior, sudeste de la torre este, hacia la piscina de Siloé. Es una obra de los reyes de Judá, si no de Salomón, pero, como Bliss ha subrayado, ha sido restaurado una y otra vez en la última ocasión, por la Emperatriz Eudocia (años del Señor 450-60). A una distancia de 130 pies (39,62 metros) desde el principio del muro, la exploración ha sacado a la luz restos de una entrada con tres pavimentos superpuestos de períodos sucesivos. Se abre sobre una calle bajo la cual pasa un desagüe que se dirige a Ennom. Esta es la Puerta del Muladar (Nehemías 2, 13), a la que Jeremías (xix, 2) llama Puerta de la Alfarería (o de las Tejoletas, BJ, n.d.t.); Josefo la llama Puerta de los Esenios, y señala su posición en el barrio de Bethso (del Hebreo Bethzoa, “una colina del estiércol”) (Bell. Jud., V, iv, 2). Aquí el Monte Sión está cruzado por dos antiguos acueductos de diferentes alturas, que traen agua desde el sur de Belén (Bliss, op, cit, pp.17-82). A unos 2000 pies (609,60 metros) de esta entrada, Guthe, en 1881, y, más tarde, Bliss, han comprobado la existencia de otra entrada, también con tres pavimentos y protegida por una torre. Esta es la Puerta de la Fuente (Nehemías 2, 14; 3, 15; “puerta del agua”, 12, 36) (12, 37, n.d.t.) y, probablemente, también “la puerta que está entre los dos muros que dan al jardín del rey” por la que escapó Sedecías ( Jeremías 52, 7; 2 Reyes 25, 4). Empezando desde la torre, el muro toma una dirección noroeste y gira bruscamente al norte, dejando la Piscina de Siloé fuera de la ciudad de acuerdo con lo que nos dice Josefo (Bell. Jud., V, iv, 2; ix, 4). Al sur de la Piscina de Siloé el valle está atravesado por un gran dique, 233 pies (71,01 metros) de largo, un vasto estanque de agua de lluvia. El dique es de un espesor de 20 pies (6,09 metros) y se continúa, a la mitad de su altura, en un muro de 10 pies (3,04 metros) de espesor, flanqueado por siete obras de igual fuerza. Sin embargo y a pesar de los reiterados refuerzos, no fue uniforme su resistencia a la presión del agua. La Emperatriz Eudocia construyó un segundo dique, cincuenta pies (15,24 metros) al norte del primero. Este es “el acueducto del rey” (o acequia) de Neh. 2, 14.
Bliss siguió el muro este del Monte Sión a lo largo sólo de 650 pies (198,12 metros), esto es, hasta 150 (45,72 metros) pies al norte de la Piscina de Siloé. Según Nehemías (Nehemías 3, 16-19), el muro pasaba frente a la calle de las escaleras que bajaban al sepulcro de David, allí por el estanque que Josefo llama Piscina de Salomón (Bell. Jud., V, iv, 2), y, por último, por la Casa de los Valientes “todos estos lugares todavía sin identificar. El muro entonces formaba un ángulo y después otro ángulo opuesto (Nehemías 3, 24) pero ignoramos el punto donde cruzaba el valle para ascender a Ofel. En el lado este de Ofel se ha confirmado que existe un pequeño fragmento de muro que va del sudoeste al noroeste y, 100 pies (30,48 metros) más lejos, una notable estructura hidráulica anterior en el tiempo al túnel de Siloé. Esta es una galería, labrada en la roca, que lleva a una pared que baja hasta el nivel de la superficie de la Fuente de la Virgen, de donde se sacaría agua con cubos y sogas (Wilson y Warren, op. cit., pp. 248 ss.). Más allá de dudas, la Puerta de las Aguas y la torre que permaneció de pie (Nehemías 3, 26; 12, 36) (12, 37, n.d.t.) deben situarse en estos alrededores. El muro ha sido descubierto otra vez a una distancia de 700 pies (213,36 metros) en la misma dirección; luego gira hacia el norte en una longitud de 70 pies (21,33 metros) y corre al interior del ángulo sudeste del recinto del Templo. En el recodo que forma esta pared, se levantó una torre, la “gran torre que quedó de pie” (Nehemías 3, 27), diseñada como defensa del palacio real. A lo largo del tiempo los reyes de Judá alargaron el muro de Ofel hasta proteger el enclave este del Templo. Esta alineación estuvo cortada por un gran número de entradas: “la entrada de los caballos” (2 Crónicas 23, 15; 2 Reyes 11, 16; Nehemías 3, 28), descubierta en 1902 por ingenieros Ingleses, que encara el ángulo sudeste del Haram, al que se llama “Establos de Salomón”; la entrada este (del Templo), que corresponde a “la Puerta de Oro”; la Mephkad, o “puerta de la inspección” (Nehemías 3, 30) frente a la Puerta de Oro; la Puerta de la Prisión (D.V. “puerta de la vigilancia”) (Nehemías 12, 38); la Entrada de los Caballos (2 Reyes 11, 6); “la puerta de los escuderos” (D.V.), o “de la guardia” (A.V.) (IV Reyes xi, 19) (2 Reyes 11, 19; n.d.t.); la Entrada de Bejamín (Jeremías 37, 12; 38, 7), son nombres de diferentes entradas que existían previamente o barrios protegidos que se extendían al norte del Templo desde el tiempo de Ezequías hasta el de Herodes. Por último, está la Puerta de las Ovejas (D. V. puerta del rebaño) (Neh. 3, 1; 12, 38) (12, 39, BJ, n.d.t.) cerca de la Piscina Probática.
Del antiguo Templo nada se puede ver hoy sino la roca sagrada y un número de cisternas. El Harami esh Sherif tiene cuatro lados, con ángulos rectos en el sudoeste y noreste. El muro sur mide 922 pies (281,02 metros) y está cortado por tres entradas: la Doble Puerta, la Triple Puerta, y la Puerta Sencilla notables obras del tipo de la Puerta de Oro y, como ella, restauradas en el siglo sexto de nuestra era. Los muros del este y del norte tienen una longitud de 1042 pies (317,60 metros); el del oeste 1601 (487,98 metros). Las piedras están cuidadosamente formadas y biseladas, 3 pies y medio (1,06 metros) de alto, y la más larga de 20 a 39 pies (6,09 a 11,88 metros), mientras que en el sur hay una fila, 600 pies de largo (182,88 metros), en la que las piedras son de 7 pies (2,13 metros) de altura. En el ángulo sudoeste este colosal muro desciende 85 pies (25,90 metros) por debajo de la actual superficie del suelo. Cuarenta pies (12,19 metros) al norte de este ángulo se pueden ver tres filas de piedras que forman una bóveda de 51 pies de ancho (15,54 metros), llamada “Arco de Robinson”, por el nombre del investigador que primero reconoció en estos restos los fragmentos de un viaducto. Los ingenieros Ingleses, de hecho, han descubierto, 54 pies (16,45 metros) al oeste de este fragmento de embovedado, y 55 pies (16,76 metros) debajo del actual nivel del suelo, tres filas de los correspondientes muros de carga. Al pie del Monte Sión, a 246 pies (74,98 metros) del Arco de Robinson, se han encontrado más restos del mismo viaducto, del que, verdaderamente, Josefo hace una mención muy clara (Antiq. Jud., XIV, iv, 2; Bell. Jud., I, vii, 2; VI, vi, 2). El muro de carga está sobre unos cimientos pavimentados, que, a su vez, están colocados sobre una capa de tierra de 23 pies (7,01 metros) de grosor. En esta masa de tierra, en la que no se han encontrado rastros de albañilería, yacen piedras de embovedado de 3 a 3 y medio pies (0,91 a 1,06 metros) de alto y de ancho, y siete pies (2,13 metros) de longitud, restos de una puente mucho más viejo. Los peritos han atribuido el primer viaducto a Herodes y el segundo a los Reyes de Judá, e incluso a Salomón. Muy al fondo del valle hay un canal tallado en la roca y embovedado al modo Fenicio; este es un acueducto que más tarde fue usado como alcantarillado (Wilson y Warren, op. cit., pp. 76-111; Perrot y Chipiez, Hist. del arte, II, 168. Cf. 1 Reyes 11, 27).
La segunda entrada del Templo, llamada Puerta de Barclay, se abre a 180 pies (54,86 metros) en dirección norte; allí, más allá de la Plaza Wailing, viene una tercera entrada llamada Arco de Wilson. Esto es un arco de viaducto de 42 pies (12,80 metros) a lo largo del eje y 39 pies (11,88 metros) de luz, construido de bloques de 6 a 12 pies (1,81 a 3,65 metros) de largo. En el fondo del valle, alrededor del viaducto, Wilson ha descubierto algunas viviendas muy antiguas y piezas de artesanía que parecen ser de origen Fenicio. El viaducto, al que se le supone ser del tiempo de Herodes, fue reconstruido en el período bizantino. Conectaba el Templo con el Monte Sión y servía como acueducto para el canal que corre desde Belén. Cerca del Arco de Wilson hay una antigua piscina embovedada, Birket el Bouraq, a la que llega un acueducto desde la ciudadela. Josefo coloca el Xystus, gimnasio construido por el Sumo Sacerdote Jasón, entre los dos viaductos. Más allá del Arco de Wilson, el primer muro de la ciudad llegaba al recinto del Templo (Wilson y Warren, op. cit., pp. 76 ss.).

La Segunda Muralla

“El segundo muro”, dice Josefo, “empezaba en la entrada que se llama Gennath, la cual pertenece al primer muro de la ciudad. Abarcando sólo el distrito sur, continuaba hasta la Antonia” (Bell. Jud., V, iv, 2). Es el trabajo de Ezequías y Manasés. En 1881, en el curso de las excavaciones para los cimientos de una edificación, 20 pies (6,09 metros) al norte de la zanja de la ciudadela, salió a la luz un muro construido de grandes piedras, extendiéndose al este y oeste a una distancia de unos 100 pies (30,48 metros). En su extremo oeste forma un ángulo un tanto obtuso con un muro más fuerte y mejor construido que corre al norte (Selah Merill, Quart. Stat., 1886, pp. 21 ss.; 1887, p.217; 1888, p. 21). En el año 1900, y 180 pies (54,86 metros) más lejos, se construyó una escuela Griega de altos estudios, y se encontró que la roca está casi a nivel con el suelo del oeste, mientras que forma una contra-escarpadura al este. Se descubrieron restos de estructuras medievales en los sucesivos rellenos de la depresión; pero no se continuaron las investigaciones en este punto. Muchos Palestinólogos, sin embargo, ven aquí claras indicaciones de un canal. En la esquina nordeste de la escuela Griega, C. Schick (Quart. Stat., 1897, p. 219; 1883, p. 19) había confirmado ya que el muro vuelve, una vez más, en ángulo hacia el este. En este punto el muro de la ciudad bordea la Piscina de Ezequías a una distancia de 180 pies (54,86 metros) al oeste y 65 pies (19,81 metros) al norte. En la construcción del gran bazar Griego, sur de la Basílica del Santo Sepulcro, los obreros se encontraron con una pendiente que alguna vez estuvo coronada con un muro ancho, del que, in situ se encontraron todavía algunos bloques finos; el muro bajaba hacia atrás desde lo alto de la roca. (Schick, Quart. Stat., 1888, p. 571; 1894, p. 146). En ese tiempo, 1893, mientras se construía la iglesia Protestante Alemana que ocupó el lugar de Santa María la Latina, los ingenieros encontraron que el último edificio se hizo sobre terreno relleno. Excavaron 30 pies (9,14 metros) por debajo del nivel actual del suelo y llegaron a la roca, y allí bajo la gran nave de la vieja iglesia, encontraron un muro fuerte al este y al oeste, aunque mal conservado. Guarda, sin embargo, algo de su fisonomía en la forma de placas cuidadosamente revestidas. Guthe (en Zeitschrift des Deutschen Palestinavereins, XVII, p. 128) y Schick (en Quart. Stat., 1894, p. 146), con otros muchos, consideran éste como una parte del segundo muro.
En los tiempos de Cristo, el Calvario estaba por consiguiente fuera del perímetro del segundo cerramiento de la ciudad. En efecto, la existencia de enterramientos Judíos el Santo Sepulcro, otro más a 30 pies (9,14 metros) al oeste, y un tercero al nordeste- no dejan lugar a dudas en este asunto; porque sólo los reyes disfrutaban del privilegio de ser enterrados dentro de la ciudad. Hace unos treinta años ingenieros Ingleses aseguraron que el muro de Ezequías tiene que incluir, necesariamente, el Gólgota, porque este zigzageante muro de la ciudad, en otro caso, hubiese sido construido de manera contraria a todas las reglas del arte militar. Pero desde entonces la exploración de antiguas ciudades Judías y Cananeas ha revelado irregularidades de la misma naturaleza. Mientras que, y en la línea indicada, todas las excavaciones hechas sin orden en varias estructuras han sacado a la luz trozos de firme de un muro homogéneo, las comunidades religiosas del barrio Cristiano al noroeste del Gólgota han realizado en tiempos recientes importantes obras sin encontrar huella alguna de acequias o terraplenes.
La nueva Puerta de Efraín (Nehemías 12, 38) debió estar en el ángulo donde el muro se vuelve hacia el norte. Pero a partir de aquí no es tan fácil seguir el curso del muro. Fue, muy probablemente, sustituido en tiempos de Adriano por la calle encolumnada que lleva, casi en línea recta, desde el Monte Sión a la Puerta de Damasco, y que fue cimentada sobre la roca a todo lo largo. Siguiendo esta calle, pasamos, a la izquierda, las primeras hileras de la fachada de la Basílica de Constantino, que fue descubierta, por completo, en 1907 y, a la derecha, a 230 pies (70,20 metros) de esta estructura, el Khan ez Zeit, el cual está construido en una cisterna Judía en parte tallada en la roca. Al este de esta cisterna, en la pendiente de El Wad, la roca aparece oblicuamente. Algo más allá puede situarse la Puerta Vieja (Nehemías 3, 6; 12, 38). Donde la Calle de las Columnas estaba cruzada por otra que venía desde el oeste, cuatro torres marcaban la intersección; de ellas, todavía queda in situ una soberbia columna de mármol de 23 pies (7,01 metros) de alto, apoyada sobre un excelente muro de construcción Romana. Las investigaciones han demostrado la existencia, en un punto situado 200 pies (60,96 metros) al oeste de esta columna, de una contra-escarpadura y una profunda zanja que va de sur a norte (Schick, Quart. Stat., 1887, p. 154). Es por esta puerta, según la tradición, por la que Jesús salió de la ciudad hacia el lugar de Su crucifixión. Al norte de esta columna y ligeramente hacia el este, a una distancia de 100 pies (30,48 metros), se puede ver una escarpadura rocosa que se extiende unos 250 pies (76,20 metros) hacia el norte. Cerca de aquí el muro descendía hacia dentro de El Wad, donde llegaba a la Puerta de los Peces (2 Crónicas 33, 14; Nehemías 3, 3; 12, 38). Esta entrada se abría en el camino por el que los pescadores Tirios venían desde Jaffa (Cf. Nehemías 13, 16). Luego el muro cruzaba el Monte Bezetha, y la Torre de Jananel (Jeremías 31, 38; Nehemías 3, 1; 12, 38) debe ser situada en la cresta que descendía desde la Colina de Jeremías al Monte Moria, y que era el punto vulnerable de la Ciudad Sagrada. En esta misma cresta había otra torre, o baluarte, en un período tan temprano como el de los reyes de Judá; Nehemías, que la restauró, la llamó Birat, una palabra Aramea derivada de la Asiria biratu, palacio o fortaleza del templo (in D. V., torre de la casa; Nehemías 2, 8). Esta torre (ver 1 Macabeos 13, 53; etc.) tuvo, en tiempos de Josefo, el nombre helenizado de Baris. Bajo la dinastía Asmonea, toda la piedra sobre la cual estuvo esta torre fue removida en todos sus lados, 30 pies (9,14 metros) de profundidad al sur, y 15 pies (4,57 metros) al norte, siendo la longitud de la excavación de 350 pies (106,68 metros) de este a oeste. Al norte, donde existe una honda cisterna, la montaña fue igualada en 160 pies (48,76 metros) (Cf. 1 Macabeos 13,53). Herodes hizo embovedar el estanque, y construyó la fortaleza Antonia en la roca de Baris y en la explanada del sur (Bell. Jud., V, v, 8). En este edificio tuvo Poncio Pilato su pretorio, donde Jesús fue condenado a muerte. Diciendo que el segundo muro subía a la Antonia, Josefo no indica dónde terminaba, sino solamente su dirección. Él mismo no coloca la Antonia al final del muro de Ezequías; por el contrario, dice que los Romanos se pudieron acercar a ella solo después de hacerse dueños de la ciudad hasta el primer muro (Bell. Jud., V, ix). Desde la Torre de Jananel el muro fue prolongado hasta la Puerta de las Ovejas (o Rebaño) (Nehemías 3, 1.31; 12, 38), cerca de la Piscina Probática, con los cinco pórticos, y el otro gran estanque, necesariamente, estuvo dentro de los muros.

La Tercera Muralla

Desde el Año del Señor 41 al 44 Herodes Agripa I emprendió la construcción del tercer muro, que también empezaba en la Torre de Hippico y cruzó el Campo de los Asirios por el norte, hasta la octogonal Torre de Sefino (Antiq. Jud., XIX, vii, 2; Bell. Jud., V, iv, 3). Trazas de esta torre se encontraron en la esquina noroeste de la ciudad, en el lugar donde la Qasr Djaloud, o Torre de Goliat, fue erigida en el siglo doce. Desde entonces el muro de Agripa tomó la dirección este, hacia las Torres de las Mujeres, enfrente del sepulcro de Elena de Adiabene situado a 2000 pies (609,60 metros) al norte. Las Torres de las Mujeres, de las que se han encontrado algunos restos, protegían la entrada que correspondía a la Puerta de los Peces. Todavía permanece, en una considerable parte de su altura, aunque hundida en el suelo, debajo de la actual Puerta de Damasco, o Bab el Amoud. Desde allí el muro pasaba sobre las cavernas reales (Bell. Jud., V, iv, 3) para cruzar la cresta de Bezetha. La piedra de esta suave colina es de una calidad excelente, y pudo ser transportada en bloques inmensos tan lejos como hasta el Templo por medio de planos inclinados. Esto es por lo que, en los tempranos tiempos de Salomón, la colina fue usada como cantera, según muestra la figura de un angelito Fenicio tallado en la pared de una de las grutas reales. Ya perforada por numerosas cavernas, la colina fue cortada en dos bajo Agripa I y el corte sirvió como zanja para el nuevo muro de la ciudad. De este modo fue cómo la cima llegó a ser una colina separada, llamada, desde el siglo sexto, la Colina de Jeremías. De nuevo fue cantera en el período de las Cruzadas y su apariencia actual es la misma desde el tiempo de Cristo. Desde las grutas reales, el muro continuaba hacia el este hasta lo alto sobre el Cedrón, y luego giraba al sur para unirse al segundo muro de la ciudad. La alineación del tercer muro se ha mantenido, con ligeras modificaciones, hasta la alineación de la actual ciudad.

Fuente: Meistermann, Barnabas. "Jerusalem (Before A.D. 71)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/08344a.htm>.
Traducido de inglés a español por Andrés Peral Martín (2006)