martes, 21 de mayo de 2024

EL PRÍNCIPE Y LOS ADANES PLANETARIOS: EUGENESIA MILENARIA Y CONTEXTO

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El programa de la mejora de las razas que se deduce de los escritos de Urantia es un plan con raíces divinas y, por lo tanto, de amplias y elevadas miras, que busca durante incontables milenios, mediante la reproducción selectiva, la infusión de la sangre adánica y la formación intensa en cultura y valores, erradicar la enfermedad, la delincuencia, la violencia, el declive degenerativo; que intenta lograr una sola nación y una sola sangre; la hermandad, la paz y la igualdad entre los hombres y mujeres del mundo; que trata de alcanzar un supremo desarrollo intelectual y un gran progreso ético y espiritual, de llevar a la humanidad a la era de luz y vida y le impulse a su destino final: el Paraíso. No se trata, de ninguna manera, del programa eugenésico miope, interesado y desalmado que tantas tropelías y dolor provocó en muchos países del mundo en el siglo XIX y XX. No nos equivoquemos.


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lunes, 20 de mayo de 2024

HACIA LA BÚSQUEDA DE EJEMPLOS CLARIFICADORES DE TÉRMINOS EUGENÉSICOS EN TRES PÁRRAFOS DE LOS ESCRITOS DE URANTIA

 



HACIA LA BÚSQUEDA DE EJEMPLOS CLARIFICADORES DE TÉRMINOS EUGENÉSICOS EN TRES PÁRRAFOS DE LOS ESCRITOS DE URANTIA

Joy Brant, Charles Lamar y Ángel Francisco Sánchez Escobar

 

Párrafos tomados de Los escritos de Urantia (2012-2021)

52:2.10 (592.3) Uno de los grandes logros de la era del príncipe consiste en restringir la multiplicación de seres con deficiencias mentales y socialmente inadaptados. Mucho antes de la época de la llegada de los segundos Hijos, los adanes, la mayoría de los mundos se aplican seriamente a la tarea de la depuración de la raza, algo que los pueblos de Urantia aún no han emprendido con seriedad.

 

Seres con deficiencias mentales

Puede referirse a seres cuyo nivel de inteligencia está considerablemente por debajo del normal.  

 

 

            VOCABULARIO

            Discapacidad cognitiva: [Entre 0 y 200]

De 0 a 4: Capacidad cognitiva nula. La persona no sabe leer, ni escribir, ni comunicarse con otros seres humanos, y existe al margen de una cultura determinada, como los “niños salvajes”.

De 5 a 19: Discapacidad cognitiva profunda. Generalmente se trata de individuos con enfermedades neurológicas identificables, incapacitados para casi todas las tareas que no cuenten con supervisión especializada.

De 20 a 34: Discapacidad cognitiva grave. El individuo presenta una discapacidad intelectual reconocible que limita su formación laboral y académica, permitiendo apenas el desempeño de las tareas más simples y el cálculo más básico, dado el acompañamiento adecuado.[1]

Nivel 3: Autismo severo

Necesita considerable ayuda. Su nivel de autismo le dificulta realizar actividades cotidianas como ir a la escuela, asearse o sencillamente cuidar de sí mismo. Necesita una persona pendiente la mayoría del tiempo y requiere de ayuda profesional para ir adquiriendo poco a poco algunas habilidades que le permitan ser un poco más independiente.  [Los niveles de autismo tienen, a su vez, distintas dimensiones, como la comunicación social, la flexibilidad cognitiva y los comportamientos restringidos y repetitivos.][2]

 

 

Seres socialmente inadaptados

Seres que experimentan escasos o nulos sentimientos hacia los demás. Son manipulativos, compulsivos, no les importa mentir por diversión o aprovechamiento. No saben distinguir entre el bien y el mal.  Pueden tener un comportamiento delictivo sin experimentar culpabilidad por el daño causado a otros; incluso disfrutan haciendo sufrir a los demás. Quizás sea el caso de sociópatas o sicópatas.  Por la razón que sea (biológica o del entorno) tales seres representan un peligro para sí mismos y para la sociedad. Posiblemente, aunque hayan recibido al modelador del pensamiento, rechazan totalmente cualquier guía espiritual.

 

VOCABULARIO

Sociópatas y sicópatas

Los psicópatas y los sociópatas comparten una serie de características, incluida la falta de remordimiento o empatía por los demás, la falta de culpa o la capacidad de asumir la responsabilidad de sus acciones, el desprecio por las leyes o las convenciones sociales y la inclinación a la violencia. Una característica central de ambos es una naturaleza engañosa y manipuladora. Pero, ¿cómo podemos distinguirlos?

Los sociópatas son generalmente menos estables emocionalmente y altamente impulsivos; su comportamiento tiende a ser más errático que el de los psicópatas. Al cometer crímenes, ya sean violentos o no violentos, los sociópatas actuarán más por compulsión. Y les faltará paciencia, cederán mucho más fácilmente a la impulsividad y carecerán de una planificación detallada.

Los psicópatas, por otro lado, planearán sus crímenes hasta el más mínimo detalle, tomando riesgos calculados para evitar la detección. Los inteligentes dejarán pocas pistas que puedan conducir a ser atrapados. Los psicópatas no se dejan llevar por el momento y, como resultado, cometen menos errores.

Existe un vínculo particularmente interesante entre los asesinos en serie y los psicópatas o sociópatas, aunque, por supuesto, no todos los psicópatas y sociópatas se convierten en asesinos en serie. Y no todos los asesinos en serie son psicópatas o sociópatas.[3]

52:2.11 (592.4) Este problema de la mejora de la raza no es una tarea de tanta envergadura si se emprende en esta era temprana de la evolución humana. El período anterior de luchas tribales y de dura competición por la supervivencia racial ha apartado a la mayoría de las estirpes anormales y con deficiencias. Una persona con un retraso mental profundo no tiene muchas posibilidades de sobrevivir en una organización social tribal primitiva y beligerante. Es el sentimiento equivocado de vuestras civilizaciones parcialmente perfeccionadas el que fomenta, protege y perpetúa las estirpes irremediablemente deficientes de las razas humanas evolutivas.

Estirpes anormales y con deficiencias

Puede abarcar el ámbito al completo de trastornos mentales congénitos, que interfieren con la capacidad de la persona para sobrevivir como adulto en un mundo sin asistencia familiar o gubernamental y que transmitirían su deficiencia genética a sus hijos.

 

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Enfermedades mentales genéticas:

Respecto a los factores genéticos, se ha observado que las enfermedades mentales son más frecuentes en las personas cuyos familiares biológicos también presentan estas enfermedades y los estudios genéticos han empezado a descubrir qué genes y variaciones genéticas contribuyen. Se estima que la mayoría de las enfermedades mentales son poligénicas y en ellas influyen múltiples variaciones genéticas de forma simultánea. Entre las enfermedades mentales con mayor impacto de los factores genéticos se encuentran la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el síndrome de Tourette o afección del sistema nervioso: el cerebro y los nervios, los trastornos del espectro autista y la depresión grave (una enfermedad grave que afecta negativamente el comportamiento y la vida cotidiana del paciente, que tiene una sensación de gran tristeza o pérdida importante que le resta interés por la vida.)[4] Estas personas que sufren dichas enfermedades pueden, no obstante ser morales y, mediante medicación, contribuir a la sociedad. También, en el futuro, el tratamiento curativo de los genes podrá corregir estas deficiencias. 

 

¿Qué son las terapias genéticas?

Las terapias genéticas tienen como objetivo tratar o curar afecciones al corregir problemas en el ADN . El ADN, incluidos los genes específicos, contiene instrucciones para producir proteínas que son esenciales para la buena salud. Las mutaciones o cambios en el ADN pueden llevar a la producción de proteínas que no funcionan correctamente o que están ausentes por completo. Esos cambios pueden provocar trastornos genéticos, o hereditarios[5].

 

 

Estirpes irremediablemente deficientes

En un mismo sentido, incluiría a seres que no pueden vivir por sí mismos sin el apoyo de la sociedad y que perpetuarían sus genes disfuncionalmente graves a su progenie, lo que impediría la creación de una civilización avanzada. Es posible que estos seres no tengan la inteligencia necesaria para que los siete espíritus ayudantes de la mente puedan actuar con efectividad. De hecho, quizás algunos de los cinco ayudantes[6] de la mente que operan en los órdenes animales no pueden obrar adecuadamente[7]. Dichos seres pueden ser solos educables hasta los niveles del orden animal, aunque no por ello puedan ser dulces y amorosos y la sociedad tenga que tratarlos con dignidad y respeto.

 

 

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Discapacidad mental grave

La discapacidad intelectual generalmente es permanente, es decir, para toda la vida, y tiene un impacto importante en la vida de la persona y de su familia. Existen seres con discapacidad grave y múltiple (limitaciones muy importantes y presencia de más de una discapacidad) que necesitan apoyo todo el tiempo en muchos aspectos de sus vidas: para comer, beber, asearse, peinarse, vestirse, etc. La discapacidad intelectual no es una enfermedad mental. Las personas con discapacidad intelectual son ciudadanos y ciudadanas como el resto.[8]

 

52:2.12 (592.5) No es ternura ni altruismo prodigar una ineficaz conmiseración a seres humanos en declive degenerativo, a mortales irrecuperablemente anormales y deficientemente dotados. Incluso en el más normal de los mundos evolutivos, existen suficientes diferencias entre seres individuales y entre numerosos grupos sociales como para garantizar el pleno ejercicio de todas esas nobles cualidades nacidas del sentimiento altruista y del ministerio desinteresado a los mortales, sin perpetuar linajes de la humanidad en evolución socialmente inadaptados y en declive moral. Hay muchas oportunidades para el ejercicio de la tolerancia y del altruismo en favor de aquellos seres desafortunados y necesitados, que no han perdido irreparablemente su herencia moral ni han destruido para siempre su derecho espiritual de nacimiento.

Seres humanos en declive degenerativo

Quizás se refiera a personas cuyo deterioro cognitivo o biológico haya alcanzado un nivel irreversible y no alcanza a tener sentido de la moral.

 

Mortales irrecuperablemente anormales y deficientemente dotados

Es posible que se refiera a seres cuya condición mental, genéticamente hablando, es muy desafortunada y casi no pueden denominarse “humanos”. Su nivel de existencia es prácticamente de orden animal. Posiblemente incluya a sicópatas y discapacitados mentales graves. Esto es, a aquellos cuyas mentes no son, una vez más, aptas para recibir el sexto y el séptimo espíritu asistente de la mente. 

 

Seres en declive moral

Del mismo modo, estos seres no son aptos para recibir el sexto y el séptimo espíritu ayudante de la mente. Y si no son seres morales no son humanos. La moral es supranimal[9].

Cuando se leen estos párrafos juntos, sorprende que estos términos “políticamente incorrectos” aluden a la misma cuestión; esto es, se refieren a seres cuya genética es tan extremadamente defectuosa que sus cerebros no albergan una mente capaz deobrar en el nivel humano de la inteligencia, que integraría la acción de los siete espíritus asistentes de la mente y la capacidad para enlazar con el espíritu santo[10]y tomar una decisión moral que les permita ser dotados del modelador del pensamiento[11].

Un ser totalmente humano (implicando, pues, que los sietes espíritus ayudantes de la mente están obrando, que está encauzado en el espíritu santo, que es capaz de tomar una decisión moral y acoger al modelador del pensamiento) merece nuestra asistencia y compasión si se encuentra en condiciones desfavorables para su progreso en la sociedad y el espíritu. Esto no quiere decir que no atendamos con cariño, ternura, dignidad y respeto a los órdenes de vida que no alcanzarán en su vida el nivel de existencia humano, tal como se indica en Los escritos de Urantia.

 

 

DIFERENTES ANTE LA GENÉTICA PERO IGUALES ANTE DIOS

Al finalizar con esta objetiva y fría descripción de términos eugenésicos, resulta MUY NECESARIO decir que, aunque para la genética somos diferentes, mejor o peor dotados, para Dios todos somos iguales. Esto nos dice Jesús:

 “[…] Aunque los seres humanos difieren de muchas maneras el uno del otro, todos los mortales están en igualdad de condiciones en el mundo espiritual y ante Dios. Solo existen dos grupos de mortales a los ojos de Dios: los que desean hacer su voluntad y los que no lo desean. Cuando desde el universo se contempla algún mundo habitado, se perciben igualmente dos grandes clases de seres: aquellos que conocen a Dios y aquellos que no lo conocen. Los que no pueden conocer a Dios se cuentan entre los animales de cualquier mundo particular. La humanidad se puede dividir convenientemente en muchas categorías según diferentes cualidades, ya sea desde un punto de vista físico, mental, social, profesional o moral, pero cuando estas diferentes clases de mortales comparecen ante el tribunal de Dios, se presentan en igualdad de condiciones. Verdaderamente Dios no hace acepción de personas. Aunque no podemos eludir la apreciación de diferentes capacidades y talentos de orden humano en cuestiones intelectuales, sociales y morales, no se debe hacer distinción alguna en cuanto a la fraternidad espiritual de los hombres cuando se reúnen para adorar en la presencia de Dios”. (Jesús, 133:0.3)[12]

 

Aunque tengamos distintas capacidades y talentos de orden intelectual, social y moral, todos somos iguales ante Dios. Pablo también nos lo recuerda en su Epístola a los Romanos (2:11): “Porque no hay acepción de personas para con Dios”. Igualmente en esta epístola nos dice: “De manera que, teniendo diferentes dones (facultades, talentos, cualidades), según la gracia que nos es dada, usémoslos […]” (Ro 12,6).

Por otro lado, Jesús, también condena la explotación de los más débiles:

Jesús no tenía nada que ver personalmente con las finanzas apostólicas salvo con aquellos gastos destinados a las limosnas. Pero había un abuso económico que condenó muchas veces, y fue la explotación injusta de los hombres débiles, ignorantes y menos afortunados por parte de sus semejantes fuertes, dispuestos y más inteligentes. Jesús declaró que este tratamiento inhumano de hombres, mujeres y niños era incompatible con los ideales de la fraternidad del reino de los cielos. (163:2.11)[13]

Y, como leemos, “Jesús hacía hincapié en el individuo, y no en la raza o en la nación” (140:10.5).



[6] 36:5.6 (1). El espíritu de intuición: percepción rápida, inherentes instintos primitivos físicos y reflejos, dotación del sentido de la dirección y de otros sentidos de preservación de todas las creaciones dotadas de mente; el único de los asistentes que obra, en gran medida, en los órdenes inferiores de la vida animal y el único que tiene un amplio contacto de carácter operativo con los niveles no educables de la mente maquinal.

36:5.7 (2). El espíritu de entendimiento: impulso de coordinación, asociación de ideas espontánea y aparentemente automática. Se trata del don de coordinación del conocimiento adquirido, del fenómeno de razonamiento rápido, juicio rápido y prontitud de decisión.

36:5.8 (3). El espíritu de valentía, o don de la fidelidad, en los seres personales, la base de la adquisición del carácter y la raíz intelectual del vigor moral y de la valentía espiritual. Cuando está iluminado por los hechos, e inspirado por la verdad, este don se convierte en el secreto del impulso de la ascensión evolutiva por la vía de la autodirección inteligente y concienzuda.

36:5.9 (4). El espíritu de conocimiento: la curiosidad, madre de la aventura y del descubrimiento, el espíritu científico; guía y fiel colaborador de los espíritus de valentía y de consejo; el impulso para dirigir los dones de la valentía por las sendas del crecimiento útil y progresivo.

36:5.10 (5). El espíritu de consejo: el impulso hacia lo social, el sentido de cooperación del que están dotadas las especies; la facultad de las criaturas volitivas para relacionarse con los demás, el origen del instinto gregario entre las humildes criaturas.

[7] 36:5.13 Los espíritus asistentes de la mente crecen en experiencia, pero nunca se vuelven personales. Evolucionan en cuanto a su función y, la función de los primeros cinco en los órdenes animales es, hasta cierto punto, esencial, para la de los siete como intelecto humano. Esta relación con el orden animal hace que los asistentes sean, desde el punto de vista práctico, más efectivos en su función como mente humana; así pues, los animales son, en cierto modo, indispensables tanto para la evolución intelectual como física del hombre.

36:5.2 Los siete espíritus asistentes de la mente responden a nombres que equivalen a los siguientes apelativos: intuición, entendimiento, valentía, conocimiento, consejo, adoración y sabiduría. Estos espíritus de la mente expanden su influencia a todos los mundos habitados siguiendo un impulso diferenciado, cada cual buscando capacidad receptiva para manifestarse, con independencia del grado en el que sus compañeros puedan encontrar receptividad y oportunidad para operar.

[9]5:5.1 (68.4) La moral tiene su origen en la razón de la conciencia propia; es supraanimal pero completamente evolutiva. La evolución humana engloba, en su despliegue, todas las dotes que anteceden a la dádiva de los modeladores y al derramamiento del espíritu de la verdad. 

[10] 92:0.4 El espíritu santo: se trata del don inicial de la supramente e, invariablemente, aparece en todos los seres personales genuinos. A través de su ministerio, se crea, en la mente que ansía la adoración y desea la sabiduría la capacidad de realizar en sí misma los principios fundamentales de la supraexperiencia humana, no solo en su concepción teológica sino en cuanto a la experiencia actual y efectiva del ser personal.

[11]108:2.1Aunque los modeladores se ofrecen como voluntarios para prestar sus servicios tan pronto como las previsiones sobre la persona se han transmitido a Lugar de la Divinidad, no se les asigna realmente a su misión hasta que el sujeto humano no toma su primera decisión moral y personal. La primera elección moral del niño se manifiesta automáticamente en el séptimo asistente de la mente y se registra de forma instantánea, por medio del espíritu creativo del universo local, en la vía circulatoria de la gravedad mental del Actor Conjunto, en presencia del espíritu mayor que ostenta la jurisdicción sobre el suprauniverso; y este, sin dilación, expide dicha información a Lugar de la Divinidad. Como término medio, los modeladores llegan a sus tutelados humanos en Urantia justo antes de su sexto cumpleaños. En la generación actual, transcurren cinco años, diez meses y cuatro días; esto es, vienen el día 2134 de la vida terrestre del niño.

[12] Esta forma de referencia, que se usará en todas las citas, significa, escrito 133, párrafo introductorio y párrafo tercero.

[13] En este caso sería: escrito 163, apartado 2, párrafo 11.