jueves, 16 de julio de 2015

ESCRITO 125: VISITA AL TEMPLO DE JERUSALÉN (ARQUITECTURA E HISTORIA DEL TEMPLO)




Incluyo algunos apuntes arquitectónicos e históricos sobre el templo de Jerusalén. Son simplemente eso, apuntes, no un estudio formal, con la intención de dar algo de luz a la descripción de la visita al templo que hace Jesús cuando cumplió  trece años.

TRES ATRIOS O PATIOS EN EL TEMPLO: DE LAS MUJERES, DE ISRAEL Y DE LOS SACERDOTES
(1377.4) 125:0.4 En compañía de sus padres, Jesús atravesó los recintos del templo para unirse al grupo de los nuevos hijos de la ley que estaban a punto de ser consagrados como ciudadanos de Israel. Se sintió algo decepcionado por la conducta general de las multitudes que habían acudido al templo, pero la primera gran conmoción del día se produjo cuando su madre se despidió de ellos para dirigirse a la galería de las mujeres. A Jesús nunca se le había ocurrido que su madre no fuese a acompañarle a las ceremonias de la consagración, y le indignó sobremanera el hecho de que tuviera que soportar una discriminación tan injusta. Aunque aquello le molestó bastante, aparte de unas palabras de protesta a su padre, no dijo nada. No obstante,  meditó sobre ello, y lo hizo en profundidad, como sus preguntas a los escribas y maestros, una semana después, lo demostraron. 

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(1378.3) 125:1.1 A Jesús le consternó y le disgustó el espíritu de irreverencia que observó en todos los patios del templo. Consideraba que el comportamiento de las multitudes era incompartible con la presencia de estos en  “la casa de su Padre”. Pero, cuando su padre le condujo al patio de los gentiles, recibió la mayor impresión de su joven vida; allí la jerga ruidosa, las voces y las maldiciones se mezclaban de forma indiscriminada con el balido de las ovejas y el parloteo alborotado que delataban la presencia de los cambistas y de los vendedores de animales para los sacrificios y de diversas otras mercancías.
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(1378.6) 125:1.4 Descendieron entonces al patio de los sacerdotes situado bajo el saliente rocoso que estaba delante del templo, donde se hallaba el altar, para observar la matanza de las manadas de animales y el lavado, en la fuente de bronce, de la sangre de las manos de los sacerdotes que oficiaban los sacrificios. El suelo manchado de sangre, las manos ensangrentadas de los sacerdotes y los sonidos que emitían los animales agonizantes eran más de los que este muchacho amante de la naturaleza podía soportar. El terrible espectáculo descompuso a este joven de Nazaret; se agarró al brazo de su padre y le rogó que se lo llevara de allí. Regresaron cruzando el patio de los gentiles, e incluso las carcajadas groseras y las bromas profanas que oyó allí le resultaron de alivio tras lo que acababa de contemplar.

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(1379.1) 125:1.5 José vio cómo se había visto afectado su hijo por los ritos del templo y, acertadamente, lo llevó a ver “la puerta hermosa” la puerta artística hecha de bronce corintio. Pero Jesús ya había tenido suficiente de esta primera visita al templo. Regresaron al patio superior en busca de María y caminaron al aire libre por una hora lejos del gentío, mirando el palacio Asmoneo, la majestuosa residencia de Herodes y la torre de los guardias romanos. Durante este paseo, José explicó a Jesús que solo se permitía asistir a los sacrificios diarios del templo a los habitantes de Jerusalén, y que los residentes de Galilea solo venían tres veces al año para participar en el culto del templo: en la Pascua, en la fiesta de Pentecostés (siete semanas después de la Pascua) y en la fiesta de los tabernáculos en octubre. Estas fiestas habían sido establecidas por Moisés. Hablaron entonces de las dos últimas fiestas establecidas, la de la dedicación y la de Purim. Después regresaron a su alojamiento y se prepararon para la celebración de la Pascua.







Los atrios del Templo

Atrios sagrados

Al cruzar el atrio de los gentiles, había un muro de 1,3 m. alto con espacios abiertos para pasar.
En la parte superior había grandes piedras que llevaban una advertencia en griego y en latín. La inscripción en griego decía: “A ningún extranjero se le permite estar dentro de la balaustrada y del terraplén en torno al santuario. Al que se le encuentre será personalmente responsable de su propia muerte”
Solo los Atrios interiores del Edificio;
  • El Atrio de los Sacerdotes
  • El Atrio de Israel
  • El Atrio de las mujeres
Tenían la condición de sagrados.
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Atrio de los Sacerdotes

Este Atrio era el patio del tabernáculo. En él estaba el altar, construido de piedras no labradas. Tenía una base de 14,2 m2.
Los sacerdotes utilizaban una superficie inclinada para subir al altar. La Misná también habla de un “pilón”. (Middot 3:6.) Al igual que el atrio de las mujeres, en este atrio también había diversas construcciones.
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Junto a él se encontraba el gran altar, una plataforma cuadrada muy alta, con cuatro cuernos en las esquinas, a la que se subía por una rampa desde el sur. En esta área del altar de los sacrificios sólo podían estar los sacerdotes.
Aquí se encontraban también el estanque de bronce para las purificaciones y las mesas para descuartizar a las víctimas.
Sobre el altar había permanentemente fuego encendido en el que se quemaban las ofrendas, y el humo ascendía al cielo en los días serenos, mientras que, cuando azotaba el viento, se extendía por el templo.
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Atrio de Israel

Quince grandes gradas semicirculares llevaban al atrio de Israel, al que podían entrar los hombres que estuvieran limpios ceremonialmente, y en el muro exterior de este atrio había almacenes. Desde este atrio podían entregar sus ofrendas o contemplar lo que sucedía en el atrio de los sacerdotes.
Luego venía el atrio de los sacerdotes, que correspondía con el patio del tabernáculo. En él estaba el altar, construido de piedras no labradas. Según la Misná (Middot 3:1), tenía una base de 14,2 m2.
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Los sacerdotes utilizaban una superficie inclinada para subir al altar. La Misná también habla de un “pilón”. (Middot 3:6.)

Puerta de Nicanorimage

Al santuario se accedía por una escalinata de planta en forma de semicírculo.
Esta puerta, que recibía el nombre de Puerta de Nicanor por el de su donante, era muy suntuosa y con columnas.
Como prácticamente toda la arquitectura del templo, se acomodaba al estilo griego entonces en uso, probablemente con capiteles corintios.
A esta portada se asomaban los sacerdotes, después de la ofrenda, para bendecir al pueblo (Lucas 1, 21-22).

Atrio de las mujeres

El atrio de la mujeres estaba catorce gradas más arriba, y en él podían entrar las mujeres para adorar.
En el atrio de las mujeres estaban, entre otras cosas, las arcas de la tesorería. Cuando Jesús se hallaba cerca de una de estas arcas, encomió a una viuda por dar todo lo que poseía. (Lu 21:1-4.)
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En los ángulos de este edificio rectangular había cuatro estancias, que sobresalían invadiendo parcialmente el patio.
Se trataba del lugar más frecuentado del templo, adonde se acudía a orar, a depositar las limosnas, a recibir la bendición de los sacerdotes…
El hecho de que fuera común a los fieles de ambos sexos es la causa de que reciba el nombre de Atrio de las Mujeres.
Varias escenas del evangelio han de localizarse aquí (Mc 12, 41- 44; Lucas 1, 21-22; 2,22-38; 18, 9-13; 21,1- 4).
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Durante la fiesta de ‘Las Cabañas’ los hombres israelitas bailaban o ejecutaban acrobacias en el Atrio de las Mujeres, mientras las mujeres observaban desde su galería superior la escena que se desenvolvía allá abajo.
Unos cantores entonaban los 15 Salmos de las Subidas con el acompañamiento musical de los levitas. Este regocijo seguía hasta el amanecer.
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Las cámaras del atrio

En las cuatro esquinas había cuatro cámaras sin techo, de 20 metros en cuadro.
  • Según el Talmud la cámara del noroeste era donde los impuros y leprosos, que se habían curado, se bañaban y eran declarados limpios por los sacerdotes.image
  • En la cámara del noreste los sacerdotes clasificaban la madera
  • En la del sudoeste se conservaba en bodegas el aceite y el vino;
  • En la del sudeste los que habían cumplido el voto de los Nazaritas afeitaban sus cabezas (Números 6:13; Hechos 18:18).
  • En estas cámaras también estaba permitido lavar, cocinar, etc. (es probable que en este atrio hubiera comedores para que las familias participaran de las ofrendas de comunión, u ofrendas de paz).
  • Según Middoth, II, 5, había también en este patio cuatro habitaciones donde se alojaban ciertas mujeres.

Atrio de los gentiles

Había que pasar por varios atrios para llegar al edificio central, que era el santuario en sí. Cada uno de esos sucesivos atrios tenía un mayor grado de santidad.Al cruzar el atrio de los gentiles, había un muro de 1,3 m. de alto con espacios abiertos para pasar.En la parte superior había grandes piedras que llevaban una advertencia en griego y en latín. La inscripción en griego decía: “A ningún extranjero se le permite estar dentro de la balaustrada y del terraplén en torno al santuario. Al que se le encuentre será personalmente responsable de su propia muerte”.Cuando una chusma atacó en el templo al apóstol Pablo, se debió a que los judíos rumoreaban que había introducido a un gentil dentro de la zona prohibida.Las columnatas rodeaban el atrio de los gentiles. (Juan 2:13-17; Mt 21:12, 13; Marcos 11:15-18.)
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Los ciegos, los cojos y los gentiles incircuncisos podían entrar en el atrio de los gentiles (Mateo 21:14, 15). Lo utilizaban los muchos gentiles incircuncisos que deseaban hacer ofrendas a Dios. Además, fue allí donde Jesús en diversas ocasiones se dirigió a las muchedumbres, y dos veces expulsó a los cambistas y a los comerciantes diciendo que habían deshonrado la casa de su Padre (Mateo 21:12, 13; Juan 2:14-16). En sentido estricto, este atrio exterior no formaba parte del templo. Su suelo no era sagrado, y cualquiera podía entrar en él.
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No había ningún atrio de los gentiles en los planos arquitectónicos que Jehová suministró para el templo de Salomón ni en el de la visión de Ezequiel; tampoco había ninguno en el templo que redificó Zorobabel. El atrio de los gentiles fue edificado por Herodes, un rey edomita, para glorificarse y ganarse el favor de Roma. Por eso agrandó la zona del templo añadiéndole lo que posteriormente se llamó el atrio de los gentiles.
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El primer Templo, construido por Salomón en el año 950 a.C., fue destruido por los babilonios en el año 856 a.C. A su regreso del exilio en Babilonia, los judíos levantaron otro más pequeño, entre el 520 y el 516 a.C. En el año 20 a.C., queriendo ganarse la estima del pueblo, Herodes decide agrandarlo y volver a darle el esplendor de antaño; es inaugurado en el 9 a.C. y terminado en el 64; es destruido por los romanos en el año 70.

Josefo nos cuenta en su libro "Antigüedades", que al comienzo de la obra fue necesario contratar a 10.000 obreros laicos (canteros, carpinteros, plateros, orfebres, fundidores de bronce...) y 1.000 sacerdotes adiestrados en albañilería para encargarse de los trabajos de construcción de los recintos sagrados ya que para los laicos estaba prohibido.

El nuevo Templo resultaba grandioso. Construido sobre los planos del primero, de piedra blanca, realizado con placas de oro, se yergue en el centro de una explanada de 480m de largo por 300m de ancho, cubierta de mosaicos de colores, desde la que se domina toda la ciudad con sus pórticos de soberbias columnas de mármol, despierta la admiración de todo el Mediterráneo.

En su interior, a diferencia del Tabernáculo que sólo disponía de un atrio, el Templo disponía de "falsos espacios comunes": el atrio de los gentiles, el atrio de las mujeres y el atrio de los judíos. Estos servían sólo para manejar y contener a las masas, ya que Dios había dado instrucciones precisas a Israel de cómo debían tratar a los extranjeros. Si ellos aceptaban formar parte del pueblo de Dios, aceptando las Leyes y mandamientos que les había dado, debían contarlo como uno de ellos (Exodo 12:48; 22:21 y Levítico 19:33-34).

La barrera entre el patio exterior, abierto a los gentiles, y el patio de las mujeres, era de aproximadamente 1.20m de alto. A lo largo de este muro se encontraban señales de advertencia, escritas en griego y latín y situadas a intervalos con inscripciones que decía:

"A ningún extranjero se le permite pasar más allá de esta barrera y la pared que rodea el Templo. Quienquiera que sea tomado violando esto, será el único responsable de la pena de muerte que le sobrevendrá".

Esta era la única ofensa por la que las autoridades judías podían ejercer la pena de muerte, aun en ciudadanos romanos, sin consultar a Roma.

Una de estas piedras del Templo de Herodes fue recuperada en 1871 en un cementerio y, en 1935, cerca de la Puerta de San Esteban fue hallada otra.

Estructura del Templo

Conservó la estructura del de Salomón, aunque con más altura. En su ángulo noroccidental se construyó la célebre e inexpugnable Fortaleza Antonia dedicada al triunviro Marco Antonio.

 El área del Templo, que según la Misnah medía "quinientos codos cuadrados", estaba flanqueada por cuatro torres en sus esquinas, todas ellas diferentes.

La Misnah también describe las cinco puertas del monte del Templo (dos al sur y, una al norte, este y oeste) y las siete puertas del edificio del Templo: "El atrio interior tenía en el sur y en el norte tres portales, y en el este, una sola puerta, la Puerta Grande". De éstas, la más importante era la de la "Cámara de Fuego", con "cuatro habitaciones, con celdas abiertas a una sala abovedada, espaciosa y rodeada de terrazos de tierra".

El Santuario no estaba situado en el eje de simetría, sino que el espacio mayor abierto se encontraba en el sur. A él sólo podían acceder los sacerdotes y en su interior se encontraban la menorah (candelabro de siete brazos), la mesa del pan ácimo y el altar del incienso. Más allá, un velo ocultaba el Sancta Santorum, una gran sala completamente vacía a la que sólo podía acceder el Sumo Sacerdote una vez al año para quemar incienso el día de la expiación.

El atrio de las mujeres tenía 135 codos de largo por 135 codos de alto; tenía cuatro estancias en los cuatro ángulos de 40 codos cada una. Según la Misnah, la función de cada una de estas estancias o patios era: que los nazarenos ofrecieran sus sacrificios "pacíficos" en una olla; separar la madera corrompida; separar a los leprosos y guardar el vino y el aceite.

Para acceder a los dos siguientes niveles, el atrio de los judíos y el de los sacerdotes, se subía por quince gradas semicirculares y por un muro de separación de dos codos y medio.

En el atrio interior se encontraba el Santuario; en él estaba el altar de los holocaustos de 32 codos cuadrados, con una rampa de acceso de 32 x 16 codos, separado del Santuario por 22 codos y 12 gradas de 1 x ½ codos.



La descripción de la fachada sólo se encuentra en "Antigüedades" (XV.XI, p. 119) de Josefo: "El Templo, lo mismo que el pórtico real, era más alto en el centro que en las alas laterales".



http://www.bible-history.com/jerusalem/firstcenturyjerusalem_antonia_fortress.html

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