Incluyo algunos apuntes arquitectónicos e históricos sobre el templo de Jerusalén. Son simplemente eso, apuntes, no un estudio formal, con la intención de dar algo de luz a la descripción de la visita al templo que hace Jesús cuando cumplió trece años.
TRES ATRIOS O PATIOS EN EL TEMPLO: DE LAS MUJERES, DE ISRAEL Y DE LOS SACERDOTES
(1378.3) 125:1.1 A
Jesús le consternó y le disgustó el espíritu de irreverencia que observó en
todos los patios del templo. Consideraba que el comportamiento de las
multitudes era incompartible con la presencia de estos en “la casa de su Padre”.
Pero, cuando su padre le condujo al patio de los gentiles, recibió la mayor
impresión de su joven vida; allí la jerga ruidosa, las voces y las maldiciones
se mezclaban de forma indiscriminada con el balido de las ovejas y el parloteo
alborotado que delataban la presencia de los cambistas y de los vendedores de
animales para los sacrificios y de diversas otras mercancías.
(1378.6) 125:1.4 Descendieron
entonces al patio de los sacerdotes situado bajo el saliente rocoso que estaba delante
del templo, donde se hallaba el altar, para observar la matanza de las manadas de
animales y el lavado, en la fuente de bronce, de la sangre de las manos de los sacerdotes
que oficiaban los sacrificios. El suelo manchado de sangre, las
manos ensangrentadas de los sacerdotes y los sonidos que emitían los animales agonizantes
eran más de los que este muchacho amante de la naturaleza podía soportar. El
terrible espectáculo descompuso a este joven de Nazaret; se agarró al brazo de
su padre y le rogó que se lo llevara de allí. Regresaron cruzando el patio de
los gentiles, e incluso las carcajadas groseras y las bromas profanas que oyó allí
le resultaron de alivio tras lo que acababa de contemplar.
(1379.1) 125:1.5 José
vio cómo se había visto afectado su hijo por los ritos del templo y, acertadamente,
lo llevó a ver “la puerta hermosa” la puerta artística hecha de bronce
corintio. Pero Jesús ya había tenido suficiente de esta primera visita al
templo. Regresaron al patio superior en busca de María y caminaron al aire libre
por una hora lejos del gentío, mirando el palacio Asmoneo, la majestuosa residencia
de Herodes y la torre de los guardias romanos. Durante este paseo, José explicó
a Jesús que solo se permitía asistir a los sacrificios diarios del templo a los
habitantes de Jerusalén, y que los residentes de Galilea solo venían tres veces
al año para participar en el culto del templo: en la Pascua, en la fiesta de
Pentecostés (siete semanas después de la Pascua) y en la fiesta de los
tabernáculos en octubre. Estas fiestas habían sido establecidas por Moisés. Hablaron
entonces de las dos últimas fiestas establecidas, la de la dedicación y la de
Purim. Después regresaron a su alojamiento y se prepararon para la celebración de
la Pascua.
Los atrios del Templo
El primer Templo,
construido por Salomón en el año 950 a.C., fue destruido por los babilonios en
el año 856 a.C. A su regreso del exilio en Babilonia, los judíos levantaron
otro más pequeño, entre el 520 y el 516 a.C. En el año 20 a.C., queriendo
ganarse la estima del pueblo, Herodes decide agrandarlo y volver a darle el
esplendor de antaño; es inaugurado en el 9 a.C. y terminado en el 64; es
destruido por los romanos en el año 70.
Josefo nos cuenta en su
libro "Antigüedades", que al comienzo de la obra fue necesario
contratar a 10.000 obreros laicos (canteros, carpinteros, plateros, orfebres,
fundidores de bronce...) y 1.000 sacerdotes adiestrados en albañilería para
encargarse de los trabajos de construcción de los recintos sagrados ya que para
los laicos estaba prohibido.
El nuevo Templo resultaba
grandioso. Construido sobre los planos del primero, de piedra blanca, realizado
con placas de oro, se yergue en el centro de una explanada de 480m de largo por
300m de ancho, cubierta de mosaicos de colores, desde la que se domina toda la
ciudad con sus pórticos de soberbias columnas de mármol, despierta la
admiración de todo el Mediterráneo.
En su interior, a
diferencia del Tabernáculo que sólo disponía de un atrio, el Templo disponía de
"falsos espacios comunes": el atrio de los gentiles, el atrio de las
mujeres y el atrio de los judíos. Estos servían sólo para manejar y contener a
las masas, ya que Dios había dado instrucciones precisas a Israel de cómo debían
tratar a los extranjeros. Si ellos aceptaban formar parte del pueblo de Dios,
aceptando las Leyes y mandamientos que les había dado, debían contarlo como uno
de ellos (Exodo 12:48; 22:21 y Levítico 19:33-34).
La barrera entre el patio
exterior, abierto a los gentiles, y el patio de las mujeres, era de
aproximadamente 1.20m de alto. A lo largo de este muro se encontraban señales
de advertencia, escritas en griego y latín y situadas a intervalos con
inscripciones que decía:
"A ningún extranjero
se le permite pasar más allá de esta barrera y la pared que rodea el Templo.
Quienquiera que sea tomado violando esto, será el único responsable de la pena
de muerte que le sobrevendrá".
Esta era la única ofensa
por la que las autoridades judías podían ejercer la pena de muerte, aun en
ciudadanos romanos, sin consultar a Roma.
Una de estas piedras del
Templo de Herodes fue recuperada en 1871 en un cementerio y, en 1935, cerca de
la Puerta de San Esteban fue hallada otra.
Estructura del Templo
Conservó la estructura
del de Salomón, aunque con más altura. En su ángulo noroccidental se construyó
la célebre e inexpugnable Fortaleza Antonia dedicada al triunviro Marco
Antonio.
El área del Templo, que según la Misnah medía
"quinientos codos cuadrados", estaba flanqueada por cuatro torres en
sus esquinas, todas ellas diferentes.
La Misnah también
describe las cinco puertas del monte del Templo (dos al sur y, una al norte,
este y oeste) y las siete puertas del edificio del Templo: "El atrio
interior tenía en el sur y en el norte tres portales, y en el este, una sola
puerta, la Puerta Grande". De éstas, la más importante era la de la
"Cámara de Fuego", con "cuatro habitaciones, con celdas abiertas
a una sala abovedada, espaciosa y rodeada de terrazos de tierra".
El Santuario no estaba
situado en el eje de simetría, sino que el espacio mayor abierto se encontraba
en el sur. A él sólo podían acceder los sacerdotes y en su interior se
encontraban la menorah (candelabro de siete brazos), la mesa del pan ácimo y el
altar del incienso. Más allá, un velo ocultaba el Sancta Santorum, una gran
sala completamente vacía a la que sólo podía acceder el Sumo Sacerdote una vez
al año para quemar incienso el día de la expiación.
El atrio de las mujeres
tenía 135 codos de largo por 135 codos de alto; tenía cuatro estancias en los
cuatro ángulos de 40 codos cada una. Según la Misnah, la función de cada una de
estas estancias o patios era: que los nazarenos ofrecieran sus sacrificios
"pacíficos" en una olla; separar la madera corrompida; separar a los
leprosos y guardar el vino y el aceite.
Para acceder a los dos
siguientes niveles, el atrio de los judíos y el de los sacerdotes, se subía por
quince gradas semicirculares y por un muro de separación de dos codos y medio.
En el atrio interior se
encontraba el Santuario; en él estaba el altar de los holocaustos de 32 codos
cuadrados, con una rampa de acceso de 32 x 16 codos, separado del Santuario por
22 codos y 12 gradas de 1 x ½ codos.
La descripción de la
fachada sólo se encuentra en "Antigüedades" (XV.XI, p. 119) de
Josefo: "El Templo, lo mismo que el pórtico real, era más alto en el
centro que en las alas laterales".
http://www.bible-history.com/jerusalem/firstcenturyjerusalem_antonia_fortress.html
http://www.bible-history.com/jerusalem/firstcenturyjerusalem_antonia_fortress.html
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