Traducción sevillana o europea. Bien en la latina.
No se puede acudir a la manida expresión "carne y hueso". Ahí dice "carne y sangre". Si no se traduce así se pierde el rico contexto bíblico que tanto abunda en el libro. Tampoco hace falta añadir "naturaleza". Se puede decir, "fue partícipe de la carne y de la sangre" o "participó de... "
(1407.7) 128:1.2 Josué ben José sabía muy bien que era un hombre, un hombre mortal, nacido de una mujer. Esto queda demostrado en la elección de su primera denominación, el Hijo del Hombre. Compartió realmente la naturaleza de carne y hueso (blood) e incluso ahora que preside con autoridad soberana los destinos de un universo, conserva todavía entre sus numerosos títulos bien ganados el de Hijo del Hombre. Es literalmente cierto que el Verbo creador — el Hijo Creador — del Padre Universal «se hizo carne y habitó en Urantia como un hombre del mundo». Trabajaba, se cansaba, descansaba y dormía. Tuvo hambre y sació su apetito con alimentos; tuvo sed y apagó su sed con agua. Experimentó toda la gama de sentimientos y emociones humanas; fue «probado en todas las cosas de la misma manera que vosotros», sufrió y murió.
En Hebreos, Pablo alude a estos elementos:
2. 14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. ..
El apóstol Juan lo hace igual, aunque en contraste con las enseñanzas de los escritos en cuanto a su significación (1712,2):
6. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
(1407.7) 128:1.2 Joshua ben Joseph knew full well that he was a man, a mortal man, born of woman. This is shown in the selection of his first title, the Son of Man. He was truly a partaker of flesh and blood, and even now, as he presides in sovereign authority over the destinies of a universe, he still bears among his numerous well-earned titles that of Son of Man. It is literally true that the creative Word — the Creator Son — of the Universal Father was “made flesh and dwelt as a man of the realm on Urantia.” He labored, grew weary, rested, and slept. He hungered and satisfied such cravings with food; he thirsted and quenched his thirst with water. He experienced the full gamut of human feelings and emotions; he was “in all things tested, even as you are,” and he suffered and died.
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