479,7 El número siete es clave en el universo central y en el
sistema espiritual de transmisión de los rasgos esenciales del carácter, pero el
número diez, el sistema decimal, es intrínseco a la energía, la materia y a la
creación material. No obstante, el mundo del átomo sí despliega ciertos
caracteres que recurren periódicamente en grupos de siete[i] —un distintivo de nacimiento que
porta este mundo material y que indica su remoto origen espiritual—.
480,1 Esta persistente constitución creativa de carácter
séptuplo se presenta en los reinos de la química en forma de propiedades
físicas y químicas semejantes, que recurren en periodos discriminados de siete
cuando los elementos básicos se disponen por orden de sus pesos atómicos[ii].
Cuando los elementos químicos de Urantia se ordenan así en hileras siguiendo
esta disposición, cualquier cualidad o propiedad dada tienden a recurrir de
siete en siete. Este cambio periódico en orden de siete se repite de forma
decreciente y con variaciones en toda la tabla química, siendo observable de
forma más acusada en las agrupaciones atómicas primeras o más ligeras. Empezando
con uno cualquiera de los elementos, una vez anotada alguna de sus propiedades,
dicha cualidad cambiará en los seis elementos consecutivos, pero al llegar al
octavo suele reaparecer, esto es, el octavo elemento químicamente activo se parece
al primero, el noveno al segundo y así sucesivamente[iii].
Este hecho del mundo físico muestra, de modo inconfundible, la constitución
séptupla de la energía ancestral y es indicativo de la realidad fundamental que
subyace a la diversidad séptupla de las creaciones del tiempo y el espacio. El
hombre debería también tomar nota de que existen siete colores en el espectro
natural.
[i] Se refiere
a la tabla periódica de los elementos químicos, que consta en total de 7
períodos. La tabla periódica, atribuida al ruso Mendeléyev (1869), es un
esquema que incluye a estos elementos químicos dispuestos por orden de número
atómico creciente y en una forma que refleja la estructura, propiedades y
características de estos. La función de las hileras, en la tabla periódica, es
la de indicar la cantidad de niveles de energía o capas de electrones de un
átomo de cualquier elemento químico, por ejemplo, el Sodio (Na) está ubicado en
la hilera tres, lo que indica que los 11 electrones que contiene un átomo de
Sodio están distribuidos en tres capas de energía, e igual para los demás elementos
de este periodo; así, los elementos que están situados en un mismo periodo
tienen propiedades semejantes, esto es, los periodos son grupos de elementos
con propiedades similares. La “ley periódica”, la base de la tabla periódica,
establece que las propiedades físicas y químicas de los elementos tienden a
repetirse de forma sistemática conforme aumenta el número atómico. El término
periódico significa repetición a intervalos regulares.
[ii] El peso
atómico es el número asignado a cada elemento químico para especificar la masa
promedio de sus átomos. En física, el peso atómico es casi igual a la suma del
número de protones y neutrones contenidos en el núcleo de un átomo.
[iii] Hacen
alusión sin duda a la “Ley de las octavas de Newlands” En 1863, el químico inglés
J. A. Newlands vislumbró algunas de las bases de las clasificaciones periódicas
que propuso en su ley de las octavas: "si se ordenan los elementos de
acuerdo con sus pesos atómicos, el octavo elemento contado a partir de uno de
ellos, es una especie de repetición del primero, como la octava nota en la
escala musical". Esto es, se dio cuenta de que el octavo elemento se
asemejaba al primero, así como el noveno era similar al segundo, etc. Como cada
ocho elementos, aparecía otro elemento de iguales propiedades y a Newlands se
le ocurrió hacer la comparación entre sus octavas, con las octavas musicales,
observando que la periodicidad de las octavas químicas, sugería una armonía
como si de música se tratase.
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