«Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman». (1 Co 2,9)
492,1 Las capitales de los sistemas están singularmente
embellecidas por construcciones de orden material y mineral, mientras que la
sede del universo refleja más la gloria espiritual, pero las capitales de las
constelaciones constituyen la cúspide de la actividad morontial y de la
ornamentación viva. En los mundos sede de las constelaciones, este tipo de
ornamentación se utiliza de forma más generalizada, y es esta preponderancia de
la vida —el arte botánico— la que hace que a estos mundos se les llame “los
jardines de Dios”[i].
492,2 Alrededor de la mitad de Edentia está destinada a los espléndidos
jardines de los altísimos, que se encuentran entre las creaciones morontiales
más fascinantes del universo local. Esto explica por qué tan a menudo haya, en
los mundos habitados de Norlatiadec, sitios de extraordinaria belleza con el apelativo
de “jardines del Edén”[ii]
492,3 En un lugar central de estos magníficos jardines se
encuentra el santuario de culto de los altísimos. El salmista debe haber tenido
algún conocimiento de estas cosas cuando escribió: “¿Quién subirá las colinas
de los Altísimos? ¿Quién estará en su lugar sagrado? El limpio de manos y puro
de corazón, el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni ha jurado con engaño”[iii].
En este templo, los altísimos, cada décimo día de ocio, guían a toda Edentia en
adoración contemplativa al Dios Supremo.
492,4 Los mundos arquitectónicos gozan de diez formas de vida
de tipo material. En Urantia hay vida vegetal y vida animal, pero en un mundo
como Edentia existen diez grupos de órdenes materiales de vida. Si pudieseis
contemplarlos, rápidamente clasificaríais a las tres primeras de vegetales y a
las tres últimas de animales, pero seríais manifiestamente incapaces de
comprender la naturaleza de los cuatro grupos intermedios de fértiles y
fascinantes formas de vida.
492,5 Incluso la vida ostensiblemente animal es muy distinta a
la de los mundos evolutivos, tan distinta que resulta del todo imposible que la
mente de los mortales pueda percibir el carácter único y el temperamento
cariñoso de estas criaturas sin habla. Vuestra imaginación sería incapaz de
concebir las miles y miles de criaturas vivas que allí existen. Toda la
creación animal es de un orden enteramente diferente al de las toscas especies
animales de los planetas evolutivos. Toda esta vida animal es, por otro lado, muy
inteligente y delicadamente servicial, y todas las diversas especies son
sorprendentemente dóciles y conmovedoramente amigables. En estos mundos
arquitectónicos no hay criaturas carnívoras; en toda Edentia no existe nada que
pueda atemorizar a un ser vivo.
492,6 La vida vegetal es también muy distinta a la de Urantia;
se compone de variedades tanto de tipo material como morontial. La vegetación
de tipo material tiene un colorido verde que le caracteriza, mientras que el equivalente
morontial de vida de carácter vegetal tiene una tonalidad del color de las
violetas o de las orquídeas con diversos matices y reflejos. Esta vegetación
morontial es simplemente un brote de energía; cuando se consume, no deja residuo
alguno.
492,7 Al estar dotados de diez grupos de vida de orden físico,
por no mencionar las variantes de tipo morontial que poseen, estos mundos
arquitectónicos ofrecen enormes posibilidades para el embellecimiento biológico
del paisaje y de las construcciones materiales y morontiales. Los artesanos
celestiales dirigen a los nativos espornagias en su gran labor de llevar a cabo
la decoración vegetal y el engalanamiento biológico. Mientras que vuestros
artistas tienen que recurrir a la inerte pintura y al inanimado mármol para plasmar
sus conceptos, los artesanos celestiales y los univitatias hacen un uso más
frecuente de materiales vivos para representar sus ideas y captar sus ideales.
493,1 Si disfrutáis de las flores, los arbustos y los árboles
de Urantia, vuestros ojos se sentirán
agasajados al contemplar la belleza vegetal y la magnificencia floral de los supremos
jardines de Edentia. Pero sobrepasa mi capacidad de descripción poder
transmitir a la mente mortal una idea adecuada de la belleza de los mundos
celestiales. En verdad, el ojo no ha visto glorias como las que os aguardan a vuestra
llegada a estos mundos en vuestra aventura de ascensión como mortales[iv].
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