UN ACERCAMIENTO AL CONCEPTO “POTENCIA-SER PERSONAL”: LA
SÍNTESIS DIVINA COMO ACCIÓN DEL SER SUPREMO
[Aplicando el léxico de la nueva traducción]
Ángel F. Sánchez Escobar
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
En los escritos de Urantia, el término compuesto
potencia-ser personal[1],
así con guión, indicando su conjunción y síntesis, es de una gran complejidad, solamente
comprensible para la mente humana a niveles muy superficiales, especialmente
por la involucración del Ser Supremo, evolutivo y vivencial, futuro soberano de
los siete universos globales (el gran universo), al igual que los hijos
creadores son, cuando vivencialmente lo consiguen, los soberanos de los
universos locales[2].
Efectivamente, el Ser Supremo es nuestro Dios
evolutivo y vivencial,
4,9 El Ser Supremo
experimenta, de manera personal, el logro de la unidad de la Deidad como Dios evolutivo
y vivencial de las criaturas evolutivas del tiempo y del espacio.
que activará y sintetizará —totalizará— potencia y ser personal,
12,2 El Ser Supremo proporciona el modo de activación
de la potencia y del ser personal, la síntesis divina […]
en un proceso que culminará previsiblemente al final de la presente era
cuando logre esa soberanía del gran universo:
1280,7 El Ser Supremo,
tal como exista cuando culmine la presente era universal, ejercerá su actividad
como soberano vivencial en el gran universo. […] excluyendo por lo tanto la participación de
tales criaturas [de los ciudadanos de la siguiente era universal] en la
síntesis de la potencia y el ser personal de la presente era del
universo.
Veamos el significado de ambos conceptos, potencia
y ser personal, tanto individualmente como en su síntesis. Observaremos cómo el
concepto de “potencia”, que en un principio se refiere al nivel material de la
realidad finita, se convierte, con la mediación del Ser Supremo, en el núcleo
significativo de las tres fases o niveles de la energía: material, mental y
espiritual.
1. CONCEPTO DE POTENCIA Y SER PERSONAL
En el Prólogo se hace referencia a ambos términos por
separado, aunque en el mismo párrafo, bajo el concepto de divinidad, y esta se
correlaciona en el ser personal como amor, misericordia y ministerio y se
desvela en niveles impersonales como justicia, potencia y soberanía:
3,4 La divinidad es comprensible para las criaturas como verdad, belleza y
bondad; se correlaciona en el ser personal como amor, misericordia y
ministerio, y se desvela en los niveles impersonales como justicia, potencia[3]
y soberanía.
El ser personal es un don del Padre del Paraíso,
8,4
[…] El ser personal nunca es espontáneo; es un don del Padre del Paraíso. El
ser personal se superpone a la energía y solo se vincula con los sistemas de
energía viva; la identidad puede vincularse con los modelos de energía no viva.
que se superpone a la energía, que domina a la energía.
El ser personal se define en el libro tanto de
forma negativa —lo que no es—como positiva:
9,1 El ser personal[4]
del hombre mortal no es ni su cuerpo ni su mente ni su espíritu; ni tampoco su alma.
El ser personal es la única realidad inmutable a las vivencias, por otro lado
siempre cambiante, de las criaturas, y unifica a todos los demás factores
vinculados de la individualidad.
También se nos dice que el ser personal nunca es
idéntico y que nos permitirá reconocer a dicho ser en cualquier momento:
194,4 Los seres personales pueden ser similares, pero
nunca idénticos. Las personas de un determinado grupo, tipo, orden o modelo[5] pueden
parecerse unas a otras y efectivamente se parecen, pero nunca son idénticas. El
ser personal es ese rasgo individual que conocemos,
y que nos permite identificar a dicho ser en algún momento futuro sea cual
fuere la naturaleza y grado de los cambios de forma, mente o estado espiritual.
Esto
es así porque “el ser personal, aunque desprovisto de identidad, puede
unificar la identidad de cualquier sistema energético vivo” (1225,7)
y la conserva en presencia de cualquier cambio:
1434,5 El ser personal es
esa dotación cósmica, esa fase de la realidad universal, que puede coexistir
con unos cambios ilimitados y al mismo tiempo conservar su identidad en
presencia misma de todos esos cambios, e indefinidamente después de ellos.
La potencia a su vez se define en el contexto de
tres elementos básicos, nucleares en física: energía, fuerza y potencia:
9,4 Usamos el término ENERGÍA en su más amplio sentido aplicado al ámbito
espiritual, mental y material. Fuerza
también se usa ampliamente. Potencia[6] se limita regularmente a designar al
nivel electrónico de la materia o a la materia sensible a la gravedad lineal
del gran universo. Potencia (poder) también se emplea para designar soberanía[7].
No podemos adoptar vuestras definiciones de fuerza, energía y potencia, generalmente
aceptadas[8].
Hay tal insuficiencia de términos lingüísticos que nos vemos obligados a
asignar significados múltiples a estos términos.
Vemos cómo el término “potencia” hace alusión al
nivel electrónico de la materia o la materia sensible a la gravedad lineal del
gran universo. También connota soberanía, poder. E igualmente se nos habla de la
necesidad de asignar significados múltiples a estos términos para compensar la
insuficiencia de términos lingüísticos[9].
La palabra “potencia” aparece calificada con el adjetivo “universo” (“potencia
del universo”), aludiendo al nivel físico[10]
de la energía:
9,9 3. Potencia
del universo: incluye todas las formas de energía que, a pesar de responder
a la gravedad del Paraíso, son de modo directo receptivas a la gravedad lineal.
Este es el nivel electrónico de la energía‑materia y de todas sus evoluciones posteriores.
Bajo este concepto de “potencia del universo” no
se integra la energía espiritual, aunque parece, como veremos, que sí lo hace
la energía mental en niveles elementales de desarrollo del ser humano.
2. POTENCIA EVOLUTIVA Y POTENCIA VIVENCIAL
Pero el sustantivo “potencia” aparece adjetivado también
con los adjetivos “evolutiva” (“potencia evolutiva”) y “vivencial”
(potencia vivencial), tal como se entiende en su futura síntesis con el ser
personal (potencia-ser personal) en la terminación, como hemos visto, de la
presente era del universo. Estos adjetivos caracterizan igualmente al Ser
Supremo, que como hemos indicado es evolutivo y vivencial (evoluciona y obra en
el espacio-tiempo)[11].
1164,5 El concepto del Supremo debe servir para reconocer la diferencia entre la
persona espiritual, la potencia evolutiva y la síntesis de la potencia y
el ser personal —la unificación de la potencia evolutiva con el ser
personal espiritual, y el predominio de este sobre aquella—.
El sintagma nominal “potencia evolutiva” necesita
alguna explicación: es potencia evolutiva y evolucionada a la vez mediante la
acción del Ser Supremo, que se realiza bajo el predominio de un núcleo
espiritual y los dictados del ser personal:
1164,4 El Ser
Supremo es la culminación, bajo la forma de deidad, de la evolución del
gran universo — una evolución física alrededor de un núcleo espiritual,
y el predominio final del núcleo espiritual sobre las esferas de la
evolución física que lo envuelven y giran a su alrededor—. Todo esto tiene
lugar de acuerdo con los dictados del ser personal: el ser personal
paradisiaco en el sentido más elevado, el ser personal del creador en el
sentido del universo, el ser personal mortal en el sentido humano y el ser
personal supremo en el sentido culminante o vivencial y totalizador.
Es el Ser Supremo, como ser personal, quien
totaliza y culmina, en su propia vivencia, esta síntesis de la potencia-ser
personal:
1164.6 […] Se trata de potencia
ganada, de potencia demostrada, de potencia vivencial, que
contrasta con la potencia de la eternidad, con la potencia insondable,
con la potencia existencial de las Deidades del Paraíso.
Aquí potencia conlleva a su vez el significado de poder, soberanía que
vimos en la definición de “potencia” en el prólogo (9.4). Este sintagma nominal
“potencia vivencial” se repite aquí:
11,3 Cuando termine de actualizarse, esta Deidad evolutiva constituirá la
fusión eterna de lo finito y de lo infinito: la unión perpetua e indisoluble de
la potencia vivencial con el ser
personal espiritual.
Es decir, es una potencia lograda, culminada, alcanzada, totalizada, dominada
por el Ser Supremo —como parte del Dios Séptuple— mediante su propia
experiencia o vivencia. Vemos, además, que es una potencia todopoderosa, que
encuentra su cohesión en el ser personal y el espíritu:
1165,1 Esta potencia vivencial, que procede de
los logros como divinidad del mismo Dios Séptuple, manifiesta las cualidades
cohesivas de la divinidad al sintetizarse — al totalizarse— bajo la forma de la
todopoderosa potencia del dominio vivencial adquirido sobre las creaciones evolutivas.
Esta todopoderosa potencia encuentra a su vez la cohesión en el ser
personal y el espíritu en la esfera piloto del cinturón exterior de los mundos
de Havona, uniéndose con el ser personal espiritual del Dio Supremo, presente
en Havona. La Deidad vivencial lleva así a su culminación la larga lucha
evolutiva, confiriendo a la potencia, producto del tiempo y el espacio, la
presencia espiritual y el ser personal divino que residen en la creación
central.
Y observamos de nuevo cómo la potencia adquiere una acepción de poder y soberanía.
Por otro lado, esa culminación de la larga lucha evolutiva será a su vez el
momento en el que el gran universo se establezca de forma equiparada en luz y
vida.
1165.5
[…] Pero para alcanzar estas
etapas de desarrollo máximo [la síntesis de la potencia-ser personal], habrá
que esperar probablemente a que todo el gran universo esté establecido de
manera coordinada en la luz y la vida.
3. REDIMENSIÓN DEL TÉRMINO POTENCIA EN SU SÍNTESIS
CON EL SER PERSONAL
Hemos visto en el párrafo anterior (1165,1) cómo la
deidad vivencial, o Ser Supremo, confiere a la potencia, producto del tiempo y
el espacio, que definíamos antes a nivel material, una presencia espiritual y una
adherencia al ser personal divino y, con ello, una nueva dimensión,
significando, como observaremos, las tres fases o niveles de la energía
(material, mental y espiritual). Leamos el
siguiente párrafo:
12,4 […] el Ser Supremo evoluciona de forma
progresiva a partir de una previa dotación divina del potencial de la
energía y del ser personal contenidos en el gran universo.
El “potencial de la energía” contenida en el gran universo, por el
paralelismo observado antes entre potencia y ser personal, se refiere al
término potencia cuando el Ser Supremo culmine este potencial en la síntesis
divina ya indicada.
El siguiente párrafo es muy revelador de la
finalidad de esa síntesis potencia-ser personal en cuanto a Dios que es uno en
potencia y ser personal, y volveremos a él, pero de momento nos ayuda a ver
cómo la potencia como totalidad integra los niveles de energías, material o física,
mental y espiritual (11.4), mencionadas, y cómo el ser personal alude a todas las fases
del ser personal (prepersonal, personal, suprapersonal):
(646.1) 56:9.14
El universo de universos está completamente unificado. Dios es uno en potencia
y en ser personal. Hay coordinación de todos los niveles de la
energía y todas las fases del ser personal. Filosófica y vivencialmente, en concepto y en
la realidad, todas las cosas y todos los seres tienen su centro en el Padre del
Paraíso. Dios es todo y está en todo, y ninguna cosa y ningún ser existen sin
él.
Si analizamos el párrafo, vemos el paralelismo, ya
antes sugerido
Potencia
|
Ser personal
|
todos los niveles de la energía
(materia, mental, espiritual)
|
todas las fases del ser personal
(prepersonal, personal, suprapersonal) [12].
|
De esto se deduce que el término potencia engloba las
tres fases primigenias de la energía divina ya aludidas: la física (o potencia
del universo), la mental y la espiritual, que los “actuantes combinados” se
encargan de conjuntar:
505,2 […] Es el grupo aventurero de seres bien preparados se dedican a la conjunción
funcional de las tres fases primigenias de la energía divina que se manifiestan
en todos los universos como energía física, mental y espiritual.
[…]
También se nos dice, connotando esa síntesis, que
estos seres en realidad lo que hacen es tratar de “descubrir la presencia
universal de Dios Supremo, ya que en este ser personal de la Deidad deberá
producirse la unificación vivencial de toda la divinidad del gran universo.”
Igualmente observamos el paralelismo entre potencia
y la realidad finita total, en
sus tres niveles funcionales: materia, mente y espíritu[13].
Vemos también que, en paralelo al hecho de que en
Dios es uno en potencia (que integra todos los niveles de la energía) y en ser
personal, en el Paraíso, en contraste con el cosmos evolutivo, estos tres
niveles de la energía son homólogos, equiparables, de un mismo rango:
140,10 En el Paraíso, las
tres energías física, mental y espiritual son homólogas. En el
cosmos evolutivo, la energía-materia es la que domina, excepto en el ser
personal, donde el espíritu se esfuerza por conseguir la supremacía por
mediación de la mente. El espíritu es la realidad fundamental de la vivencia del
ser personal de todas las criaturas, porque Dios es espíritu. El espíritu es
invariable y, por lo tanto, en todas las relaciones entre seres personales,
trasciende tanto a la mente como a la materia, que son variables vivenciales de
consecución progresiva.
Allí, el espíritu, como vivencia del ser
personal, domina sobre la materia. Y en la evolución cósmica, la
energía-materia también se vuelve como una sombra filosófica de la luminosidad
espiritual, pero esto no invalida su realidad:
140.11 En la evolución
cósmica, la materia se vuelve una sombra filosófica proyectada por la mente en
presencia de la luminosidad espiritual de la iluminación divina, pero esto no
invalida la realidad de la energía-materia. La mente, la materia y el
espíritu son igualmente reales, pero en lo referente a alcanzar la
divinidad no tienen el mismo valor para el ser personal. La conciencia
de la divinidad es una experiencia espiritual progresiva.
Nos damos cuenta igualmente del menos efecto de la
gravedad sobre la mente:
140,1 A medida que la mente
de cualquier ser personal del universo se vuelve más espiritual — más semejante
a Dios — es menos sensible a la gravedad
material. La realidad, medida por su respuesta a la gravedad física, es la
antítesis de la realidad determinada por la calidad de su contenido espiritual.
La acción de la gravedad física es un determinador cuantitativo de la energía
no espiritual; la acción de la gravedad espiritual es la medida cualitativa de
la energía viviente de la divinidad.
La gravedad física afecta a la energía no espiritual. La mente se hace cada
vez menos sensible a la gravedad material al volverse más espiritual y el
espíritu es solo sensible a la gravedad espiritual. Es interesante notar que la mente es “un
sistema personal-energético que existe alrededor de un núcleo espiritual divino
y que obra en un entorno material” (142,1).
En definitiva, en el Ser Supremo se producirá la
vinculación de estas energías con el ser personal en lo que se llama “síntesis
potencia-ser personal” o “síntesis divina”
12,2 El Ser Supremo proporciona el modo de activación
de la potencia y del ser personal, la síntesis divina, de todas estas interacciones múltiples,
permitiendo así que lo finito alcance lo absonito y, a través de otras posibles
actualizaciones futuras, intentar alcanzar el Último.
Esta deidad evolutiva constituirá la fusión eterna
de lo finito y lo infinito: la unión perpetua e indisoluble de potencia o poder
vivencial con el ser personal espiritual (11,3).
Y todo es consecuencia de la unidad absoluta de la
naturaleza de Dios (638,2-3). En el Padre del Paraíso todas las cosas
subsisten; él es uno en potencia y ser personal en él se coordinan todos los
niveles de la energía y todas las fases del ser personal (646,1).
ANEXO: POTENCIA-SER PERSONAL Y MODELO (O PATRÓN)
Aunque pendientes de un nuevo estudio que
profundice en esta relación y concepto, observamos que la síntesis potencia-ser
personal está implicada en el modelo o patrón. Sin embargo, en contraste con el
aspecto de lo total analizado hasta ahora, y la participación del Dios Supremo
en el espacio tiempo, el modelo desvela el aspecto individual de la energía (potencia) y del ser personal,
10,4 En contraste con el aspecto de lo total,
el modelo desvela el aspecto individual
de la energía y del ser personal. Las formas del ser personal o de la identidad
son modelos resultantes de la energía (física, espiritual o mental) pero no son inherentes a ella. Esa cualidad
de la energía o del ser personal, por virtud de la que se origina la aparición
del modelo, se atribuye a Dios —a la Deidad— a la dotación de fuerza del
Paraíso, a la coexistencia del ser personal y la potencia.
y se atribuye a Dios, a la Deidad, “a la coexistencia del ser personal y la
potencia (10,4)”. El modelo se origina en la Deidad existencial, del Paraíso,
en la que potencia y ser personal están unificados, como se ha comentado. Dios
es uno en potencia y ser personal y en el Paraíso, estas tres energías están
equiparadas. El modelo no responde a la gravedad.
[1] En inglés “power-personality”,
traducido erróneamente como “poder-ser personal” en las dos primeras
traducciones.
[2] Ver
210,3.
[3] Tiene poco sentido traducir aquí “power” como “poder” cuando en esos
niveles impersonales ya se encuentra el concepto sinónimo de “soberanía”. Cualquier estudiante de inglés sabe que “power” tiene dos traducciones en inglés:
fuerza y poder
[4] En
vista de esta definición y del uso de este término en los escritos, resulta
igualmente poco pertinente traducir “personality”
como “personalidad”, como se hace en las dos traducciones existentes. El
término ha de ser traducido por “ser personal”.
[5] O
patrón.
[6] En este
párrafo se hace referencia a tres elementos nucleares en física (energía,
fuerza y física); resulta, por tanto, una vez más, poco adecuado traducir “power” como poder.
[7] En la Biblia (Reina Valera 1995) aparece el término “potencia” en el
sentido de soberanía, poder, fuerza y gloria. Ver Sal 20,6; 29,4; 71,18; 78,4;
89,17; Ro 15,19; Col 1,11. Veamos un ejemplo: “Aun en la vejez y las canas,
Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, tu potencia
a todos los que han de venir (Sal 71,18). En otro ejemplo, observamos que
indica fuerza: “Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo atenderá desde
sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra (Sal 20,6).
[8] En física el término “potencia”
(eléctrica) se aplica a cualquier proceso de transferencia de energía. Se
define “potencia” como la rapidez de transferencia de la energía en el tiempo. Por
definición, la potencia nos dice la
cantidad de energía por unidad de tiempo. La potencia se mide en vatios, y
cuando decimos que una bombilla consume 60 vatios, estamos diciendo que transforma
en cada segundo 60 julios de energía eléctrica en energía luminosa o térmica. También
se usa “potencia” para calcular en vatios cualquier trabajo realizado en contra
de la gravedad, como por ejemplo levantar un objeto.
[9] Refiriéndose
particularmente a la lengua inglesa. En español, al menos, distinguimos entre
potencia y poder.
[10] Ver 9,1.
[11] El Ser Supremo es vivencial y evolutivo, en contraste con la Deidad del
Paraíso, que es existencial y, por tanto, no evolutiva.
[12] Ver
8,4.
[13] Ver
140,5.
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