Lo más curioso, y es algo en lo que no hemos reflexionado antes --al menos yo-- es en la diferencia de vocabulario y de tono que Jesús usó en su ministerio personal --en especial en ese viaje por la cuenca del Mediterráneo con Ganid y Gonod-- respecto a su ministerio público tras el bautizo de Juan el Bautista. El Maestro, usando a veces significados similares --como demuestran los ecos bíblícos--, su lenguaje se hizo más solemne y profundo. Se dio cuenta de que hablaba para todo el universo de Nebadón y para todo el futuro...
10. “NUESTRA RELIGIÓN”
(1453.3) 131:10.1 Tras
la ardua labor de compilar las enseñanzas de las religiones del mundo sobre el
Padre del Paraíso, Ganid se impuso la tarea de elaborar lo que consideraba un
resumen de las creencias a la que había llegado respecto Dios como resultado de
las enseñanzas de Jesús. Este joven tenía la costumbre de referirse a tales
creencias como “nuestra religión”. He aquí sus notas:
(1453.4) 131:10.2 “El
Señor nuestro Dios uno es[1], y
le amarás con toda tu mente y todo tu corazón[2], mientras
des lo mejor de ti mismo para amar a sus hijos como te amas a ti mismo[3].
Este Dios único es nuestro Padre celestial[4],
en quien subsisten todas las cosas[5], y
quien habita, mediante su espíritu[6],
en todas las almas humanas sinceras. Y nosotros, los hijos de Dios[7],
debemos aprender a encomendar nuestras almas al fiel Creador[8].
Con nuestro Padre celestial todo es posible[9]. Puesto que él es el Creador; él ha hecho todas
las cosas y todos los seres, no podría ser de otra manera. Aunque no podamos
ver a Dios, podemos conocerle[10].
Y viviendo diariamente la voluntad del Padre de los cielos, podemos revelarlo a
nuestros semejantes”[11].
(1453.5) 131:10.3 “Las
riquezas divinas del carácter de Dios deben ser infinitamente profundas y
eternamente sabias[12].
No podemos buscar a Dios mediante el conocimiento[13],
pero podemos conocerle en nuestro corazón mediante la experiencia personal[14].
Aunque su justicia pueda estar más allá de nuestra comprensión, el ser más
humilde de la tierra puede recibir su misericordia. Aunque el Padre llena el
universo, él también vive en nuestros corazones. La mente del hombre es humana,
mortal; pero el espíritu del hombre es divino, inmortal[15].
Dios no es solamente todopoderoso[16]
sino que también es omnisapiente[17].
Si nuestros padres terrenales, siendo de tendencia al mal, saben cómo amar a
sus hijos y darles cosas buenas, cuanto más vuestro buen Padre que está en los
cielos sabrá cómo amar sabiamente a sus hijos de la tierra y concederles las
bendiciones[18] que les son idóneas.”
(1454.1) 131:10.4 “El
Padre de los cielos no soportará que ni uno solo de sus hijos de la tierra perezca[19]
si ese hijo tiene el deseo de hallar al Padre y anhela en verdad ser semejante a
él. Nuestro Padre ama incluso a los malvados[20] y
siempre es bondadoso con los ingratos. Si más seres humanos conociesen la
bondad de Dios[21], ciertamente serían llevados
a arrepentirse por sus malos caminos y a renunciar a todo pecado conocido. Toda
buena dádiva desciende del Padre de la luz, en el cual no hay mudanza ni sombra
de variación[22]. El espíritu del Dios
verdadero está en el corazón del hombre[23]. Él
quiere que todos los hombres sean hermanos[24].
Cuando los hombres comienzan buscar a Dios[25], esa
es la prueba de que Dios los ha encontrado a ellos, y de que están en la
búsqueda del conocimiento de él. Vivimos en Dios y Dios mora en nosotros[26].”
(1454.2) 131:10.5 “Ya
no me conformaré con creer que Dios es el Padre[27]
de todo mi pueblo; de ahora en adelante creeré que él es también mi Padre. Siempre trataré de adorar a Dios con la ayuda del
Espíritu de la Verdad[28],
que me asistirá cuando yo llegue realmente a conocer a Dios. Pero antes que
nada voy a practicar la adoración de Dios aprendiendo cómo hacer su voluntad en
la tierra; esto es, daré mejor de mí para tratar a cada uno de mis semejantes
mortales tal como pienso que le gustaría a Dios que yo le tratase[29]. Y
cuando se vive esta forma de vida en la carne, podremos pedir a Dios muchas
cosas, y él nos dará el deseo de nuestro corazón[30] y
podamos estar mejor preparados para servir a nuestros semejantes. Y todo este
amoroso servicio de los hijos de Dios engrandece nuestra capacidad de recibir y
vivenciar el gozo del cielo[31], esos
elevados deleites del ministerio del espíritu del cielo.”
(1454.3) 131:10.6 “Daré
gracias a Dios todos los días por sus indecibles dones[32];
le alabaré por sus maravillas para con los hijos de los hombres[33].
Para mi él es el Todopoderoso[34],
el Creador[35], el Poder[36] y
la Misericordia[37], pero lo mejor de todo es
que él es mi Padre espiritual[38],
y como su hijo de la tierra en algún momento me pondré en camino para verle. Y
mi tutor ha dicho que si le busco, llegaré
a ser semejante a él[39].
Por la fe en Dios he logrado la paz con él[40].
Esta nueva religión nuestra está llena de gozo y suscita una alegría permanente[41]. Estoy
convencido de que seré fiel incluso hasta la muerte, y que ciertamente recibiré
la corona de la vida eterna[42].”
(1454.4) 131:10.7 “Estoy
aprendiendo a examinarlo todo y a retened lo bueno[43]. Lo
que querría que los hombres hicieran conmigo, así también haré yo con ellos[44].
Por esta nueva fe, sé que los hombres pueden convertirse en hijos de de Dios,
pero en ocasiones me aterra cuando me detengo a pensar que todos ellos son mis
hermanos, pero debe ser verdad. No sé cómo puedo regocijarme en la paternidad
de Dios si rechazo aceptar la fraternidad de los hombres[45]. Quien
invocare el nombre del Señor será salvo[46].
Si eso es verdad, entonces todos los hombres deben ser mis hermanos.”
(1454.5) 131:10.8 “En
adelante haré mis buenas obras en secreto[47];
también oraré mayormente cuando esté a solas[48].
No juzgaré, para no ser injusto con mis semejantes[49]. Aprenderé
a amar a mis enemigos[50];
aún no he llegado a dominar realmente la práctica de ser semejante a Dios.
Aunque veo a Dios en estas otras religiones, en ‘nuestra religión’ lo encuentro
más bello, amoroso, misericordioso, personal y positivo. Pero sobre todo, este
Ser grande y glorioso es mi Padre espiritual[51];
yo soy su hijo. Y por ningún otro medio que mi sincero deseo de ser como él,
acabaré por encontrarle y servirle eternamente. Al fin tengo una religión con
un Dios, un Dios maravilloso, y es un Dios de eterna salvación”[52].
[1] Dt 4,35,39; 6,4; 1 S 2,2; 2 S 7,22; 2 R 19,19; 1 Cr 17,20; Neh 9,6;
Si (Eclesiástico) 36,5; Sal 86,10; Is 37,16; 44,6,8; 45,5-6,21; Mc 12,29,32; Jn
17,3; Ro 3,30; 1 Co 8,4-6; Gl 3,20; Ef 4,6; 1 Ti 2,5; Stg 2,19.
[2] Dt 6,4-5; 10,12; 11,1,13,22; 13,3; 19,9; 30,6,16,20; Jos 22,5;
23,11; Mc 12,30; Mt 22,37; Lc 10,27; Ro 8,28.
[3] Lv 19,18,34; Mc 12,31,33; Mt
5,43-44; 19,19; Mt 22,39; Lc 10,27; Ro
13,9; Gl 5,14; Stg 2,8.
[4] Mc 11,25-26; Mt 6,1,9,14; 6,26,32; 7,11,21; 10,32-33; 12,50; 15,13;
16,17; 18,10,14,19,35; 23,9; 11,25; Lc 10,21; 11,2,13.
[5] 1 Co 8,6; Col 1,17.
[6] Job 32,8,18; Is 63,10-11; Ez 37,14; Mt 10,20; Lc 17,21; Jn 17,21-23; Ro 8,9-11; 1 Co
3,16-17; 1 Co 6,19; 2 Co 6,16; Gl 2,20; 1 Jn 4,12-15; 3,24; Ap 21,3.
[7] 1 Cr 22,10; 2 S 7,14 21,3; Sal
2,7; Is 56,5; Mt 5,9,16,45; Lc 20,36; Jn 1,12-13; 11,52; Hch 17,28-29; Ro
8,14-17, 9,26; 19,21; 2 Co 6,18; Gl 3,26; 4,5-7; Ef 1,5; Flp 2,15; Heb 12,5-8;
1 Jn 3,1-2,10; 5,2; Ap 21,7.
[8] 1 P 4,19.
[9] Gn 18,14; Jer 32,27; Mc 14,36; 10,27; Mt 19,26;
Lc 1,37;18,27.
[10] Sal 46,10; Jn 14,7.
[11] Sal 143,10; Si (Eclesiástico)15,11-20; Mc 3,35; 14,36,39; Mt 26,39,42,44;
6,10; 7,21; 12,50; Lc 8,21; 11,2; 22,42; Jn 4,34; 5,30; 6,38-40; 7,16-17; 9,31;
15,10,14-16; 14,21-24,17,4.
[12] Sal 92,5-6.
[13] Job 9,10; Is 64,4; Ro 11,33-34; 1 Co 2,9.
[14] 1 Co 2,10-16.
[15] Job 32,8; 1 Co 2,10-16.
[16] Ex 9,16 ;15,6; Dt 9,29; Nm 14,17; 2 S 22,33; 1 Cr 29,11-12; Neh
1,3; 1,10; Job 36,22; 37,23; Sal 59,16;
106,8; 111,6; 147,5; Jer 10,12; 27,5; 32,17; 51,15; Mt 28,18.
[17] Jer 51,15; 1 Co 2,1-16.
[18] Mt 7,11; Lc 11,13.
[19] Mt 18,14.
[20] Ez 18,21-23,27; 33,11; Mt 18,11; Lc 19,10; Jn
3,16; 4,9-11,19; 15,9-13; 17,22-23; Ro 5,8; Tit 3,4.
[21] Ex 18,9; Zac 9,17; Ro 2,4.
[22] Stg 1,17.
[23] Job 32,8,18; Is 63,10-11; Ez 37,14; Mt 10,20; Lc 17,21; Jn
17,21-23; Ro 8,9-11; 1 Co 3,16-17; 6,19; 2 Co 6,16; 1 P ,22; 1 Jn 3,24;
4,12-15; Ap 21,3.
[24] Mc 3,35; 1 Ts 4,9; 1 P 1,22.
[25] Hch 17,27.
[26] Jn 14,20; 15,4-7.
[27] 2 S 7,14; 1 Cr 22,10 ; Sal 2,7; 89,26-27; Jer 3,19; Mc 11,25-26;
Mt 5,9,16,45,48; 6,1,9,14; 6,26,32; 7,11; 10,32-33: 18,14; 23,9; Lc
6,36; 11,2,13; Jn 20,17; Ro 1,7; 8,14-15; 1 Co 1,3; 2 Co 1,2; 6,18; Gl 1,4;
4,6-7; Flp 1,2: Ef 1,2; Col 1,2; 1 Ts 1,1,3; 2 Ts 1,1-2; Flm 1,3; Ti 1,2: 1 Jn
3,1-2,10.
[28] Jn 4,23-24.
[29] Tb (Tobías) 4,15; Mt 5,38-45; Lc 6,27-31.
[30] Mc 11,24; Mt 7,7; Lc 11,9.
[31] Is 62,1-3; Jn 15,10-11.
[32] 2 Co 9,15.
[33] Sal 92,1-2; 107,8,15,21,31.
[34] Gn 17,1; 28,3; Ex 6,3.
[35] Gn 1,1-27; 2,4-23; 5,1-2; Ex 15,6; 20,11; 31,17; 2 S 22,33; 2 R
19,15; 2 Cr 2,12; Neh 9,6; Job 37,23; Sal 115,15-16; 121,2; 124,8; 146,6; Is
37,16; 40,26,28; 42,5; 45,12,18; Jer 10,11-12; 32,17; 51,15; Am 4,13; Mal 2,11;
Si (Eclesiástico) 1,1,4; 33,10; Bar 3,32-36; Mc 13,19; Jn 1,1-3; Hch 4,24;
14,15; Ef 3,9; Col 1,16; Heb 1,2; 1 P 4,19; Ap 4,11; 10,6; 14,7.
[36] Ex 9,16; Nm 14,17; Dt 9,29; 1 Cr 29,11-12; Neh 1,3; 1,10; Job 36,22;
Sal 106,8; 111,6; 147,5; 59,16; Jer 10,12; 27,5; 32,17; 51,15; Mt 28,18.
[37] Ex 20,6; Dt 4,31; 5,10; Nm 14,18-19; 1 Cr 16,34; 2 Cr 5,13; 7,3,6;
30,9; Esd 3,11; Sal 100,5; 103,8,17; 107,1; 116,5; 117,2; 118,1,4; 136,1-26;
145,8; 86,5,13,15; 25,6; 36,5; Is 54,8; 55,7; Jer 3,12; Miq 7,18; Heb 8,12.
[38] 2 S 7,14; 1 Cr 22,10; Sal 2,7; 89,26-27; Is 56,5; Jer 3,19; Mt
5,9,16,45 6,1,9,14,26,32; 7,11; 18,14; 23,9; Mc 11,25-26; Lc 6,36; 11,2,13; Lc
20,36; Jn 1,12-13; 11,52; 20,17; Hch 17,28-29; Ro 1,7; 8,14-17,19,21; 9,26; 1
Co 1,3; 2 Co 1,2; 6,18; Gl 3,26; 4,5-7; Ef 1,2,5; Flp 1,2; 2,15; 1 Ts 1,1,3; 2
Ts 1,1-2; Col 1,2; Flm 1,3; 1 Ti 1,2; Heb 12,5-8; 1 Jn 3,1-2,10; 5,2; Ap
21,7.
[39] 1 Jn 3,2.
[40] Is 32,17-18; Ro 5,1.
[41] Ro 15,13; 1 P 1,8.
[42] Stg 1,12; 1 P 5,4; Ap 2,10.
[43] 1 Ts 5,21.
[44] Tb 4,15; Mt 7,12; Lc 6,31.
[45] Mc 3,35; Mt 12,50; Lc 8,21; Heb 2,11.
[46] Sal 50,15; Joel 2,32; Zac 13,9;
Mc 3,35; 8,34-35; Mt 7,24; 10,32-33; 12,50; 16,24-25; Lc 6,47; 9,23-24;
12,8; Jn 3,15-16; 4,13-14; 11,25-26; 12,46; Hch 2,21; 10,43; 13,26; Ro 9,33;
10,13; 1 Jn 2,23; 4,15; 5,1; Ap 22,17.
[47] Mt 6,1-4.
[48] Mt 6,5-6.
[49] Mt 7,1-2; Lc 6,37.
[50] Pr 24,17; 25,21; Mt 5,44; Lc 6,27,35.
[51] 2 S 7,14; 1 Cr 22,10; Sal 2,7; 89,26-27; Is 56,5; Jer 3,19; Mt
5,9,16,45 6,1,9,14,26,32; 7,11; 18,14; 23,9; Mc 11,25-26; Lc 6,36; 11,2,13; Lc
20,36; Jn 1,12-13; 11,52; 20,17; Hch 17,28-29; Ro 1,7; 8,14-17,19,21; 9,26; 1 Co
1,3; 2 Co 1,2; 6,18; Gl 3,26; 4,5-7; Ef 1,2,5; Flp 1,2; 2,15; 1 Ts 1,1,3; 2 Ts
1,1-2; Col 1,2; Flm 1,3; 1 Ti 1,2; Heb 12,5-8; 1 Jn 3,1-2,10; 5,2; Ap
21,7.
[52] Heb 5,9; 1 Jn 5,20.
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