(585.4) 51:4.8 Estas seis razas evolucionarias están destinadas a ser mezcladas y exaltadas por la amalgama con la progenie de los edificadores adánicos. Pero antes de que se mezclen estos pueblos, los inferiores y los inservibles son mayormente eliminados. El Príncipe Planetario y el Hijo Material, con otras autoridades planetarias apropiadas deciden acerca de la aptitud física de las razas reproductoras. La dificultad de ejecutar un programa tan radical en Urantia consiste en la ausencia de jueces competentes para decidir sobre la aptitud o inaptitud biológica de los individuos de vuestras razas mundiales. A pesar de este obstáculo, parecería que vosotros debierais ser capaces de concordar en la desconfraternización biológica de vuestras cepas más marcadamente ineptas, defectuosas, degeneradas y antisociales.
Traducción alternativa:
585,4 Estas seis razas evolutivas están destinadas a mezclarse
y enaltecerse mediante el cruzamiento con la progenie de los mejoradores
adánicos. Si bien, antes de que se
mezclen estos pueblos, los menos dotados[1] e
inaptos[2]
quedan en gran medida excluidos. El príncipe planetario y el hijo material,
junto con otras autoridades planetarias pertinentes, deciden sobre la aptitud
adaptativa de los linajes reproductores. La dificultad de llevar a cabo, en
Urantia, un programa tan radical se debe a la ausencia de expertos competentes
que decidan sobre la adaptación o inadaptación biológica de los miembros de las
razas de vuestro mundo. A pesar de este
obstáculo, parece que deberíais ser capaces de estar de acuerdo con el
apartamiento biológico[3]
de vuestros linajes más acentuadamente[4]
inaptos, deficientes[5],
en declive degenerativo[6]
y antisociales[7].
[1] En el nivel biológico
del texto, la progenie de Adán se cruzaría con las razas mejor dotadas, con
exclusión de las menos dotadas. En realidad, se trata de una reproducción
selectiva. En el escrito 70 se explican
los resultados de estas medidas en el futuro: “Pero estas medidas solo pueden
dar sus verdaderos frutos en los lejanos milenios del futuro, aunque la
manipulación inteligente, sabia y paciente de estos factores aceleradores del
progreso cultural producirá inmediatamente muchas mejoras sociales. La religión
es la palanca poderosa que levanta a la civilización por encima del caos, pero
se encuentra impotente sin el punto de apoyo de una mente sana y normal, que
descanse firmemente sobre una herencia sana y normal” (793,10). Vemos la
importancia de la herencia “sana y normal” como base del desarrollo de la
religión.
[2] Las expresiones apto,
no apto o inapto y, en general, de aptitud o capacidad adaptativa, al igual que
adecuación, adaptación o eficacia biológica constituyen conceptos primordiales
en la teoría de la evolución; se usa en los modelos de genética de poblaciones.
La adecuación o adaptación es el proceso a través del cual los organismos mejor
adaptados o dotados desplazan a los menos adaptados mediante la acumulación
lenta de cambios genéticos favorables en la población a lo largo de las
generaciones. Esta adaptación no solamente es biológica sino también de tipo conductual o de comportamiento. En
general, se puede afirmar que la adecuación o adaptación solamente se puede
medir con una variable: el éxito reproductivo. La falta de adaptación de una
raza o estirpe lleva a la extinción. En biología y ecología, extinción es la
desaparición de todos los miembros de una especie.
[3] Sobre la exclusión
biológica a la que antes aludí. En nuestro planeta se malogró el plan de Adán y
no se llegó al culmen biológico que nos hiciera más receptivos al espíritu. En
un escrito anterior se explican las circunstancias: “Los mortales de Urantia se
ven obligados a experimentar esa manifiesta lucha entre el espíritu y la carne
debido a que sus antepasados remotos no fueron completamente adanizados durante
la misión de Adán. Según el plan divino, las razas mortales de Urantia deberían
haber gozado de forma natural de una disposición física de mayor receptividad
al espíritu” (382,4-5).
[4] Es necesario recalcar
que estos linajes tienen un altísimo grado de ineptitud, deficiencia,
decadencia, etc.
[5] Parece referirse a
portadores de genes defectuosos (desfavorables o deficientes) o anomalías
genéticas causante de un gran número de enfermedades genéticas como el síndrome
de Down, el síndrome de Turner, la fibrosis quística, la distrofia muscular o
la hemofilia. El termino se repite distintas veces en el libro.
[6] Este concepto, que se
repite con frecuencia como adjetivo y sustantivo en el libro, hace alusión a la
decadencia degenerativa, al declive de razas, estirpes o personas, lo que
denota un deterioro principalmente biológico o físico de los seres humanos (Ver
596,7). La endogamia tiene mucho que ver con este declive (Ver 918,1 y ss. y
920,1). Aunque no se indica expresamente, puede deberse tanto a factores
externos (Ver 848,6) en el que se explica la importancia de un buen entorno
para favorecer una buena herencia biológica) como al empobrecimiento o
decaimiento genético, que conllevaría una menor resistencia a las enfermedades
(Ver la relación entre decaimiento biológico y enfermedad: 596,7; 626.10). Relacionado con estos conceptos,
Sadler escribió Race decadence: an
examination of the causes of racial degeneracy in the United States (1922):
https://archive.org/details/racedecadenceexa00sadliala. En este libro, Sadler
distingue entre decadencia física y deterioro mental.
[7] El libro pone como
ejemplo de rasgos antisociales a pueblos primitivos como los pigmeos y los bosquimanos: “Entre estos
pueblos atrasados se puede observar algo de la antigua hostilidad tribal, la
desconfianza personal y otros rasgos extremadamente antisociales tan
característicos de todas las razas primitivas” (764,2). En general, estos
rasgos antisociales también se pueden trasplantar a nuestra época. Hoy en día a
estos trastornos antisociales se les llama “sociopatía”, en referencia a serios
trastornos antisociales de la personalidad. Estas personas parecen actuar fuera
de toda moralidad, inteligencia sana y espiritualidad. Ver también párrafo
647,5.
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