Con Ezequiel tenemos una descripción de los serafines, transporte, salida, sus alas de fricción, tonalidad, luz envolvente, etc, que coincide en muchos sentidos con la que se hace en el LU. ABAJO están los párrafos del LU.
1. VOCACIÓN DE EZEQUIEL (1.1--3.27)
1 La visión de la gloria divina
1 Aconteció en el año treinta,b en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en
medio de los cautivos, junto al río Quebar,c los cielos se
abrierond y vi visiones de Dios. 2 En
el quinto año de la deportación del rey Joaquín,e a los
cinco días del mes, 3 vino palabra de Jehová al sacerdote
Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar. Vino
allí sobre él la mano de Jehová.f
4 Miré, y vi que venía del norte un viento
huracanado y una gran nube, con un fuego envolvente, y
alrededor de él un resplandor.h En medio del fuego algo
semejante al bronce refulgente; 5 y en medio de todo vi la
figura de cuatro seres vivientes. Esta era su apariencia: había en ellos un
parecido a seres humanos. 6 Cada uno tenía cuatro caras y
cuatro alas. 7 Sus piernas eran rectas, y la planta de sus
pies como pezuñas de becerro que centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
8 Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos
humanas. Sus caras y sus alas estaban por los cuatro lados. 9 Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando
andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante. 10 El aspecto de sus caras era como una cara de hombre y una cara
de león al lado derecho de los cuatro, y como una cara de buey a la izquierda de
los cuatro. Además los cuatro tenían una cara de águila.i
11 Así eran sus caras.j Cada uno
tenía dos alas extendidas por encima, las cuales se tocaban entre sí, y con las
otras dos cubrían sus cuerpos. 12 Cada uno caminaba derecho
hacia adelante; hacia donde el espíritu los llevaba, ellos iban, y no se volvían
al andar. 13 En cuanto a la semejanza de los seres
vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos. Parecían
antorchask encendidas que se movían entre los seres
vivientes. El fuego resplandecía, y de él salían relámpagos. 14 Los seres vivientes corrían y regresaban a semejanza de
relámpagos.l
15 Mientras yo miraba los seres vivientes, he
aquí una rueda sobre el suelo, junto a los seres vivientes, a los cuatro lados.
16 El aspecto de las ruedas y su estructura era semejante
al color del crisólito. Las cuatro tenían un mismo aspecto; su apariencia y su
estructura eran como una rueda metida en otra. 17 Cuando
andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían al andar. 18 Sus llantas eran altas y espantosas, y llenas de ojosm alrededor en las cuatro. 19 Cuando los
seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres
vivientes se elevaban de la tierra, las ruedas se elevaban. 20 Hacia donde el espíritu las llevaba, ellas iban; hacia donde
las llevaba el espíritu, las ruedas también se elevaban tras ellos, porque el
espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 21 Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se
detenían, se detenían ellas. Asimismo, cuando se elevaban de la tierra, las
ruedas se elevaban tras ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba
en las ruedas.n
22 Sobre las cabezas de los seres vivientes
había como una bóveda a manera de cristal maravilloso, extendido por encima de
sus cabezas.ñ 23 Y debajo de la
bóveda, las alas de ellos estaban derechas, extendiéndose la una hacia la otra.
Cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo. 24 Oí el
sonido de sus alas cuando andaban. Era como el sonido de muchas aguas,o como la voz del Omnipotente,p como el
ruido de una muchedumbre, como el ruido de un ejército. Cuando se detenían,
bajaban sus alas. 25 Y cuando se detenían y bajaban sus
alas, se oía una voz de encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas. 26 Sobre la bóveda que estaba sobre sus cabezas se veía la figura
de un trono que parecía de piedra de zafiro,q y sobre la
figura del trono había una semejanza, como de un hombre sentado en él.r 27 Y vi una apariencia como de bronce
refulgente, como una apariencia de un fuego dentro de ella en derredor, desde la
parte de sus caderas hacia arriba; y desde sus caderas hacia abajo, vi que
parecía como fuegos y que tenía un resplandor alrededor.
28 Como el aspecto del arco iris que está en las nubes en
día de lluvia, así era el aspecto del resplandor alrededor.
Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová.t Cuando la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno
que hablaba.
10
La gloria de Dios abandona el Templo
1 Miré, y vi que sobre la bóveda que estaba
sobre la cabeza de los querubinesa había como una piedra
de zafiro, que tenía el aspecto de un trono que apareció sobre ellos.b 2 Habló al hombre vestido de lino, y le
dijo: «Entra en medio de las ruedasc debajo de los
querubines, llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines y
espárcelos sobre la ciudad».d Y entró a vista mía.
3 Los querubines estaban a la mano derecha de
la casa cuando este hombre entró; y la nube llenaba el atrio de adentro. 4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín
hacia el umbral de la puerta; la casa se llenó de la nube y el atrio se llenó
del resplandor de la gloria de Jehová.e 5 Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el
atrio de afuera, como la voz del Dios omnipotente cuando habla.
6 Aconteció, pues, que al mandar al hombre
vestido de lino, diciendo: «Toma fuego de entre las ruedas, de entre los
querubines», él entró y se detuvo entre las ruedas. 7 Un
querubín extendió su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba
entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino,
el cual lo tomó y salió. 8 Y apareció en los querubines la
figura de una mano de hombre debajo de sus alas.
9 Miré, y vi cuatro ruedas junto a los
querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como
de crisólito. 10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran
de una misma estructura, como si estuviera una en medio de otra. 11 Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se
volvían cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en pos de
ella iban; no se volvían cuando andaban. 12 Todo su cuerpo,
sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas, todo estaba lleno de ojosf alrededor de sus cuatro ruedas.g 13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: «¡Rueda!».h 14 Cada uno tenía cuatro caras: la
primera era un rostro de querubín,i y la segunda, de
hombre; la tercera era una cara de león, y la cuarta una cara de águila.j
15 Se elevaron los querubines; este es el ser
viviente que vi en el río Quebar.k 16 Cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con
ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para elevarse de la tierra, las
ruedas tampoco se separaban de ellos. 17 Cuando se detenían
ellos, ellas se detenían, y cuando ellos se elevaban, se elevaban con ellos;
porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas.
18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de
sobre el umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. 19 Y alzando los querubines sus alas, se elevaron de la tierra
ante mis ojos. Cuando ellos salieron, también las ruedas se elevaron al lado de
ellos, y se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová;
y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos.
20 Estos eran los mismos seres vivientes que
vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar,l y me di
cuenta de que eran querubines. 21 Cada uno tenía cuatro
caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos humanas debajo de sus alas.
22 La semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi
junto al río Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho
hacia adelante.
LIBRO DE URANTIA
438,5 La idea equivocada
de que los ángeles poseen alas[i] no
proviene totalmente de nociones antiguas de que debían tener alas para poder
volar por el aire. A los seres humanos algunas veces se les ha permitido
observar a los serafines cuando se les está preparando para realizar su servicio
de transporte[ii], y los relatos de estas
experiencias han dado pie en gran parte a la idea que se tiene en Urantia de
los ángeles. Al observarlos así, en preparación para acoger a un pasajero para
su traslado interplanetario, es posible que se vea lo que son aparentemente conjuntos
dobles de alas que se extienden desde la cabeza hasta los pies del ángel[iii].
En realidad estas alas son aislantes de la energía: escudos contra la fricción.
438,6 Cuando los seres celestiales se trasladan de un mundo a
otro en un serafín, se les lleva a la sede de la esfera y, tras identificarse de
forma conveniente, se les induce al sueño de tránsito. Entretanto,
el serafín de transporte se coloca en posición horizontal justo por encima del
polo energético del universo relativo al planeta. Mientras los escudos de
energía están completamente abiertos, los asistentes seráficos, en el ejercicio
de sus funciones, colocan hábilmente a la persona dormida directamente encima
del ángel transportador. Entonces, los dos pares de escudos, tanto los superiores
como los inferiores, se cierran y se ajustan cuidadosamente.
438,7 Tras ello, bajo la
acción de los transformadores y de los transmisores,
comienza una extraña metamorfosis a medida que el serafín se dispone a
desplazarse hacia las corrientes energéticas de las vías circulatorias del universo. En su apariencia exterior, el
serafín se alarga en ambos extremos y se cubre en tal grado de una rara luz de tonalidad
ámbar que muy pronto se hace imposible percibir a la persona que viaja en él[vi]. Cuando
todo está preparado para la salida, el jefe de transportes realiza la apropiada
inspección de este medio de conducción de la vida, lleva a cabo las pruebas rutinarias
para determinar si el ángel está adecuadamente conectado a las vías
circulatorias y, a continuación, anuncia que el viajero está debidamente envuelto
en el serafín, que las energías están reguladas, que el ángel está aislado de
la fricción y que todo está listo para su destellante partida.[vii] Dos
de los controladores mecánicos ocupan luego sus puestos. Para entonces, el serafín de transporte ha adquirido
una silueta casi transparente, vibrante, como la forma de un torpedo de refulgente
luminosidad. En este momento, el expedidor
de transportes del mundo convoca a los grupos auxiliares de transmisores de
energía viva, generalmente mil de ellos; al anunciar el destino del transporte,
toca el punto más cercano del vehículo seráfico, que sale disparado veloz como
relámpago, dejando una estela de luminosidad[ix]
celestial hasta donde se extiende la capa atmosférica planetaria. En menos de
diez minutos este maravilloso espectáculo se desvanece incluso ante la
grandiosa visión de los serafines.
[i] Éx 25,20; Is 6,2.
[ii] Ez 1,19-21; 10,17.
[iii] Ez 1,6,11,23; 10,2; 10,5
[vi] Ez 1,4,14,22,27;10,2,9.
[vii] Ez 1,12-14,19-24; 10,15-19. Los transformadores de la
energía son los inspectores planetarios de la partida de todos los transportes
seráficos (326,5).
[ix] Ez 1,4,13.
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