domingo, 15 de octubre de 2017

LA FUNDACIÓN URANTIA Y MI MONUMENTAL ENFADO "GENÉTICO"




Cuando uno analiza el desatino de la traducción literal para las Américas no solamente en el sensible ámbito eugénico (con términos como “eliminar”, “degenerados”, “inservibles”, “defectuosos”, “ineptos”, “inadecuados”, y un largo etc.) como se demuestra por algunas entradas en este blog,





sino también en la traducción en general, avalada por las más casi 900 entradas de este blog, y las consecuencias ya poco enmendables que ha originado de la grave acusación de nazismo por esta funesta traducción literal de algunos términos:  



y lee cosas como estas:

Año 1983

   La Fundación de Urantia después de recolectar fondos para la traducción al español escogió entre varias compañías traductoras en Nueva York, a Euroamerican Company y se oficializó la traducción organizada por la Fundación de Urantia. El grupo Colombiano original, trabajo con empeño durante cinco o más años logrando hacer una parte considerable de la traducción del libro, pero la Fundación de Urantia determinó no hacer uso de esa traducción puesto que sólo debía hacerse dentro de los Estados Unidos por seguridad legal. Una vez que la Fundación de Urantia inició el proceso de selección del traductor, escogió a Douglas Fraser promotor inicial en Colombia quien ha vivido en Houston y a Richard Prince quienes trabajaron arduamente en calificar y controlar la fidelidad de traducción de Euroamerican Company para que no se distorsionara la interpretación de la traducción. Ellos integraron un comité con el presidente de la Fundación de Urantia de esa época Martin Myers. Nosotros en Bogotá, contribuimos en el proceso aportando conceptos sobre la traducción de Euroamerican Company. Nos fueron consultadas las traducciones de muchas palabras nuevas expresadas en El Libro de Urantia y las traducciones de algunos documentos.


me llevan a esa indignación monumental. ¿Cómo pudieron rechazar una traducción del libro hecha por LECTORES de lengua hispana porque ponía en riesgo sus “derechos de autor” y  contratar a una compañía de traducción de Nueva York? Es una obviedad decir que esa compañía tendría aun total desconocimiento del libro además de un lógico desapego. Aquello era un negocio por el que cobraron 350.000 dólares, del dinero de los lectores, me imagino.

Estos traductores cometieron miles de errores y trastocaron las enseñanzas del libro en muchos aspectos, pero especialmente en la parte ya de por sí más controvertida como la mejora de las razas. Es decir, por salvaguardar sus derechos de autor –algo no nuevo si uno lee la historia de la Fundación— pusieron en peligro la revelación.  Pero quizás lo peor es que ellos, sin haberse asesorado, requirieron esa misma traducción literal:

 La primera publicación de una traducción al español del LU fue la de 1993. Esa traducción fue realizada por una compañía de traductores profesionales ubicada en Nueva York. La indicación que recibieron de la Fundación Urantia fue que hicieran su trabajo lo más literal posible y fiel a la versión original inglesa, es decir minimizando al máximo cualquier interpretación personal del traductor.


Ya sabemos el desatino que conlleva una traducción literal.

Douglas Fraser, a pesar de su voluntad, no pudo ayudar demasiado a la calidad del libro porque no era nativo sino un norteamericano que hablaba español y Seppo Kanerva que sin saber español pasó el corrector de ortografía automático, mucho menos.


Aquí hay un enlace a la historia del libro en Colombia, de Carlos Zapata:



No niego que en la actualidad esté dando pasos positivos hacia el conocimiento del libro, pero la defensa a ultranza de la traducción de las Américas de ciertos sectores, pasada a muchos grupos que defienden a ciegas su nefasta literalidad, coarta el pleno desarrollo y alcance de las enseñanzas de la Revelación.

La traducción sevillana con algunos aciertos, pero no menos defectuosa en muchos aspectos, realizada por una persona con escasos conocimientos de inglés, merece un capitulo aparte...


En fin: una política de traducciones, movida por la protección del copyright, que nos ha llevado a lo que ya veis: no se puede confiar en las traducciones "oficiales", que tanto defienden algunas personas por, lamento decirlo, más que cierta ignorancia.  



Un lector muy indignado.



Ángel F. Sánchez Escobar





   








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